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Alimentación

Así se reduce el riesgo de demencia al aumentar la ingesta de fibra

Este ingrediente ayuda a tener un intestino más sano y también menor riesgo cardiaco

Los frutos secos y los cereales integrales contienen grandes cantidades de fibra DREAMSTIMEDreamstime

Aquello que llena la despensa mejora tanto el cuerpo como la mente. Pero para cumplir ese reto hay que saber elegir bien aquello que se come y ahora hay un nuevo ingrediente que cobra más importancia de la que ya tenía. Se trata de la fibra, ya que se ha confirmado que una dieta rica en ella se asocia con un menor riesgo de desarrollar demencia, tal y como demuestra un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Tsukuba (Japón) publicado hace unos días en la revista científica «Nutritional Neuroscience».

En concreto, un total de 3.739 participantes completaron informes sobre su ingesta dietética entre 1985 y 1999, con un seguimiento hasta hasta 2020. Los datos recopilados se dividieron en cuatro grupos, en función del consumo de fibra en la alimentación y las conclusiones son esclarecedoras, ya que revelan que quienes consumían más fibra mostraban un menor riesgo de desarrollar demencia. El secreto de este efecto puede atribuirse, «según los estudios, al concepto de interacción cerebro-intestino y, más exactamente, a la teoría de la comunicación bidireccional entre el aparato digestivo y el sistema nervioso central, según la cual la flora intestinal o microbiota puede influir en las funciones cognitivas y la plasticidad cerebral. Por tanto, la fibra con efecto positivo sobre la flora intestinal (efecto prebiótico) podría tener un resultado neuroprotector», asegura el Dr. Miguel Civera, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

En este sentido, el mecanismo positivo de la fibra hacia la salud neurológica podría ser doble: «Primero estaría relacionado con el efecto de la fibra, en especial la soluble, en la composición de la microbiota disminuyendo la disbiosis y la producción de agentes proinflamatorios. El segundo implicaría al efecto beneficioso de la fibra sobre el sistema cardiovascular que podría reducir el riesgo de ictus y, de este modo, proteger al cerebro del ataque del alzheimer», argumenta Gurutz Linazasoro, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Beneficios de la fibra

Y la fibra no solo es buena para las neuronas, ya que su consumo también ayuda a la prevención del desarrollo de enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes. Tiene efectos sobre el intestino y puede mejorar el estreñimiento e incluso prevenir el cáncer colorrectal. Además, la fibra con efecto prebiótico, es decir, aquella que “mejora” la microbiota podría tener efectos beneficiosos sobre patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal, el intestino irritable, la esteatosis hepática no alcohólica y algunos cánceres, como el gástrico», detalla el Dr. Civera.

Sin embargo, los expertos coinciden en que un solo alimento por sí mismo no es la solución a ningún problema de salud. La clave está en la variedad, pues «el patrón dietético puede influir en el riesgo de tener demencia», asegura el neurólogo de SEN. «El prototipo sería la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos y harinas integrales de cereales, con más pescado que carne y aceite de oliva como principal grasa», recomienda el experto de SEEN. Y frente a ello, «la sal, el azúcar, las grasas trans y el alcohol son los enemigos a batir. El gran objetivo es comer variado, moderado y equilibrado, sin olvidar cuidar otros aspectos del estilo de vida», concluye el Dr. Linazasoro.

¿Cuánta comer y dónde está?

►La ingesta de fibra debe formar parte de la alimentación habitual. «Al menos deberíamos tomar 25 gramos de fibra al día, que se obtendrían por el consumo alimentos como frutas (albaricoques, aguacate, ciruela, fresa, kiwi, manzana, naranja, pera, plátano o frutos secos) verduras y hortalizas (alcachofa, brócoli, coliflor, judías verdes, pimiento, cebolla o zanahoria), cereales integrales, así como legumbres (alubias, garbanzos, lentejas, guisantes y soja)», detalla el Dr. Miguel Civera, de SEEN.

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