Objetivo: bajar en un 15% la población con sobrepeso en Galicia

Los casos de obesidad se han triplicado en el mundo desde 1975, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y eso a pesar de que puede prevenirse.

Esta enfermedad representa un problema prioritario y creciente de salud pública. Se trata de una patología metabólica y sistémica que hay que abordar de forma integral.

Y urge, ya que a nivel mundial, el sobrepeso y la obesidad están vinculados con un mayor número de muertes que la insuficiencia ponderal y es un importante factor de riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la diabetes o algunos tipos de cáncer como el colorrectal.

Y, sin embargo, esta enfermedad sigue estando infradiagnosticada e infratratada y es necesario tomar medidas para frenar esta tendencia.

Con ese objetivo, la Dirección General de Salud Pública de la Xunta de Galicia ha retado a los gallegos a aligerar esos kilos de más mediante la práctica de ejercicio físico, con una alimentación equilibrada y saludable y una buena higiene de sueño. Con este fin ha puesto en marcha el Plan Obesidad Zero 2022-2030, que establece como meta global reducir en un 15% la población con sobrepeso en ocho años; es decir, lograr que 185.000 personas alcancen un normopeso.

Un objetivo ambicioso, ya que, según la «Encuesta Europea de Salud en España» realizada en el año 2020, el 39,2% de la población gallega tiene sobrepeso y el 16,5% presenta obesidad. Es decir, 357.000 gallegos son obesos y 849.000 tiene sobrepeso o lo que es lo mismo, más del 55% de la población de esta tierra de contrastes tiene exceso de peso.

A nivel estatal, según una encuesta de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), un 36,6% de los españoles tiene sobrepeso y un 17,2%, obesidad.

En cuanto a los estilos de vida, los gallegos son, en general, sedentarios. En concreto, según la citada encuesta europea, seis de cada diez reconocen que no realizan ejercicio físico durante el tiempo de ocio.

Además, apenas tres de cada diez consume verduras y hortalizas a diario y este mismo número consume, en cambio, dulces a diario.

A nivel estatal, hasta un 42,6% de la población española declara ser totalmente sedentario o no dedicar al ejercicio físico (incluyendo andar a paso ligero, correr, trotar, montar en bicicleta, hacer gimnasia o cualquier otra actividad deportiva) ni una hora a la semana.

Para cumplir el objetivo marcado para dentro de ocho años, la Dirección General de Salud Pública ha establecido metas intermedias, evaluaciones y la realización de seguimiento continuo de las diferentes acciones que se proponen.

Este plan se ha basado en tres premisas: que el entorno tiene gran influencia sobre el comportamiento; que una persona informada es la que toma decisiones razonadas, y que una respuesta óptima conlleva el trabajo conjunto y complementario de todos los agentes implicados, bajo una perspectiva de salud en todas las políticas.

Esto significa tener en cuenta las implicaciones en salud que tienen las políticas no sanitarias y los determinantes sociales de la salud. Y es que para combatir los kilos de más hay que abordar el sobrepeso y la obesidad de forma integral.

El plan propone actuar promoviendo los factores protectores frente al sobrepeso y la obesidad, que son la alimentación equilibrada, la actividad física regular y evitar el sedentarismo, el sueño y el bienestar emocional, buscando conseguir que la opción saludable sea la más fácil de elegir.

Así, una máxima es comer más pescado y marisco, algo clave para tener buena salud. Su consumo per cápita en los hogares gallegos en los dos últimos años se ha incrementado, pero en aquellas familias en las que el responsable de la compra es una persona mayor de 50 años. Y es que los menores de esa edad consumen estos productos menos de dos o tres veces por semana.

Para ello, este plan, que incluye iniciativas a corto, medio y largo plazo, se estructura en tres ejes estratégicos, 11 objetivos a conseguir y 41 acciones que buscan lograr modificar los entornos (político, escolar, laboral, comunitario, sanitario y sociosanitario), capacitar en la toma de decisiones tanto a la ciudadanía como a los y las profesionales y fomentar la investigación y la innovación en la promoción de la salud aprovechando la potencialidad de las nuevas tecnologías.