Amor romántico

Enrique Rojas, psiquiatra sobre si estamos o no realmente enamorados: "Estos son los tres síntomas"

El catedrático explica cómo distinguir el verdadero amor de la ilusión, estas son las claves

El psiquiatra Enrique Rojas.
Los siete pilares de un amor por el que merece la pena luchar, según el psiquiatra Enrique Rojas@enriquerojasoficial

A veces, el corazón puede jugarnos malas pasadas. Sentimos mariposas, nos ilusionamos, creemos estar ante el amor de nuestra vida y sin embargo, algo no encaja. ¿Y si no se trata de amor, sino de una fantasía que hemos construido a partir del deseo o la costumbre? Esta pregunta, tan frecuente como universal, encuentra una respuesta clara y fundamentada en la voz de Enrique Rojas, uno de los psiquiatras más reconocidos.

Con décadas de experiencia clínica y una fuerte presencia en redes sociales donde supera el medio millón de seguidores, Rojas ha compartido recientemente una reflexión que desmonta muchos mitos románticos, y es que enamorarse no es una montaña rusa emocional incontrolable, sino un proceso con tres síntomas muy precisos. Solo si estos están presentes, podemos hablar de amor verdadero.

Primer síntoma: el pensamiento se desvía sin querer

En palabras del propio Enrique Rojas, el primer indicio de un enamoramiento genuino es el "trastorno de la atención". A diferencia de lo que sugiere su nombre, no se trata de un desorden clínico, sino de una forma de concentración emocional espontánea. En sus redes sociales comparte con sus seguidores un nuevo post que dice: “Uno se siente como absorbido, de tal modo que la cabeza y el corazón van y vienen una y otra vez hacia esa persona”, explica el psiquiatra.

La persona amada ocupa el pensamiento sin que lo busquemos. Su presencia o su ausencia se cuela en la rutina, en los pequeños detalles del día a día. Si, por el contrario, apenas piensas en esa persona cuando no está presente, si no te emociona recibir un mensaje suyo o no sientes un cosquilleo al imaginaros juntos, es posible que estés confundiendo amor con comodidad.

Segundo síntoma: la “cristalización” de lo mejor del otro

El segundo síntoma tiene nombre propio, "cristalización". Así define Rojas a esa idealización selectiva y positiva que ocurre cuando estamos enamorados. Lejos de ser una ceguera irracional, se trata de una visión en la que se destacan las virtudes del otro con admiración, aunque sin dejar de lado el juicio crítico.

La cristalización: admiración hacia tu pareja
La cristalización: admiración hacia tu parejaLa Razón

En este segundo síntoma Rojas comparte: “El enamorado atribuye a la persona amada todo un conjunto de cosas buenas, positivas y nobles que pueden existir”.

Este proceso es, en cierta medida, inevitable, ya que tendemos a ver al otro como alguien valioso, inspirador, incluso mejor de lo que quizá es. Pero hay una advertencia, si la admiración no está respaldada por la realidad si se convierte en una fantasía irreal o desproporcionada, la caída puede ser dolorosa. Amar, subraya Rojas, no implica inventarse una versión idealizada, sino reconocer lo admirable desde la conciencia.

Tercer síntoma: la necesidad de compartir y comunicar

Finalmente, el tercer signo del enamoramiento auténtico es el "impulso de compartir la vida" con esa persona. No se trata solo de intimidad física o de pasar tiempo juntos, sino de algo más profundo: el deseo constante de comunicar, de contar lo que nos ocurre, de vivir en complicidad.

“Aflora así la necesidad de comunicarse, de comentar pequeños y grandes incidentes de la vida”, dice el experto.

Si no sientes esta urgencia emocional, si no te nace compartir tus pensamientos, tus preocupaciones o tus alegrías con la otra persona, es probable que no estés enamorado, sino simplemente vinculado por el hábito o la dependencia emocional. Sin esa conexión comunicativa, la relación pierde uno de sus pilares esenciales.

¿Por qué confundimos el amor con otras emociones?

Para Enrique Rojas, hay tres errores frecuentes que distorsionan nuestra percepción del amor, como no conocer bien a la otra persona, idealizarla sin medida y desconocer las verdaderas características del amor. La atracción física, la intensidad emocional o el deseo de llenar un vacío pueden disfrazarse fácilmente de enamoramiento, pero no son suficientes por sí solos.

Rojas defiende una visión del amor que incluye no solo emoción, sino también razón y madurez. En este sentido, el enamoramiento no es simplemente sentir, sino también pensar con claridad, evaluar la compatibilidad y tener un proyecto de vida compartido. Y si no se aplica la cabeza a tiempo, puede que se aterrice en un amor ideal que no coincide con la realidad.

El amor maduro: menos impulsos, más intención

No todas las historias de amor comienzan con fuegos artificiales. Para Rojas, cuando el amor aparece en la madurez, suele estar marcado por una mayor claridad emocional y menos impulsividad. En estas relaciones, los sentimientos se apoyan más en la voluntad y el compromiso que en los vaivenes de la emoción pura.

En definitiva, el amor verdadero no se improvisa. Según Enrique Rojas, es una construcción emocional que requiere atención, admiración y deseo de compartir. Sin estos tres pilares, lo que parece amor puede ser solo una ilusión pasajera.