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Desescalada

¿Volveremos a los gimnasios?

Después de más de dos mes entrenando en casa, de haber adquirido material para ello y estar adaptados a la variada oferta que se plantea desde muchas plataformas digitales, los centros deportivos temen perder a muchos de sus socios cuando puedan re- abrir.

La industria del fitness mira al futuro con poca esperanza. Y es lógico. En España, para volver a un gimnasio estándar (cuyas instalaciones no sean al aire libre y cuyas actividades impliquen contacto físico), habrá que esperar a la fase 3 de la desescalada, en la que estos centros podrán abrir sin usar los vestuarios, con un tercio del aforo y manteniendo la distancia de seguridad. Pero para entonces, además de poder salir a la calle a correr y caminar en las siete horas en las que se permite al día, llevaremos un mes más entrenando por nuestra cuenta, en casa y con un amplio y variado programa de entrenamientos a través de la pantalla. Y estaremos casi en junio, en el inicio de la temporada de verano, que es en la que menos acudimos al gimnasio. Parecen demasiadas complicaciones para un sector que había tenido una lenta recuperación desde la crisis de 2008, y que en Europa, está liderado por cadenas low cost.

Gimnasios boutique

En otro “frente” están los llamados gimnasios boutique, esos centros pequeños y mayoritariamente exclusivos que han proliferado en los últimos años en los barrios más cool de las grandes ciudades. Un concepto made in USA que tiene su centro neurálgico en La Gran Manzana.

Nueva York, junto con Los Ángeles, es la cuna de la cultura fitness norteamericana, que siempre se ha exportado con éxito a Europa. En Manhattan, por ejemplo, la densidad de gimnasios boutique experimentó un boom en los últimos cinco años. En su mayoría, se trata de centros deportivos pequeños y coquetos donde se realizan mayoritariamente actividades programadas y entrenamientos personales, y que están estratégicamente situados al lado de oficinas y centros de negocios. En ellos, los entrenadores son verdaderos gurús, a los que siguen clientes devotos, ávidos de probar las últimas novedades fitness:soul cycle, hot yoga (o bikram yoga), ripped fit , entre otras, en sus descansos para comer o a la salida del trabajo.

Ahora, Nueva York es la cuidad que ha convertido a EE.UU en el epicentro de la pandemia, y en la que, según las cifras oficiales, cerca del 20% de la población ha dado positivo en los test de anticuerpos de Covid-19. Allí es donde la industria del fitness había experimentado un crecimiento mayor, sumando un total de 2,100 clubes de salud y dando trabajo a más de 86,000 trabajadores, según The International Health, Racquet & Sportsclub Association (IHRSA).

Desde esta entidad se muestra una gran preocupación porque su sector, que generaba tres billones de dólares al año, pueda volver a ser el mismo cuando se puedan re-abrir los centros. Las preguntas que se plantean son similares a las que valoran los CEOS y dueños de negocios relacionados con el fitness y el wellness en España y muchos otros piases: ¿recuperaremos a los clientes? ¿estarán dispuestos a volver a invertir su dinero en nuestras instalaciones, instructores, clases y entrenamientos? ¿o no se sentirán seguros para volver hasta que no haya una vacuna?

El aburrimiento y la falta de progreso, una esperanza

Para los entrenadores, aunque las rutinas y clases a través de directos en plataformas digitales como Instagram TV, You Tube o Zoom, entre otras, estén siendo efectivas y beneficiosas para mucha gente, hay un momento en el que se necesita avanzar más. “Dudo que los clientes puedan estar dos meses más entrenando a través de una pantalla, aun en el caso de clases particulares y rutinas personalizadas, en las que obviamente la implicación de ambas partes es mayor, se pueden pueden hacer correcciones sobre la técnica y hay menos riesgo de pérdida de interés”, señala uno de los responsables de IHRSA. “Las personas que acuden regularmente a un club deportivo no lo hacen solo por hacer ejercicio o por socializar. Es algo mucho más grande. Es un estilo de vida, una manera de reafirmar su compromiso con la vida saludable, a diario, dedicando tiempo a cuidarse. La atmósfera de motivación que se vive en un gimnasio no se experimenta en casa, ni entrenando en solitario. No creo que nuestros clientes vayan a renunciar a ello cuando puedan volver".

Es pronto para saber cómo se comportaran los clientes cuando llegue el momento de demostrar su fidelidad: si podrán permitírselo, si cambiarán a una cadena más económica, si optarán por darse de baja y seguirán haciendo ejercicio por su cuenta o si se lo replantearán después del verano. Pero lo que si tiene claro el sector es que la calidad y variedad de oferta on line que hayan desarrollado como alternativa durante esta crisis, influirá positivamente en su decisión.