Entrevista
«Tras la operación, los síntomas de incontinencia mejoran mínimo un 80%»
Existen cinco tipos de pérdidas. En mujeres hasta los 60 años la predominante es la de esfuerzo; en varones, la de urgencia, explica el Dr. David Carracedo, especialista del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, en Móstoles (Madrid)
Evitar el sedentarismo, perder peso, beber suficiente agua y hacer ejercicio para fortalecer el suelo pélvico son algunas de las recomendaciones para prevenir la incontinencia urinaria, una enfermedad que afecta a seis millones de españoles.
¿Cuántos tipos hay?
Hay incontinencia urinaria de esfuerzo cuando el paciente realiza actividad que produce un aumento de la presión abdominal, que conduce a la pérdida de orina (toser, estornudar, coger peso, caminar, etc.); incontinencia de urgencia: asociada a un deseo irrefrenable de orinar, pero antes de poder llegar al baño, se produce la pérdida de orina; mixta: cuando coexisten dos tipos de incontinencia; la de por rebosamiento, que aparece, paradójicamente, en los pacientes que no pueden vaciar bien la vejiga, e incontinencia insensible, que se presenta sin que el paciente sepa que está perdiendo orina.
¿Cuál es la más frecuente?
En mujeres hasta los 50-60 años el tipo predominante es la de esfuerzo. A partir de los 60, la de urgencia es la predominante. En varones, la más frecuente es la de urgencia, cuya incidencia aumenta con la edad, y la de esfuerzo se asocia con intervenciones prostáticas. La presentación más severa y compleja se da en aquellos pacientes en los que coexisten ambos tipos.
¿A qué se debe esta patología? ¿Se puede prevenir?
La de esfuerzo tiene dos causas fundamentales. La hipermovilidad uretral debido a una debilidad de los mecanismos de sujeción uretrales, que impide un correcto cierre de la uretra en los esfuerzos abdominales. Y el déficit esfinteriano intrínseco por una insuficiente función del esfínter urinario externo. En el primer caso, las causas que conducen a esa hipermovilidad uretral son los aumentos de presión y traumatismos sobre el suelo pélvico (embarazo, parto, ejercicio, obesidad, tos crónica, etc.), y en el segundo influyen otros factores (edad, cirugías previas, enfermedades neurológicas, vasculares, radioterapia...). La de urgencia tiene causas distintas y puede aparecer de forma secundaria a otras patologías, como la obstrucción de la salida de la orina por hiperplasia benigna de próstata, prolapso de órganos pélvicos, infecciones urinarias o tumores. En muchas pacientes no existe una causa, considerándose una enfermedad idiopática, en muchas ocasiones por los cambios que suceden en la vejiga con el paso del tiempo. Por supuesto, la prevención es clave: como hacer ejercicio físico diario, prevenir el sobrepeso o evitar el consumo de tabaco y alcohol.
El diagnóstico precoz es fundamental. ¿Por qué?
Para disminuir el impacto que puede tener sobre la calidad de vida y esfera social del paciente.
El Hospital Universitario Rey Juan Carlos ofrece al paciente un tratamiento individualizado.
Sí, centramos nuestro esfuerzo en realizar un correcto diagnóstico de cada paciente para, después, poder ofrecer el tratamiento más individualizado posible. En la incontinencia de esfuerzo, cuando fracasa el abordaje conservador, ofrecemos tratamientos quirúrgicos con un porcentaje de éxito alto.
¿En los casos menos graves comienzan con rehabilitación del suelo pélvico?
De forma general, siempre recomendamos comenzar con rehabilitación de suelo pélvico y cambios en los hábitos de vida. Para la incontinencia urinaria de esfuerzo, recomendamos al menos seis meses de ejercicios de rehabilitación de suelo pélvico realizados de forma constante y siempre tutelada por un sanitario. Además, también intentamos modificar hábitos de vida que ayuden al control de la incontinencia (dejar de fumar, tomar menos café o té, perder peso, etcétera).
¿Qué ejercicio pélvico pueden hacer las embarazadas para evitar la incontinencia urinaria?
La gestación y el parto son momentos fundamentales para prevenir posteriores problemas de suelo pélvico, entre ellos la incontinencia urinaria. Durante la gestación, hay que fortalecer el suelo pélvico para el parto. Para ello se recomienda realizar ejercicios de suelo pélvico, consistentes en hacer contracciones mantenidas de la musculatura pélvica durante unos cinco segundos con posterior relajación durante 10 segundos, 20 repeticiones. También es recomendable el masaje perineal para mejorar la relajación y distensibilidad de la musculatura pélvica de cara al parto.
¿Cuándo hay que operar?
En el caso de la incontinencia de esfuerzo planteamos cirugía cuando fracasa el tratamiento rehabilitador. A pesar de la eficacia de este tratamiento, un porcentaje alto de pacientes precisaran de una intervención quirúrgica para lograr la continencia completa. Diferente es el caso de la incontinencia de urgencia, en la que el manejo conservador y farmacológico consigue un control de la sintomatología en un porcentaje mayor de casos. No obstante, en aquellos casos en los que no logramos un control de los síntomas, disponemos de técnicas eficaces como la administración de bótox, la neuromodulación tibial posterior o de raíces sacras y la ampliación vesical.
¿Qué porcentaje de éxito logran tras la operación?
Si hablamos de incontinencia de esfuerzo, con un diagnóstico correcto, podemos obtener tasas de éxito de entre el 80 y el 90%. En el caso de la incontinencia urinaria de urgencia, con las opciones más invasivas comentadas, podemos esperar un 80-85% de mejoría de la sintomatología.
Si no se trata debidamente esta enfermedad, ¿cuáles pueden ser las consecuencias?
El paciente acaba ordenando su vida en torno a su incontinencia (evita trasportes públicos donde no puede controlar cuando parar, actos donde no existe un baño disponible, actividades sociales por el miedo a la incontinencia, etc.) y esto acaba teniendo un alto impacto en su calidad de vida. Pero no solo la esfera emocional se ve afectada, los pacientes más ancianos tienen más riesgo de problemas médicos como un riesgo aumentado de caídas y fracturas o un mayor riesgo de infecciones del tracto urinario o problemas cutáneos derivados de su incontinencia.
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