Investigación

El uso de opioides a largo plazo tras un cáncer de pulmón aumenta en un 40% el riesgo de muerte

Cáncer de pulmón
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Más de medio millón de personas ha muerto en España por un cáncer de pulmón en los últimos 30 años. Se trata de la principal causa de muerte por cáncer en todo el mundo, con casi 2,3 millones de diagnósticos y 1,8 millones de muertes en 2020. Y se han notificado nuevos dolores posoperatorios persistentes en hasta el 12 % de los pacientes. Esto explica el uso de opioides. No obstante, tomarlos a largo plazo no es algo inocuo.

Así se desprende de un estudio publicado hoy en la revista “Regional Anesthesia & Pain Medicine”, que concluye que el uso a largo plazo de opioides para calmar el dolor después de someterse a una cirugía de cáncer de pulmón está relacionado con un aumento del 40 % en el riesgo de muerte por cualquier causa en los próximos dos años.

Los investigadores querían saber qué proporción de pacientes se convierten en usuarios de opioides por primera vez después de la cirugía, si hay factores particulares asociados con el uso a largo plazo y si esto se asocia con algún efecto nocivo dentro de los dos años siguientes.

Incluyeron a todos los adultos diagnosticados con cáncer de pulmón y que se habían sometido a cirugía por su enfermedad entre los años 2011 y 2018 en Corea del Sur, cuyos detalles se recuperaron de la base de datos del Servicio Nacional de Seguros de Salud (NHIS).

Se trata de una base de datos muy detallada, ya que los médicos en Corea del Sur deben ingresar los detalles de los diagnósticos, procedimientos y medicamentos recetados de sus pacientes para que el gobierno les reembolse los costos del tratamiento.

La codeína, la dihidrocodeína y el tramadol se clasificaron como opioides menos potentes; todos los demás, el fentanilo, la morfina, la oxicodona, la hidromorfona y la metadona, se clasificaron como opioides potentes.

Los investigadores tuvieron en cuenta el tipo de cirugía y si fue un procedimiento repetido o por primera vez, dónde se realizó y si el paciente fue dado de alta sin más o si recibió cuidados a largo plazo.

Unos 60.031 adultos se sometieron a cirugía de cáncer de pulmón durante el período de estudio, pero el análisis final incluyó a 54.509 tras excluir a los que fallecieron en el hospital o dentro de los primeros seis meses de recibir el alta.

Pues bien, seis meses después de la cirugía, 3.325 pacientes (algo más del 6%) a los que se les había recetado recientemente opioides seguían tomándolos: 859 (1,6%) tomaban medicamentos potentes y 2.466 (4,5%) tomaban medicamentos menos potentes.

El nuevo uso de opioides a largo plazo se asoció con un mayor riesgo de muerte por cualquier causa en los próximos dos años. De hecho, murió el 17,5% de los usuarios prolongados de opioides, en comparación con el 9,5% de los que no tomaban opioides.

En comparación con los que no tomaban opioides, los nuevos usuarios a largo plazo de estos medicamentos tenían un 40% más de probabilidades de morir en los próximos dos años por cualquier causa.

Y, cuando se estratificó por potencia, aquellos que tomaban opioides menos potentes tenían un 22% más de probabilidades de morir que los que no los consumían, mientras que los que tomaban opioides más potentes tenían un 92% más de probabilidades de morir.

Ciertos factores se asociaron con una mayor probabilidad de convertirse en un nuevo usuario a largo plazo: edad avanzada, sexo masculino,quimioterapia, procedimientos quirúrgicos particulares, especialmente la toracotomía (donde se hace un corte entre las costillas), mayor tiempo de estancia hospitalaria, mayor grado de discapacidad, ansiedad e insomnio preoperatorios.

Este es un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa, máxime cuando los investigadores destacan que no pudieron determinar la salud pulmonar antes de la cirugía, los comportamientos de estilo de vida importantes, como fumar y beber, o el estadio del tumor, todo lo cual puede haber influido en los hallazgos.

Pero investigaciones publicadas anteriormente indican que los opioides pueden ayudar a promover el crecimiento tumoral e inhibir la muerte de células cancerosas, al mismo tiempo que suprimen el sistema inmunitario.

Además, “este es el primer estudio que identifica la asociación del uso de nuevos opioides a largo plazo con peores resultados de supervivencia a largo plazo después de la cirugía de cáncer de pulmón utilizando datos del mundo real basados en una base de datos de registro nacional”, destacan los autores del estudio.