Bienestar

La verdad sobre el efecto "despertador" del café matutino: ¿nos lo imaginamos?

Los científicos descubren que el estímulo que se obtiene con ese "chute" matutino no puede reproducirse con cafeína simple. Entonces, ¿qué es lo que sucede?

Taza café, cafeína reduce diabetes y adelgaza
El ingrediente oculto en tu taza de café que reduce el riesgo de diabetes y adelgazaFreepik

Para muchas personas, el día no empieza hasta que la taza de café está vacía. Creemos que el café hace que uno se sienta más alerta, por lo que sus adeptos lo beben para despertarse y mejorar su eficiencia. Pero, ¿y si ese efecto realmente no cumple esa misión, como creemos? ¿Y si no fuera más que un placebo? Estas fueron las preguntas que se planteó un equipo de científicos portugueses, cuyo trabajo se publica hoy en la revista científica Frontiers in Behavioral Neuroscience.

Durante su investigación, los autores analizaron a personas voluntarias que consumían café todas las mañanas antes del estudio, para averiguar si ese "efecto despertador" depende de las propiedades de la cafeína o si se trata de la experiencia de tomar café. Es decir, si su aroma, sabor y olor activa alguna parte del cerebro que nos haga sentir alerta o la zona que afecta a la memoria de trabajo y al comportamiento orientado a objetivos.

"Existe la expectativa común de que el café aumenta el estado de alerta y el funcionamiento psicomotor", afirma el profesor Nuno Sousa, de la Universidad de Minho, autor del estudio y editor jefe de campo de la revista. "Cuando se llega a comprender mejor los mecanismos subyacentes a un fenómeno biológico, se abren vías para explorar los factores que pueden modularlo e incluso los beneficios potenciales de ese mecanismo".

Para ello, los científicos reclutaron a personas que bebían un mínimo de una taza de café al día y les pidieron que se abstuvieran de comer o tomar bebidas con cafeína durante al menos tres horas antes del estudio. Entrevistaron a los participantes para recopilar datos sociodemográficos y, a continuación, les realizaron dos escáneres de resonancia magnética funcional breves para comprobar qué zonas del cerebro se activaban. Uno lo realizaron antes y otro 30 minutos después de tomar cafeína o de beber una taza de café normalizada. Durante las resonancias magnéticas funcionales, se pidió a los participantes que se relajaran y dejaran vagar su mente.

Debido a los efectos neuroquímicos conocidos del consumo de café, los científicos esperaban que los escáneres de resonancia magnética funcional mostraran que las personas que bebían café tenían una mayor integración de las redes vinculadas a la corteza prefrontal, que está asociada a la memoria ejecutiva, y la red de modo por defecto, implicada en los procesos de introspección y autorreflexión. Pero descubrieron que esta última disminuía tanto después de tomar café como después de tomar cafeína, lo que indica que consumir cafeína o café hacía que las personas estuvieran más preparadas para pasar del descanso al trabajo en las tareas.

A su vez, tomar café también aumentó la conectividad en la red visual superior y la red de control ejecutivo derecha, dos partes del cerebro que intervienen en la memoria de trabajo, el control cognitivo y el comportamiento dirigido a objetivos. Esto no ocurría cuando los participantes sólo tomaban cafeína. En otras palabras, si quieres sentirte no sólo alerta, sino preparado para la acción, la cafeína por sí sola no basta: necesitasexperimentar esa taza de café.

"El consumo agudo de café disminuyó la conectividad funcional entre regiones cerebrales de la red de modo por defecto, una red que se asocia a procesos autorreferenciales cuando los participantes están en reposo", afirma la doctora María Picó-Pérez, de la Universidad Jaume I, primera autora.

"La conectividad funcional también disminuyó entre las redes somatosensoriales/motoras y el córtex prefrontal, mientras que la conectividad en regiones de la red visual superior y de la red de control ejecutivo derecha aumentó tras tomar café", prosigue. "En palabras sencillas, los sujetos estaban más preparados para la acción y alerta a los estímulos externos después de tomar café".

El efecto placebo del olor a café

"Teniendo en cuenta que algunos de los efectos que encontramos fueron reproducidos por la cafeína, podríamos esperar que otras bebidas con cafeína compartieran algunos de los efectos", explica Picó-Pérez. "Sin embargo, otros eran específicos del consumo de café, impulsados por factores como el olor y el sabor particulares de la bebida, o la expectativa psicológica asociada a su consumo".

Los autores señalan que es posible que la experiencia de tomar café sin cafeína pueda causar estos beneficios: este estudio no pudo diferenciar los efectos de la experiencia sola de la experiencia combinada con la cafeína. También existe la hipótesis de que los beneficios que afirman los consumidores de café podrían deberse al alivio de los síntomas de abstinencia, algo que este estudio no puso a prueba.

"Los cambios en la conectividad se estudiaron durante una secuencia en estado de reposo. Cualquier asociación con procesos psicológicos y cognitivos se interpreta basándose en la función común atribuida a las regiones y redes encontradas, pero no se comprobó directamente", advierte Sousa. "Además, podría haber diferencias individuales en el metabolismo de la cafeína entre los participantes que sería interesante explorar en el futuro", concluye.