Pandemia

“Estuve un mes ingresado por la Covid-19. Creí que no iba a poder conocer a mi nieta”

Mariano, paciente con leucemia, explica a A tu salud, su estancia en el hospital por el coronavirus. “Recuerdo un día en el que me encontré muy pero que muy mal. No sabría explicarte la sensación de ahogo que tenía. Me entubaron y pensé esto (mi vida) se acaba aquí”

Mariano Soto, paciente con leucemia que se ha recuperado de la Covid-19
Mariano Soto, paciente con leucemia que se ha recuperado de la Covid-19Miquel GonzálezShooting

A Mariano Soto le diagnosticaron leucemia linfocítica crónica en unas analíticas rutinarias. “Al principio era leve y no tuve ningún tratamiento. Al año siguiente me extirparon un melanoma porque era cancerígeno. Y en 2014 detectaron que tenía afectaciones pulmonares y estuve dos años recibiendo ciclos de quimioterapia. La parte del pulmón fue bien, pero la leucemia había ido a más por lo que le volvieron a someter a quimioterapia, pero “al año siguiente se complicó”. Le cambiaron de tratamiento y todo fue bien hasta que a mediados de 2019 “empecé a tener afectaciones cutáneas”. Debido a esa reacción, su doctora le dijo que dejara temporalmente el tratamiento. Lo retoma y en enero de 2020 le vuelven los problemas en la piel. Tiempo después llega la pandemia. Dos días antes de que el Gobierno decretase el Estado de Alarma, Mariano, de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), fue a la escuela de música. “Toco la guitarra, aprendo solfeo y canto aunque sea mayor, es algo que siempre me ha gustado”.

“Teníamos un ensayo general para el concierto de navidades”. No sabe si se pudo contagiar allí o en el supermercado “porque ese mismo día fui a comprar sin mascarilla y sin ninguna protección”. Por aquella época era prácticamente imposible conseguir una mascarilla en las farmacias, y además, cabe recordar que en aquel momento eran para nuestro Gobierno “innecesarias” e incluso “contraproducentes”, dos meses después ya eran esenciales. “El 19 empecé a tener fiebre. Mi mujer en cambio, lo pasó de forma asintomática. El 27 o el 29 recuerdo que ingrese en el Hospital Mútua Terrasa porque estaba fatal. Tenía fiebre y afectaciones pulmonares. Mis pulmones estaban afectados al 75% y presentaba un nivel de oxígeno en sangre muy bajo”.

A Mariano le fue a buscar una ambulancia a casa y hoy, por suerte, puede contar cómo vivió aquel mes que estuvo ingresado por la Covid. “Recuerdo sobre todo la soledad y la sensación de no saber lo que ocurría”, pese a todo el bullicio que había.

Se llevó el móvil por lo que pudo hacer videollamadas con su familia, aunque “me ahogaba mucho. Iba siempre con el oxígeno”. “Recuerdo un día en el que me encontré muy pero que muy mal. No sabría explicarte la sensación de ahogo que tenía. Me entubaron y pensé esto (mi vida) se acaba aquí. Siempre tuve la sensación de victoria contra la Covid, salvo ese día”.

Durante el mes que estuvo ingresado, Mariano estuvo en una ocasión a punto de irse a casa, tras 15 días ingresado, pero empeoró. Algo que muchos pacientes han sufrido y que hace si cabe que el tiempo transcurra todavía más lento en el hospital “Lo peor para mí fue estar solo. Estábamos dos pacientes por habitación. Tuve compañeros que estuvieron mejor que yo y otros peor, incluso en una ocasión tuve que timbrar para avisar a los sanitarios porque el compañero no podía”. “Sólo pensaba en salir del hospital. Mi hija estaba embarazada” y lo “único que me apenaba era pensar que no iba a llegar a ver a mi nieta”. Por cierto, que hace cuatro meses que nació. “Es lo más bonito”, dice lleno de orgullo este abuelo.

Y hay algo que recuerda con mucho cariño: el trato de los sanitarios. Durante mi estancia mi oncóloga que es, además, del mismo hospital estuvo en todo momento en contacto con los médicos que me atendían por la Covid e incluso me llamaba a mí. También llamaron los doctores a mi mujer”, explica Mariano. “Estoy vivo porque hay médicos y gracias a la Medicina”, afirma sonriente Mariano, que no quiere que se termine la entrevista sin contar una anécdota que le pasó en el hospital: “Yo suelo desayunar pronto con la fresca. Todas las enfermeras fueron unos soles. Un día Carmen, una de las enfermeras, me pregunta, pese a todo el trabajo que tenían, ¿qué tal estás?, ¿te falta algo? Y yo le contesté, tomarme un café espreso por las mañanas. Al día siguiente vino con el café, es la única vez que he llorado en el hospital”. En cuanto a su leucemia, “ni me contagiado más por el tumor ni he sufrido daños superiores. Sigue todo igual que antes de la Covid. Hago revisiones, pero mi leucemia ahora está parada por el efecto de la medicación que perdura, por lo que mi doctora me ha dicho que no me preocupe”.