Entrevista

Bárbara Munar: «La menopausia es el punto de inflexión para una longevidad sana»

Bárbara Munar es dietista especializada en menopausia y climaterio

Bárbara Munar
Bárbara MunarJOAN CANALSLA RAZÓN

No se trata solo de comer bien, sino de cumplir con las necesidades de nuestro cuerpo. Y cuando se cumplen los 40 años, todo cambia. Por ello, Bárbara Munar acaba de publicar «Larga vida a las reinas», el manual definitivo para vivir más años con energía, salud y autoestima.

¿Qué diferencia el envejecimiento de las mujeres al de los varones?

Nosotras tenemos una ventaja genética con el cromosoma XX, que tiene más genes dedicados a la reparación celular y a reducir el riesgo de ciertas enfermedades. Además, durante buena parte de la vida, los estrógenos cumplen un papel protector clave y solemos tener mayor conciencia de cuidado.

¿Está en nuestra mano envejecer mejor?

Absolutamente. La genética solo determina el 20% de cómo envejecemos y el otro 80% depende de hábitos: alimentación, movimiento, descanso, gestión del estrés, vínculos, autoestima… Envejecer bien no es cuestión de suerte, sino de cómo vivimos.

¿La menopausia es el punto de inflexión para una longevidad saludable?

Sí, clarísimo. Porque a partir de ahí cambia el metabolismo, la salud hormonal, la forma en que distribuimos la grasa, la masa muscular, el sueño… Es el momento perfecto para reajustar. Puede ser una crisis o una oportunidad, y depende de cómo la abordemos. Cuidarnos en esta etapa no solo mejora los síntomas, sino que nos prepara para vivir con salud los siguientes 30 o 40 años.

¿Cómo impacta el climaterio en la salud?

En todos los niveles. Muchas mujeres se sienten desconectadas de su cuerpo porque no entienden lo que les está ocurriendo… Comprender qué pasa –y por qué– ya es un primer acto de poder. No buscamos volver al cuerpo de los 30, sino cuidar con respeto el que tenemos para mejorar la salud de mañana.

¿Por qué hay que cambiar la alimentación a partir de los 40?

Porque cambia el metabolismo y, con ello, el cuerpo. Lo que antes funcionaba, ahora no siempre sirve. Necesitamos más proteína para mantener la masa muscular, más grasas saludables para regular hormonas y reducir el riesgo cardiovascular, más fibra para cuidar la microbiota, menos azúcar para estabilizar la glucosa. Comer como a los 20 puede llevarnos al cansancio, a los antojos y al aumento de grasa abdominal. La buena noticia es que con unos ajustes inteligentes, los resultados se notan rápido.

Propone el Plato Reina, ¿cómo es?

La mitad son verduras y hortalizas de todos los colores, un poco más de un cuarto es proteína de calidad (como huevos, pescado, pollo o tofu) y un octavo del plato, carbohidratos estratégicos como quinoa, boniato o arroz integral. Todo acompañado de grasas saludables como aceite de oliva, aguacate o frutos secos. Comer así nos nutre y cuida. La Dieta Reina no cuenta calorías ni prohíbe grupos de alimentos. Si algo he aprendido acompañando a miles de mujeres es que no necesitamos comer menos, sino comer mejor… y con menos culpa. No buscamos restricción, sino nutrición real.

¿Por qué es tan perjudicial la restricción?

Porque lo que el cuerpo necesita en esta etapa es estabilidad, no carencia. Las restricciones severas alteran nuestras hormonas, aumentan el cortisol, empeoran el descanso y nos hacen perder masa muscular. Y eso es lo peor que podemos hacer como mujeres maduras. Comer poco no nos hace más sanas ni más fuertes. Al contrario: aumenta la inflamación y nos predispone a más enfermedades.

¿Qué papel juega no dormir bien?

Afecta al metabolismo, al sistema inmune, a la memoria, al estado de ánimo, a la regeneración celular…

¿Un consejo para esta etapa?

Sé más amable contigo. No desde la autoayuda vacía, sino desde la conciencia de que este momento exige otra mirada. Aprender a darte lo que necesitas y eso empieza por bajar el listón y priorizarte sin culpa.