Cáncer
La maldición de las enfermedades No Covid
La pandemia del Covid-19 está afectando más allá de los pacientes Covid-19. Tan solo en el área oncológica se estima que unos 55.000 pacientes han empezado con demora su tratamiento, por diferentes razones como diagnósticos tardíos por reorientación del servicio sanitario a la atención de la urgencia de la pandemia, entre otros. Desgraciadamente esta circunstancia se traducirá en un incremento de fallecimientos por cáncer.
A pesar de que desde los sistemas sanitarios en las diferentes CC AA se han hecho verdaderos esfuerzos por reorganizar y readaptar la asistencia a la excepcionalidad de la situación para los pacientes oncológicos con el establecimiento de protocolos y utilizando, los medios disponibles como la telemedicina y ajustando los tratamientos, las cifras en torno al cáncer dan escalofríos. Se cree que la pandemia está alejando a los usuarios del sistema sanitario, con lo que el 20% de las personas con cáncer no estarían diagnosticadas; incluso se cree que en determinadas zonas con mucha afectación por Covid las cifras son más elevadas. Un porcentaje de personas en el que se pierde la posibilidad de diagnóstico precoz y con ello se ensombrece el pronóstico.
En España se diagnosticaban cada año 180.000 cánceres; en el Mundo más de 14 millones de casos nuevos. La OMS ha puesto el foco en las enfermedades No Covid como son las oncológicas, donde se habían producido importantes avances en la última década en la esfera de la prevención, diagnóstico precoz y tratamientos, alertando de que la pandemia es una “catástrofe” para la lucha contra el cáncer.
Es necesario intentar recobrar la normalidad en la asistencia de pacientes No Covid-19 cuanto antes. Para la esfera oncológica, pero también para problemas cardiovasculares, respiratorios, enfermedades mentales o salud sexual y reproductiva entre otros. Una vez superado el 2020, ya tenemos a disposición de la ciudadanía la vacuna y conocemos mejor el manejo de la pandemia, con las medidas básicas de salud pública de prevención, incluso restricciones de movilidad y confinamientos, por lo que sería el momento de poner en práctica de manera homogénea y decidida mecanismos y recursos para evitar demoras en el diagnóstico y con ello la pérdida de oportunidades terapéuticas.
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