Sanidad

La envenenada herencia de Illa con la que Darias tendrá que lidiar

El equipo con el que la abogada va a tener que lidiar la crisis sanitaria es malo de solemnidad

La nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias (i) y el anterior titular de ese departamento y actual candidato del PSC a las elecciones catalanas, Salvador Illa (d)
La nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias (i) y el anterior titular de ese departamento y actual candidato del PSC a las elecciones catalanas, Salvador Illa (d)EUROPA PRESS/J. Hellín. POOLEuropa Press

Salvador Illa ha legado a Carolina Darias una herencia envenenada. El equipo con el que la abogada va a tener que lidiar la mayor crisis de salud pública de los últimos cien años es malo de solemnidad. Básicamente, se trata del mismo que recibió Illa de María Luisa Carcedo y que no se atrevió a retocar al estallarle la pandemia a las pocas semanas de aterrizar en el cargo. De los que había en enero de 2020 sólo dos han caído, el secretario general, Faustino Blanco, con el que el catalán no tenía sintonía, y al que sustituyó por Silvia Calzón elevando su rango al de secretaria de Estado, y Rodrigo Gutiérrez. Las huelgas médicas y el enfado con él de todos las profesiones sanitarias desencadenaron su salida y su sustitución por un clínico con amplia experiencia gestora al frente de la Dirección General de Ordenación Profesional: Vicenç Martínez.

De los que quedan, sólo se salva de la quema la directora de la Agencia del Medicamento, María Jesús Lamas, que en estos meses ha demostrado profesionalidad por encima de sectarismos, al margen de los lógicos errores cometidos. El resto, son prescindibles, empezando por Patricia Lacruz, la directora general de Farmacia a la que la industria farmacéutica y sus subordinados no pueden ver ni en pintura, y que protagonizó la compra fallida de test en la primera ola. Tampoco pueden seguir más la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, desaparecida en toda la crisis, y su subalterno Fernando Simón, muy mal visto ya en el Ministerio hasta por los funcionarios socialistas. También debe salir Alfonso Jiménez Palacios, director del Ingesa y protagonista de numerosas compras sospechosas. Hace un año se quería jubilar.