Bienestar
Confirman los beneficios saludables del mindfulness
Esta práctica de atención plena reduce la ansiedad, la depresión y el estrés
En plena pandemia de la Covid-19 resulta necesario, casi imprescindible, saber controlar la ansiedad por la incertidumbre de estos meses. Y es en este escenario en el que se ha puesto cada vez más de moda el denominado mindfulness o atención plena, una tendencia que, bien usada, puede resultar muy beneficiosa para la salud. De hecho, los cursos de mindfulness pueden reducir la ansiedad, la depresión y el estrés y aumentar el bienestar mental en la mayoría de los entornos no clínicos, pero no en todos, según un informe publicado hoy en PLOS Medicine, por un equipo de investigadores del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge.
La atención plena se define típicamente como “la conciencia que surge al prestar atención a propósito, en el momento presente y sin juzgar el desarrollo de la experiencia momento a momento”. Se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años como una forma de aumentar el bienestar y reducir los niveles de estrés. En el Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud ofrece terapias basadas en la atención plena para ayudar a tratar problemas de salud mental como la depresión y los pensamientos suicidas. Sin embargo, la mayoría de las personas que practican la atención plena aprenden sus habilidades en entornos comunitarios como universidades, lugares de trabajo o cursos privados. Los programas basados en la atención plena se promueven con frecuencia como la herramienta universal de referencia para reducir el estrés y aumentar el bienestar, accesible para cualquier persona, en cualquier lugar.
Se han realizado muchos ensayos controlados aleatorios (ECA) en todo el mundo para evaluar si el entrenamiento de atención plena en persona puede mejorar la salud mental y el bienestar, pero los resultados a menudo son variados. Este nuevo enfoque ha permitido a los investigadores reunir estudios existentes, y a menudo contradictorios o con poca potencia, para proporcionar conclusiones más sólidas.
En concreto, el equipo identificó 136 ECA sobre el entrenamiento de la atención plena para la promoción de la salud mental en entornos comunitarios. Estos ensayos incluyeron 11.605 participantes de entre 18 y 73 años de 29 países, más de las tres cuartas partes (77%) de los cuales eran mujeres. Los investigadores encontraron que en la mayoría de los entornos comunitarios, en comparación con no hacer nada, la atención plena reduce la ansiedad, la depresión y el estrés y aumenta el bienestar. Sin embargo, los datos sugirieron que en más de uno de cada 20 escenarios de ensayos, los programas basados en la atención plena pueden no mejorar la ansiedad y la depresión.
La Dra. Julieta Galante, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, primera autora del informe, asegura que “para la persona y el entorno promedio, practicar la atención plena parece ser mejor que no hacer nada para mejorar nuestra salud mental, particularmente cuando se trata de depresión, ansiedad y angustia psicológica, pero no debemos asumir que funciona para todos, en todas partes. La capacitación en mindfulness en la comunidad debe implementarse con cuidado. Los cursos comunitarios de mindfulness deben ser solo una opción entre otras, y la gama de efectos debe investigarse a medida que los cursos se implementan en nuevos entornos. Los cursos que funcionan mejor pueden ser aquellos destinados a personas que están más estresadas o en situaciones estresantes, por ejemplo, los trabajadores de la salud, ya que parecen ver el mayor beneficio“.
Los investigadores advierten que los ECA en este campo tienden a ser de mala calidad, por lo que los resultados combinados pueden no representar los efectos reales. Por ejemplo, muchos participantes dejaron de asistir a cursos de mindfulness y no se les preguntó por qué, por lo que no están representados en los resultados. Cuando los investigadores repitieron los análisis, incluidos solo los estudios de mayor calidad, la atención plena solo mostró efectos sobre el estrés, no sobre el bienestar, la depresión o la ansiedad.
En comparación con otras prácticas para “sentirse bien” como el ejercicio, la atención plena no fue ni mejor ni peor. El profesor Peter Jones, también del Departamento de Psiquiatría de Cambridge y autor principal, asegura que “si bien la atención plena es a menudo mejor que no tomar ninguna medida, descubrimos que puede haber otras formas efectivas de mejorar nuestra salud mental y nuestro bienestar, como el ejercicio. En muchos casos, estas pueden resultar alternativas más adecuadas si son más eficaces, culturalmente más aceptables o más factibles o rentables de implementar. La buena noticia es que ahora hay más opciones“.
Los investigadores confirman que la variabilidad en el éxito de los diferentes programas basados en la atención plena identificados entre los ECA puede deberse a varias razones, que incluyen cómo, dónde y quién los implementa, así como a quién están dirigidos. Las técnicas y los marcos que se enseñan en mindfulness tienen antecedentes ricos y diversos, desde la psicología y la meditación budistas tempranas hasta la neurociencia cognitiva y la medicina participativa; se puede esperar que la interacción entre todos estos factores diferentes influya en la eficacia de un programa. La cantidad de cursos de atención plena on-line ha aumentado rápidamente, acelerada aún más por la pandemia de Covid-19. Aunque esta revisión no ha analizado los cursos on-line, los estudios sugieren que estos pueden ser tan efectivos como los presenciales, a pesar de que la mayoría carece de interacciones con el maestro y los compañeros. El Dr. Galante concluye: “Si los efectos de los cursos de atención plena on-line varían tanto según el entorno como sus contrapartes fuera de línea, entonces la falta de apoyo humano que ofrecen podría causar problemas potenciales. Necesitamos más investigación antes de poder confiar en su efectividad y la seguridad.”
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