Medicamentos contraindicados
Urge una historia clínica común para la Sanidad pública y privada
Tras la covid, cada vez más ciudadanos se apoyan en seguros privados. Los médicos advierten: los pacientes con medicamentos contraindicados pueden aumentar
Cada día se producen 17 incidentes por errores de medicación por cada 100 pacientes hospitalizados. El 48% son errores de dispensación, según el Estudio Nacional sobre los Efectos Adversos ligados a la Hospitalización.
«Un problema antiguo, pero que sigue sin resolverse», explica el doctor Francisco José Sáez Martínez, responsable del Grupo de Trabajo de Cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Y urge, porque el uso inapropiado de medicamentos en los pacientes mayores tiene graves consecuencias en su salud, así como un aumento de costes en el SNS.
Ahora hay que sumar un problema creciente, como es «la falta de un historial compartido tanto para la Sanidad pública como para la privada. Esto debería habilitarse porque precisamente tras la covid, cada vez más ciudadanos acuden a la Sanidad privada para evitar las listas de espera. Y se necesita una historia conjunta, tal y como se lo hemos pedido al Ministerio de Sanidad», explica el doctor.
También apunta a ello Maribel Galvá, médica geriatra y tesorera de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), que señala que tampoco hay coordinación «de la medicación prescrita en el ámbito privado».
«Esta falta de coordinación supone un riesgo porque puede darse duplicidad de medicación de diferentes marcas, interacción entre fármacos que pueden causar efectos adversos o hacer que aumente el efecto de un medicamento y baje el de otro y hay veces que hay efectos adversos y se receta sobre estos síntomas causando la cascada de medicación», destaca Galvá, que incide en el problema de todos los fármacos no prescritos o de herboristería que pueden tener un efecto sobre las patologías del paciente.
Para tratar de prevenir el uso inadecuado de fármacos, están los criterios Stopp-Start, pero falta coordinación incluso en el sistema público. «No hay continuidad entre los diferentes servicios sanitarios del SNS. Y eso es porque no hay una historia clínica común a la que tenga acceso cada doctor. Tampoco hay coordinación con la farmacia comunitaria, por lo que la automedicación, por ejemplo un fármaco para evitar la diarrea o para bajar de peso, no aparece en el historial. Todo esto hace que en España el 30% de los pacientes mayores tenga fármacos contraindicados. Una realidad, por ejemplo una subida de tensión en un paciente que toma antiinflamatorios, por la que se producen el 10% de los ingresos hospitalarios», precisa el doctor Sáez.
«Y si bien –prosigue– hay autonomías, como Madrid o Andalucía, donde hay posibilidad de acceder al historial y ver la medicación prescrita, sigue habiendo otras regiones, como Extremadura, Castilla-La Mancha o Castilla y León, donde esto no sucede».
«Algunas veces los medicamentos prescritos derivan de varios médicos y cada especialista hace prescripción de la patología que trata. El médico de cabecera es el que regula y controla. El problema es que a veces el paciente no va con regularidad al médico de cabecera», explica Galvá.
A ello hay que sumar un problema añadido, los blíster no acordes al número de pastillas que uno debería tomar y que puede hacer que algunas personas se automediquen en otro momento o tomen de más.
Y es que el paciente debería tener acceso a su historial clínico con todos los medicamentos que le recetan y los no prescritos tanto en el SNS como en el privado, ya que para algo son sus datos médicos, y poder acceder a ellos a través de internet, como sucede aunque solo en el caso de la Sanidad pública, «en Navarra y País Vasco», asegura el doctor Sáez.
El problema, como explica este doctor, es que «el Ministerio de Sanidad alega que la falta de una historia clínica común (del SNS) para todo el país es cosa de las autonomías, puesto que tienen las competencias sanitarias transferidas, pero puede ponerlo en común. Lo que no tiene sentido es que haya 17 sistemas de registro electrónico».
Se ha conseguido que si vives en Madrid y te vas de vacaciones a Valencia con la tarjeta sanitaria «puedas retirar un medicamento, pero ese médico de Gandía no sabe qué medicamentos tiene un paciente prescritos porque no lo ve». Ante esta realidad el doctor propone una medida similar a la instaurada en Reino Unido, como es una tarjeta electrónica con la que se pueda acceder al historial clínico del paciente y en el que el farmacia comunitaria pueda meter en ese historial todos los fármacos con y sin receta para evitar riesgos». Y urge, porque «según un estudio pequeño realizado en 360 pacientes de Cataluña, los fármacos contraindicados ya suponen no el 10 sino el 14% de los ingresos hospitalarios», asegura doctor de la SEMG.
«No sabría decirte» si los problemas de fármacos potencialmente inadecuados es más prevalente, «pero se detecta más», dice Galvá.
En cambio, Remedios Martín Álvarez, presidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), no considera que vaya a más. «Habrá que ver en un tiempo, pero según mi percepción este problema no va en aumento. La gente ha de saber que si te recetan algo nuevo hay que ir al médico de familia que valorará si ese medicamento es adecuado. Detrás de cada paciente hay un médico de familia y luego están los especialistas. Nosotros tenemos la historia clínica única que no está interoperable en todas las autonomías. Tenerla interoperable ayudaría, pero esto puede aún tardar mucho tiempo y a más largo plazo el futuro ideal sería contar con una tarjeta sanitaria con un chip con toda la historia clínica», incide.
42.000 millones en errores a nivel mundial
►El coste asociado a los errores de medicación a nivel mundial se ha estimado en 42.000 millones de euros anuales, según informa la OMS. La pandemia ha agravado el riesgo de errores de medicación y los daños asociados, incide la OMS que, con motivo del Día Mundial de la Seguridad del Paciente, celebrado el pasado día 17, incide en la necesidad de concienciar sobre este problema y adoptar medidas urgentes; implicar a las partes para prevenir los errores de medicación; empoderar a pacientes y familiares y ampliar el reto Medicación sin daño: reducir en un 50% los daños graves evitables relacionados con la medicación en todo el mundo entre 2017 y 2022.
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