Descubrimiento genético
¿La 'gordura' de nuestros padres se hereda? Esto es lo que dice el último estudio sobre obesidad
Los investigadores analizan si el sobrepeso puede transmitirse de generación en generación
¿Se puede heredar la 'gordura' de papá? ¿Es la obesidad una condición genética que se pasa de generación en generación? La teoría genética clásica dice que no. Pero los datos apuntan a que sí. Aún no se conocen bien los mecanismos por los que la obesidad se transmite generacionalmente, pero los investigadores creen que los factores son tanto genéticos como ambientales.
Es decir: sí, hay elementos que podemos controlar o cambiar, como la dieta, la falta de ejercicio, los hábitos y tradiciones familiares, el estrés y la presión social, la disponibilidad de alimentos y la medicación. Estos factores influyen con mucho en si se está más 'gordo' o más delgado. Pero la obesidad también podría tener un componente genético hereditario y, por lo tanto, no modificable.
Ahora, una nueva investigación noruega arroja luz sobre la "transmisión intergeneracional" de la obesidad. "Investigaciones anteriores muestran una fuerte asociación entre el IMC de los padres y el de sus hijos. Esto también se observa en los adolescentes. Pero pocos estudios han investigado las asociaciones en los descendientes de mediana edad", afirma la doctora Mari Mikkelsen, de la Universidad Ártica de Noruega, y autora del estudio.
En este trabajo, los científicos siguieron a dos generaciones de familias para investigar la transmisión de la 'gordura' y índice de masa corporal (IMC) de padres a hijos. ¿El resultado? Según ellos, sí, la obesidad puede transmitirse de generación en generación, según la investigación preliminar que será presentada en el Congreso Europeo sobre Obesidad, en mayo de 2024.
Además, los científicos informan de que los hijos de padres con obesidad en la mediana edad tienen 6 veces más probabilidades de padecer también obesidad a la misma edad, en comparación con los hijos de padres cuyo peso estaba dentro de un rango de IMC saludable.
Según los investigadores, si sólo uno de los progenitores era obeso, los hijos siguen teniendo 3 veces más probabilidades de padecer obesidad en la mediana edad. También encontraron una ligera variación si sólo uno de los padres tenía obesidad, en función del sexo del progenitor. Si el padre era obeso, los niños tenían 3,74 veces más probabilidades de padecer obesidad. Si era la madre, la probabilidad era de 3,44 veces.
Los investigadores afirman que, además, descubrieron que las puntuaciones del IMC de los padres influían en las mismas medidas en sus hijos. El IMC es una medida de la grasa corporal que se calcula a partir de la estatura y el peso de una persona. El estudio descubrió que por cada aumento de 4 puntos en el IMC de la madre, el IMC de sus hijos aumentaba en 0,8 puntos. Por parte del padre, cada 3,1 puntos de IMC aumentaba el IMC de sus hijos en 0,74 puntos.
"En resumen, descubrimos que la descendencia tenía unas probabilidades considerablemente mayores de vivir con obesidad en la mediana edad si uno o ambos progenitores vivían con obesidad en la mediana edad", subraya Mikkelsen.
Un experto que no participó en la investigación afirmó que estos resultados amplían estudios anteriores sobre obesidad y genética. "Varias líneas de investigación convergen para sugerir con rotundidad que la obesidad puede transmitirse de una generación a otra. Este estudio va un paso más allá al demostrar el parecido familiar en la mediana edad", explicó al medio especializado MNT el doctor Peter Katzmarzyk, portavoz de The Obesity Society.
¿Obesidad es genética?
Mikkelsen y su equipo basaron sus conclusiones en el estudio Tromsø, un estudio poblacional que se está realizando en Noruega. Incluyeron datos de dos generaciones de familias de mediana edad, con edades comprendidas entre los 40 y los 59 años. Los padres participaron en la cuarta oleada del estudio, realizada en 1994 y 1995, mientras que sus hijos lo hicieron en la séptima, realizada en 2015 y 2016.
En total, el equipo utilizó datos de más de 2.000 familias que incluían tanto a padres como a hijos. Los investigadores descubrieron que los resultados de su análisis persistían tras ajustar los factores de confusión comunes, como la edad, el sexo, la educación y el nivel de actividad física.
Un estudio similar, también de Noruega, publicado en 2016 que incluyó más de 8.000 grupos de padres e hijos encontró una fuerte asociación entre el IMC de los padres y el IMC de los hijos, esta vez durante la adolescencia. Los padres con sobrepeso u obesidad tenían más probabilidades de afectar negativamente al IMC de sus hijos. Al igual que en el presente estudio, la relación era mayor cuando ambos progenitores tenían sobrepeso u obesidad.
Los expertos señalan que la presente investigación no ayuda a explicar la miríada de formas, tanto genéticas como ambientales, en que se cree que la obesidad se transmite generacionalmente. "En nuestro estudio hemos investigado asociaciones, pero no puedo concluir nada respecto a efectos causales", dice Mikkelsen. "La interacción entre genes y entorno es compleja y el estudio de las asociaciones intergeneracionales capta el efecto de ambos, pero no distingue necesariamente entre los dos".
Lo que está claro es que la genética sí desempeña un papel en la obesidad. Los estudios han demostrado que los factores ambientales por sí solos no siempre bastan para promover la obesidad. Algunos individuos pueden ser más susceptibles a la obesidad debido a sus genes. Por otra parte, los factores ambientales y de comportamiento, como la dieta, la actividad física, el acceso a alimentos ricos en calorías, el estrés y la medicación, también predicen la obesidad.
Por este motivo, la obesidad se describe como una "enfermedad multifactorial", ya que su causa no puede atribuirse a un único factor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar