
Alimentación saludable
Por qué deberías beber el café amargo por las mañanas, según los nutricionistas
Tomar el café de esta manera puede tener múltiples beneficios para cuidar tu salud y así aprovechar todas las propiedades de esta bebida

Para los amantes del café hay una tendencia que gana terreno cada día: tomar el café sin azúcar ni añadidos. Esta forma más pura y sencilla de disfrutar la bebida no sólo resalta su sabor auténtico, sino que también podría ser una estrategia inteligente para cuidar tu salud. Pero, ¿por qué exactamente deberíamos optar por el café amargo al comenzar el día?
Beber café amargo no es simplemente una elección de paladar. El café en su estado más natural es una fuente rica en antioxidantes, especialmente en compuestos como el ácido clorogénico. Estos antioxidantes ayudan a proteger las células del cuerpo frente al estrés oxidativo, que está relacionado con el envejecimiento celular y enfermedades crónicas como el cáncer y problemas cardiovasculares.
Al eliminar el azúcar y la leche, se evita interferir con los efectos positivos de estos compuestos. Además, se reduce la carga calórica de la bebida, lo que también tiene sus ventajas si estás intentando mantener o perder peso.
Un aliado por las mañanas para la concentración y el rendimiento
Una de las razones por las que el café se ha convertido en un ritual matutino universal es su capacidad para activar la mente. La cafeína, principal estimulante del café, mejora la atención, la memoria a corto plazo y la capacidad de reacción. Es ideal para comenzar el día con más energía y claridad mental.
Pero hay un matiz importante: la cantidad. Un consumo moderado, entre una y dos tazas diarias, es lo recomendable. Excederse puede traducirse en nerviosismo, irritabilidad o dificultades para dormir, sobre todo si se toma por la tarde.

¿Café para controlar el apetito?
Otro beneficio interesante, especialmente para quienes buscan controlar su peso, es su posible efecto sobre el apetito. El café negro puede funcionar como supresor leve del hambre y tiene un ligero efecto termogénico, es decir, puede aumentar el gasto energético del cuerpo.
Esto no significa que el café sea un método milagroso para adelgazar, pero sí puede ser una herramienta útil dentro de un estilo de vida equilibrado. Al evitar añadir azúcar, también se previene el pico de insulina que suele abrir el apetito poco después de su consumo.
Lo que quizás sorprenda a muchos es la relación entre el café amargo y la salud cerebral. Diversos estudios han vinculado el consumo regular de café con un menor riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Esto se debe tanto a la cafeína como a los antioxidantes, que ejercen un efecto neuroprotector.
Incorporarlo en la rutina matutina podría, entonces, no sólo ayudar a despertar la mente al instante, sino también a cuidarla a largo plazo.
¿Y si haces ejercicio? Mejor con café
Si tu rutina matutina incluye deporte, una taza de café amargo antes del entrenamiento podría darte un empujón extra. La cafeína actúa como un estimulante natural del rendimiento físico. Mejora la resistencia, disminuye la percepción de esfuerzo y puede incluso mejorar los tiempos de reacción. Es una alternativa más saludable y económica que muchos suplementos deportivos comerciales.
Eso sí, no todo son ventajas. Los nutricionistas advierten que no todas las personas toleran bien el café, sobre todo en grandes cantidades. Aquellos con ansiedad, hipertensión o problemas digestivos deben moderar su ingesta o consultarlo con un médico.
Asimismo, consumir café por la tarde o noche puede interferir con el sueño. Si bien sus efectos estimulantes son positivos por la mañana, en otros momentos del día pueden alterar el ciclo de descanso.

Optar por el café amargo cada mañana no es sólo una cuestión de sabor sofisticado, sino una decisión que puede beneficiar tu cuerpo y mente. Desde mejorar la concentración y proteger las células, hasta ayudar con el control del peso y el rendimiento físico, esta bebida demuestra que, a veces, menos es más.
Como siempre, la clave está en la moderación y en adaptar el consumo a las necesidades individuales. Porque un buen café puede ser mucho más que un despertar: puede ser una inversión diaria en tu bienestar.
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