Rehabilitación
Cómo seguir haciendo ejercicio en condiciones adversas
Los enfermos respiratorios y cardiacos no deben dejar la actividad física, aseguran los expertos en rehabilitación
Es importante que los enfermos respiratorios hagan ejercicio de forma regular ya que les ayuda a mejorar su capacidad funcional y su condición física. La mayoría presenta disnea, por lo que seguir un programa de ejercicio físico contribuye a que tengan menor sensación de ahogo. Lo mismo sucede con los enfermos cardíacos, pues también suelen presentar una capacidad de esfuerzo reducida, lo que les provoca que se fatiguen de forma precoz. Realizar deporte hace que se sienten mejor y sean más activos, les ayuda a tener más calidad de vida y menos problemas de ansiedad y depresión. Es por ello que la Sociedad Española de Rehabilitación Cardiorrespiratoria (Sorecar), recomienda a estos pacientes que consideren el ejercicio físico como una pastilla más.
Y es que dejar de hacerlo «conlleva perder los beneficios que se consiguen con una pauta regular de ejercicio como son tener más resistencia al esfuerzo, menor fatiga y mayor fuerza muscular entre otras –asegura Alba Gómez, presidenta de Sorecar– . En global hay una pérdida progresiva de la condición física ligada al desentreno, lo que tiene implicación directa en actividades de su vida diaria como podría ser que aumente la fatiga cuando van a realizar la compra, al tender la ropa, o mayor sensación de ahogo al subir cuestas y escaleras. Y lo peor de todo, que aumente el sedentarismo».
El ejercicio terapéutico es una parte clave del tratamiento de estos enfermos crónicos. Es medicinal pero, para ello, debe ser pautado dentro de los programas de rehabilitación. «Todos los pacientes que han sufrido un problema cardíaco (infarto, cirugía cardíaca, etc.) o con discapacidad de origen respiratorio (por ejemplo, EPOC), deben ser remitidos a un programa de rehabilitación cardíaca o respiratorio respectivamente. En estos programas multidisciplinares, además del abordaje emocional y educación en salud (dieta, manejo de factores de riesgo), se pautan unos niveles de actividad y ejercicio aeróbico y de fuerza adaptados a cada persona por parte del médico rehabilitador, quien para ello realiza una valoración integral del paciente a través de la historia clínica, exploración neuro ortopédica y valoración de pruebas complementarias, siendo una prescripción médica supervisada y, por tanto, segura, evitando lesiones o nuevos eventos y mejorando su salud a largo plazo. Además, habitualmente están incluidos en la cartera de los servicios de Medicina Física y Rehabilitación hospitalarios», cuenta Marta Supervía, especialista en Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Precauciones
El problema es que la pandemia, por una parte, y la llegada de Filomena, por otra, ha complicado la práctica de estas rutinas a muchos de estos enfermos. En relación a la seguridad en el contexto de la Covid-19, Supervía aconseja «a la población en general hacer ejercicio en casa o en la calle, evitando siempre espacios cerrados que no garantizan una calidad de aire adecuada a través de ventilación o purificación de aire y evitando actividades en grupo». Respecto a las bajas temperaturas por frío, lluvia, viento o nieve, pueden hacer que el ejercicio sea más difícil, pero además «el clima frío hace que las arterias se contraigan, aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y con ello, el riesgo de problemas cardíacos. Es por eso que recomendamos, si es posible, realizar ejercicio en casa», prosigue la experta.
Pero tomando una serie de precauciones también se puede hacer en el exterior. Así, «si una persona prefiere ejercitarse al aire libre aun cuando hace frío, debe consultar el servicio meteorológico y no hacerlo si la sensación térmica es menor a -10ºC; mantenerse abrigado, pues hace que el ejercicio se sienta más cómodo, además de mantener las arterias más abiertas para permitir que la sangre fluya al corazón y músculos. La capa de ropa en contacto con la piel debe ser de material transpirable, “dry-fit”, como el poliéster o una camiseta mezcla de lana y algodón. Es importante llevar un gorro para ayudar a mantener la temperatura corporal; cubrir la boca y la nariz con una bufanda, para calentar el aire que se respira y retirar una capa de ropa si sienten mucho calor, y usar calzado cómodo, con dibujo en la suela, bien adaptado y liviano para ejercitarse al aire libre», puntualiza Supervía.
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