Día Mundial de la Alimentación
La moda de vetar alimentos en la dieta no la hace más sana
Realizar regímenes que excluyen determinados nutrientes puede, a medio-largo plazo, tener efectos perjudiciales para la salud. El 40% de quienes los siguen lo hace sin justificación médica
La Nutrición está de moda, cada vez más gente se interesa por ella con el fin de llevar una vida más sana. En ese afán por tratar de tener la mejor alimentación posible, y más allá de la dieta mediterránea, muchas personas deciden eliminar del menú determinados alimentos –la mayoría de las veces empujadas por modas–, bajo la creencia de que así su régimen será más saludable. Sin embargo, a veces este gesto no solo no consigue el objetivo deseado sino que, en ocasiones, logra el efecto contrario.
Unas veces por desconocimiento y otras por falta de criterios unificados por parte de los propios expertos. Y si no valga como ejemplo la noticia hecha pública esta misma semana de que la Agencia Norteamericana de la Alimentación ha redefinido el concepto de alimento saludable y propuesto nuevos criterios para considerar cuándo uno lo es o no. Una clasificación que ha sacado de la lista negra el aguacate o el salmón y pasado a ella yogures y cereales azucarados.
Y si no es fácil responder a qué es un alimento sano, imaginen abarcar toda una dieta. Por eso hoy, con motivo del Día Mundial la Alimentación, A TU SALUD ha consultado a los expertos sobre ello así como los riesgos de eliminar determinados productos de la misma. Según el informe «Tendencia de exclusión alimentaria en la población española», (primero en nuestro país al respecto), realizado por la Academia Española de Nutrición y Dietética y Fundación Mapfre, la Medicina no apoya, en la inmensa mayoría de los casos, la decisión de evitarlos.
Así, esta medida vendría determinada, fundamentalmente, por una decisión personal influida en gran medida por las modas y los medios. Es el caso del gluten y la lactosa, que en los últimos años han adquirido la fama de nutrientes poco saludables y muchas personas han decidido eliminarlos de su dieta. Hasta tal punto que el régimen sin lactosa es el de exclusión más seguido por los españoles (hasta el 25% de la población), si bien esta medida no estaría justificada en un 61% de los casos desde un punto de vista médico. Algo similar sucede con el gluten: un 8% afirma realizar una dieta sin él, de los cuales el 72% lo hace sin prescripción de un facultativo.
«En muchas ocasiones, la gente realiza dietas de exclusión sin motivo o rigor científico justificado que, a medio-largo plazo, podría tener efectos perjudiciales para la salud individual, por ejemplo, la exclusión de la lactosa de la dieta en aquellas personas que no tengan intolerancia puede ocasionar una disminución de la actividad de la enzima lactasa, produciendo a la larga una menor tolerancia a los niveles de lactosa de la dieta, traducido en mayor molestia a la hora de ingerir alimentos ricos en lactosa», explica Daniel Escobar, del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (Codinma).
El 40% de quienes excluyen alimentos y nutrientes de su dieta lo hacen por propia iniciativa, de manera auto prescrita. Pero las dietas de exclusión –lactosa, gluten, flexitariana, vegetariana, vegana…– no supervisadas por profesionales sanitarios capacitados en nutrición y dietética pueden implicar riesgos para la salud.
En los últimos años ha aumentado también el número de personas que siguen regímenes sin carne. Según el documento «The Green Revolution», en torno a los cinco millones de personas en España. Aunque, como señala María Míguez, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, «una dieta vegetariana o vegana, correctamente planificada y suplementada con B12, no solo no atañe riesgos para la salud, sino que algunos estudios incluso relacionan este tipo de alimentación con un menor riesgo de patologías cardiacas, menores tasas de colesterol y una menor presión sanguínea», un reciente estudio de seguimiento de la salud y el estilo de vida de más de 26.000 mujeres en el Reino Unido alerta de que las veganas y vegetarianas tienen mayor riesgo de fracturas óseas. En concreto, este colectivo sufre un 33% más roturas de cadera que las que comen carne.
«Hay diversos trabajos que sugieren que la densidad mineral ósea es menor a aquellas personas que mantienen una dieta vegana y eso puede incrementar el riesgo de padecer alguna fractura, de cadera o de algún otro hueso», señala Ramón de Cangas doctor en Biología molecular y miembro de la Academia Española de Nutrición, si bien respecto a este estudio puntualiza que «no se hace una distinción entre las mujeres veganas y vegetarianas, y no es lo mismo. Y además a lo largo del estudio se pudo haber modificado el patrón dietético y tampoco se tiene en cuenta».
Más allá de las citadas, Escobar, menciona también la dieta cetogénica, que «provoca una pérdida de peso rápida y sensible junto con cambios favorables en biomarcadores. Sin embargo, también causa un aumento sustancial en los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad y muchos médicos, por tanto, dudan en aprobarlo. En vista de su amplia aceptación popular, incluso entre sujetos que no necesitan perder peso, existe cierta preocupación por las posibles consecuencias a largo plazo por parte de grandes segmentos de la población. Este tipo de dieta debe tener un minucioso control médico y una monitorización por un nutricionista cualificado», continúa Escobar.
En cualquier caso, y como destaca Míguez, «para que una sea saludable debe estar bien planificada. Cualquiera que sea deficitaria podría ser peligrosa para la salud, aquí podríamos destacar las famosas dietas milagro, que sí atañen problemas para las personas que las siguen», concluye. Y, ante la sospecha de enfermedad o síntoma o frente a cualquier duda de que un alimento nos pueda estar sentando mal, se debe acudir al médico.
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