Entrevista

«Tener un optimismo no realista impide aprender la lección de la covid»

Francisco Revuelta Doctor especialista en Psicología Clínica, investigador, cantante y compositor

Francisco Revuelta
Francisco RevueltaGonzalo Pérez MataLa Razón

El libro que ha coordinado Francisco Revuelta junto a José Calvo Poyato, doctor en historia moderna, «Aprender y no olvidar», recoge las enseñanzas que la humanidad debería extraer de la experiencia de la Covid-19 a partir de un análisis interdisciplinar en el que participan otros diez especialistas de campos tan distintos como el de la medicina, la sociología o el periodismo.

En su libro alude al concepto de «optimismo no realista» ¿Qué es?

Así es. El optimismo no realista lo experimentamos todos. Es problemático en función de cuánto y cuándo lo experimentamos. Es decir, no se puede vivir pensando siempre que nos va a pasar algo malo. Hay que tener confianza, pero también es un peligro creer que las cosas negativas les van a pasar solo a los otros.

¿Por qué puede interferir a la hora de aprender de la experiencia de la pandemia de la covid?

Yo identifico en el libro dos factores que refuerzan y consolidan este optimismo no realista. El primero es confiar en que si no nos ha pasado algo malo a pesar de que hayamos tenido comportamientos de riesgo, como conducir embriagados, ya no nos va a pasar nunca. El segundo es pensar que tenemos capacidad de control sobre una enfermedad. Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con el VIH y la creencia de muchas personas de que no se arriesgan porque hacen una elección adecuada de parejas. La consecuencia es que se han relajado las medidas de protección, dando lugar al aumento de enfermedades de transmisión sexual. Ambas cosas son falsas, y las dos se han dado también a la hora de afrontar la pandemia de la covid.

Parece que ahora es cuando se están viendo las consecuencias psicológicas en la población de estos casi tres años de convivencia con la covid ¿Es así?

Las emociones evolucionan. Tras un suceso inesperado o un ingreso en UCI pueden ir en aumento o disminuir transcurrido el tiempo. Inicialmente lo habitual es que se produzca en el sujeto lo que se denomina «negación», o también un bloqueo. Asimismo, puede que experimente ansiedad ante la incertidumbre. Tras esta fase, si el factor estresor se mantiene, algunas personas se atascan en la «negación», lo que es muy negativo porque no adoptan ningún comportamiento adecuado, o empiezan a presentar un cuadro depresivo.

Sobre eso precisamente quería preguntarle. Es decir, ¿cómo está afectando el que la incidencia del virus se esté alargando en el tiempo?

Como la situación se mantiene y hay nuevos acontecimientos afloran las emociones que he descrito en nuevas personas y se mantienen o cambian en los sujetos que ya las experimentaban.

Apunta que ha habido una excesiva confianza en la ciencia. ¿Cuáles han sido las consecuencias?

Impide que tomemos medidas a tiempo y que alimenta el optimismo no realista. No se trata de provocar miedo ante el virus, pero sí de generar un cierto estado de alerta: ponerse la mascarilla, guardar una cierta distancia, etc. También ese exceso de confianza ha provocado lo contrario, es decir, que cuando se empezaron a conocer y ver los efectos del virus en España, hubiera personas que desarrollaran un miedo atroz. En estos contextos de inseguridad las personas son más vulnerables y proclives a creer, por ejemplo, en teorías conspiranoicas.

¿Cómo gestionar el estrés en situaciones tan dramáticas y de tanta incertidumbre como la que hemos vivido?

El estrés tiene un factor de supervivencia y la capacidad de poner al sujeto en una situación de alerta. La cuestión es no tener ni mucho ni poco. En el primer caso, la persona se despreocupa de todo y puede que asuma riesgos que pongan en peligro su salud y su vida. En el segundo caso, puede llegar a bloquearse. Hay que tener el nivel de estrés suficiente para protegerse y rendir de manera óptima y acorde a la situación.

¿Ha faltado un enfoque psicosocial?

Sí. Durante bastante tiempo solo se habló del aspecto biológico del virus. Sin embargo, permitir que sean profesionales del ámbito de la psicología los que difundan información facilitaría que las personas adopten hábitos adecuados de protección.