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Pandemia

Dos estudios confirman que la variante británica no aumenta la gravedad de la Covid-19

Tiene una carga viral más alta, pero no incrementa la enfermedad ni aumenta las posibilidades de sufrir la enfermedad de forma prolongada, según dos investigación publicadas en “The Lancet”

Ciudadanos caminan por una calle londinense
Ciudadanos caminan por una calle londinenseHENRY NICHOLLS

La variante británica B.1.1.7 es más transmisible, pero no aumenta la gravedad de la enfermedad. Esta es la conclusión de dos estudios publicados en “The Lancet Infectious Diseases” y “The Lancet Public Health”. Además, los autores de ambas investigaciones no encontraron evidencia alguna de que las personas contagiadas con esta variante sufran peores síntomas o un mayor riesgo de desarrollar Covid-19 de forma prolongada en comparación con personas infectadas con una cepa diferente. Sin embargo, la carga viral sí es más elevada, lo que se suma a la ya creciente evidencia científica de que esta variante es más transmisible que la primera cepa detectada en Wuhan en diciembre de 2019.

Para llegar a estas conclusiones, se realizaron dos estudios observacionales. El primero con pacientes de hospitales de Londres y el segundo con datos de 37.000 ciudadanos de Reino Unido extraídos a partir de una aplicación Covid-19.

En el caso del primero, se trata de un estudio de secuenciación del genoma completo de pacientes con Covid ingresados en el University College London Hospital y el North Middlesex University Hospital entre el 9 de noviembre y el pasado 20 de diciembre, un momento crítico, ya que fue cuando tanto la variante original como esta nueva circulaban por Londres, cuando el programa de vacunación comenzó y justo antes de que tuviera lugar un aumento significativo de casos a principios de año en el país.

Los autores compararon la gravedad de la enfermedad en pacientes Covid con y sin esta variante británica a partir de la secuenciación de hisopos. El 58% de los pacientes (de un total de 341) tenía la B.1.1.7. Los investigadores no detectaron evidencia de una asociación entre la variante británica y un aumento de la gravedad de la enfermedad: el 36% de pacientes con esta cepa enfermó gravemente o murió en comparación con el 38% de infectados por otras variantes.

Además, los pacientes contagiados con la variante británica tendían a ser más jóvenes. Así, un 55% de ellos tenía menos de 60 años. Los científicos también detectaron que la nueva cepa se propagó más deprisa en grupos de minorías étnicas.

En cuanto al riesgo de defunción, aquellos con esta variante no tenían más probabilidades de perecer, ya que un 16% de los pacientes con la nueva variante que había ingresado en el hospital falleció a los 28 días de enfermar, en comparación con el 17% de pacientes infectados con otras cepas.

Más oxígeno

Eso sí, a más pacientes con la B.1.1.7. se les tuvo que administrar oxígeno (un 44% de los pacientes frente a un 30% de los que enfermaron con otra variante). No obstante, para los autores este factor “no es una medida clara de la gravedad de la enfermedad, ya que los pacientes pueden haber recibido oxígeno por razones no relacionadas con la Covid-19 o como consecuencia de afecciones subyacentes”.

“Nuestro estudio se realizó al mismo tiempo que la B.1.1.7. estaba surgiendo y extendiéndose por Londres y el sur de Inglaterra. El análisis de la variante antes del pico de ingresos hospitalarios y cualquier tensión asociada en el servicio de salud nos brindó una ventana de tiempo crucial para obtener conocimientos esenciales sobre como la B.1.1.7. difiere en cuanto a gravedad o muerte en pacientes hospitalizados de la cepa de la primera ola. Nuestro estudio es el primero en el Reino Unido en utilizar datos de secuenciación del genoma completo generados en tiempo real e integrados en un servicio clínico del NHS”, explica la Dra. Eleni Nastouli, de University College London Hospitals NHS Foundation Trust y UCL Great Ormond Street Institute of Child Health.

En cuanto al otro estudio, se analizaron los datos de 36.920 usuarios de la aplicación Covid Symptom Study que dieron positivo entre el 28 de septiembre y el 27 de diciembre; es decir, 13 semanas completas durante el periodo en el que la variante británica creció notablemente en Londres y sureste y este del país. Los resultados de las pruebas y síntomas se combinaron con datos de vigilancia del Covid-19 UK Genetics Consortium y Public Heatlh England para analizar la proporción regional de esta variante, duración de la enfermedad, síntomas, tases de reinfección y transmisibilidad. Los autores del estudio no encontraron grandes diferencias, salvo un aumento del número de reproducción total, que con la variante británica se incrementó en 1,35 veces. “De manera tranquilizadora, nuestros hallazgos sugieren que, a pesar de que se propaga más fácilmente, la variante no altera el tipo o la duración de los síntomas experimentados y creemos que es probable que las vacunas y las medidas de salud públicas actuales sigan siendo efectivas contra ella”, afirma el Dr. Mark Graham, del King´s College de Londres. “Afortunadamente, la B.1.1.7. también parece ser combatida de manera bastante efectiva por las vacunas existentes”, añade la Dra. Britta Jewell, del Imperial College London.