Dematología

Crece el cáncer de piel a pesar de que se recupera la capa de ozono

Su prevalencia no ha bajado desde que se tomaron medidas globales. Es más, no ha parado de crecer en todos estos años

Tomar el sol
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La Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) acaban de anunciar que el agujero que debilitaba desde hace años la capa de ozono, un gas que protege al ser humano de los efectos sobre la piel, y los ojos, de los rayos del sol ultravioletas, remite, y que para 2060 podría recuperarse completamente. Sin embargo, los médicos advierten: «No hay que bajar la guardia a pesar de esta buena noticia».

El agujero se descubrió a finales del siglo pasado y enseguida saltó la alarma. Había que reforzar la protección a la hora de exponerse al sol para evitar lesiones en la epidermis que podían ser graves, como el melanoma. Esta circunstancia se unió a la moda de estar bronceado.

Cáncer y envejecimiento

«Los rayos ultravioletas están involucrados en dos efectos perniciosos para la piel: el cáncer de piel y el envejecimiento cutáneo, explica a A TU SALUD, Antonio Clemente, dermatólogo de la Academia de Dermatología y Venereología (AEDV).

Gracias a las medidas que se tomaron a nivel global a partir de 1987 con la eliminación de 96 sustancias responsables de que creciera el agujero en la capa de ozono situado en la estratosfera se ha logrado que remita. La pregunta ahora es: ¿Puede entonces la humanidad relajarse a la hora de exponerse al sol sin temer consecuencias para la salud? Un estudio publicado en la revista «ACS Earth and Space Chemistry» y realizado por científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) e ICF Consulting junto a la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA), que lo financió, concluye – en base a modelos matemáticos y a la restricción del uso de esos 96 químicos– que de seguir la misma evolución, la prevalencia de cáncer de piel en el futuro disminuirá. Sin embargo, el doctor Clemente asevera que esta conclusión «hay que cogerla con pinzas porque, en realidad, la incidencia del cáncer no ha bajado. Es más, no ha parado de aumentar en ningún momento».

Esta circunstancia se ha reflejada en diversos estudios, por ejemplo, en «Consideraciones sobre la capa de ozono y su relación con el cáncer de piel», publicado en la «Revista Médica de Chile» en 2006. Y es que el efecto protector de la capa de ozono es pequeño frente al aumento o disminución de los efectos de los rayos ultravioletas sobre la epidermis, por lo menos hasta la fecha, según explica este experto. Es cierto que diversos estudios estiman que un 1% de la disminución de este gas en la estratosfera podría llevar aparejado un aumento del cáncer de piel de entre un 1,2% y un 4%, según qué tipo de carcinoma se considere. pero Antonio Clemente matiza: «En realidad, en las últimas décadas, se ha observado un aumento de la incidencia de esta enfermedad muchísimo mayor y se sabe que esto ocurre por el aumento de la exposición recreativa al sol».

Afirma que puede que una parte, pequeña, de la prevalencia del cáncer de piel se debiera al agujero que creció en la capa de ozono, pero esta consecuencia es «despreciable», en sus propias palabras, frente a los efectos que tiene la moda de broncearse.

Exposición intermitente

De hecho, el melanoma, que es el tipo de carcinoma más peligroso o el que más mata, se asocia a exposiciones intermitentes. «No es un tipo de cáncer que, en general, se asocie a personas que trabajan en el campo bajo el sol todo el año sino a aquellas que a lo largo del año no tienen una exposición demasiado intensa y que cuando llegan las vacaciones de verano se someten a sesiones agudas de bronceado. Esas situaciones son las que más aumentan la incidencia del melanoma. No porque sean solo quince días al año podemos confiarnos», advierte el doctor.

Además, «se ha observado que el uso de filtros solares no llega a disminuir la incidencia de cáncer de piel porque muchas de ellas, precisamente por haberse aplicado protección se confían y se someten a una exposición más intensa y en las horas con mayor riesgo, como el mediodía», señala.

Los filtros retrasan la quemadura solar, lo que permite estar más tiempo al sol, y ese es el problema, según Clemente. Insiste en que «el fotoprotector es por si te da el sol, no para tomar el sol». Añade que los filtros solares son una protección adicional y que está demostrado que las personas no se lo aplican adecuadamente. «La mayoría se ponen menos cantidad de lo que se debiera y mal», asevera. Y todo ello, aunque sean productos de protección 50...