Coronavirus

La batalla contra el Covid-19

Minutos de silencio por la enfermera fallecida por Covid-19 en el País Vasco
Trabajadores de Osakidetza (servicio vasco de salud) del Hospital de Galdakao aplauden en recuerdo a la enfermera de 52 años fallecida por Covid-19 donde desarrollaba su labor profesional en la sexta planta.H.BilbaoEuropa Press

Vivimos la mayor emergencia sanitaria y social de la historia de la Democracia y en la batalla contra el coronavirus ha habido, hay y habrá errores y aciertos. Las 307.000 enfermeras y enfermeros españoles llevan muchos días luchando sin descanso. Todos los profesionales sanitarios, con las enfermeras en primera línea, son nuestro ejército frente a esta amenaza invisible. Pero a nadie se le ocurriría mandar a la guerra a soldados desarmados. Sin embargo, los enfermeros están llegando a trabajar sin equipos de protección individual (EPI), sin mascarillas, llegando a reutilizar material desechable o a compartirlo entre varios compañeros. Si los sanitarios enferman, los pacientes mueren. En esta crisis resulta más crucial que nunca cuidar al cuidador. La falta de seguridad y equipamiento está afectando a miles de profesionales, por eso hacemos un llamamiento urgente y prioritario doten a todos los centros de los equipos de protección individual necesarios, y que todos los profesionales sanitarios trabajen con seguridad.

Por otra parte, España cuenta con un número insuficiente de enfermeras con respecto a la media europea y eso es algo que saben -porque se lo hemos trasladado durante años- los Gobiernos de ahora y los que les precedieron, de todo signo y matiz político. Sabían que no se aprovechaban al completo de las enfermeras especialistas y no desarrollaban en sus CC AA las especialidades de Enfermería -definidas desde el 2005-, que muchas tenían que emigrar o tenían condiciones laborales precarias… Ahora mismo no debemos pensar en eso, pero lo cierto es que no nos enfrentamos a la pandemia en las mismas condiciones que cualquier otro país desarrollado de nuestro entorno.

Pero el esfuerzo sobrehumano de las enfermeras no va a decaer nunca, incluso mermados en su número, que no en sus capacidades. Sin pedir nada a cambio, sin horarios, sin escatimar esfuerzos y sin los medios de protección adecuados siguen al pie de la cama en los hospitales, peleando por cada paciente hasta el final y poniendo en juego su propia salud.

Entre todos vamos a vencer esta pandemia, con los sacrificios de la sociedad y el pesar por las muertes. Las 307.000 enfermeras agradecen los aplausos, pero sólo pedimos que cuando todo esto pase, que pasará, los políticos y gestores no olviden cómo se entregaron a la lucha contra el agente infeccioso que ha puesto en jaque a la Humanidad entera.