Bienestar
Por qué volver a los hábitos de nuestros abuelos es la nueva clave del bienestar en 2025
La Generación Z está marcando un giro inesperado: menos obsesión por el éxito, más conexión con lo esencial. La tendencia apunta hacia un regreso a lo simple, lo natural y lo tradicional
Lejos de la nostalgia vacía o el rechazo a la modernidad, muchas personas -especialmente jóvenes- están adoptando un estilo de vida más simple, consciente y pausado. Y, paradójicamente, eso implica rescatar prácticas de generaciones anteriores: cocinar desde cero, reducir el consumo digital, caminar más, comprar menos y mejor. En otras palabras, volver a los hábitos de nuestros abuelos.
Este fenómeno no es aislado. Según un estudio de la consultora Oliver Wyman, el 75% de los jóvenes de la Gen Z estaría dispuesto a pagar más por productos sostenibles, y el 67% ya ha comenzado a ahorrar activamente. La saturación digital, la ansiedad y la hiperconectividad están despertando una necesidad urgente de poner freno.
Adiós al "más es más": menos tecnología, más bienestar
El culto al rendimiento, la inmediatez y la exposición constante están siendo reemplazados por un deseo de calma. Las redes sociales, la sobreinformación y la presión por encajar han generado fatiga mental. Frente a eso, muchas personas buscan reducir estímulos, simplificar su día a día y centrarse en lo que realmente importa: la salud, el descanso, la comida casera, la rutina, el presente.
La psicóloga Itziar Digón señala que este movimiento responde al deseo de reconectar con la autenticidad y la calidad de vida. Se trata de recuperar rituales antiguos que daban estructura y sentido: preparar la comida en casa, ir al mercado, compartir la mesa, caminar, observar la naturaleza. Es un cambio cultural que busca transformar el estilo de vida desde adentro.
Comer como antes: entre tradición y conciencia
Uno de los ejes centrales de esta transformación es la alimentación. Cada vez más personas están dejando atrás los ultraprocesados, el delivery exprés y los snacks por costumbre. Volver a cocinar implica también volver a planificarse, comprar con criterio y comer con calma.
La clave no es replicar literalmente el menú de nuestros abuelos, sino reinterpretarlo desde nuestro estilo de vida actual. Se trata de adaptar lo tradicional a una realidad menos activa, pero igual de exigente en términos de salud mental y física.
Cosmética de siempre para nuevas generaciones
El fenómeno también ha llegado a la cosmética. Marcas como Nivea, Suavina o Eau de Rochas, con más de 100 años de historia, están viendo un resurgir gracias al valor que las nuevas generaciones otorgan a lo familiar, fiable y duradero. Frente a la avalancha de productos nuevos, las fórmulas de siempre -probadas por madres, abuelas e incluso bisabuelas- ofrecen una especie de refugio emocional.
La tendencia se traduce también en consumo más responsable. En lugar de acumular novedades, hay un interés creciente por productos que duren, que respeten el entorno y que se adapten a cada piel de forma efectiva, sin promesas vacías ni campañas agresivas.
La serenidad no viene de hacer más, sino de vivir mejor. Y, a veces, la respuesta está justo donde empezó todo.