Emergencias
¿Cuál es la única comunidad española que no cuenta con helicóptero medicalizado?
Cuando se cumple el centenario del primer aerotransporte sanitario en España los expertos piden protocolos y procedimientos unificados para este tipo de asistencia
Un rescate en alta mar, un traslado de urgencia tras un accidente múltiple en la carretera o a un paciente que ha sufrido un paro cardiaco en una zona rural alejada del hospital de referencia más cercano son algunas de las situaciones en las que el transporte aéreo sanitario es, no ya la mejor opción sino que en muchas ocasiones, la única viable.
El transporte de heridos o pacientes mediante aviones o helicópteros medicalizados es una modalidad a la que estamos «acostumbrados». Su uso se remonta a la Primera Guerra Mundial y que en España se inició hace 100 años.
Sin embargo, como explica el doctor Carlos Velasco, presidente de Sociedad Española de Medicina Aeroespacial (SEMA), las indudables ventajas de este medio, que permite una recogida de enfermos y heridos en lugares apartados de servicios médicos especializados, así como un diagnóstico e inicio del tratamiento temprano en el lugar y con los medios también adecuados, pueden verse ensombrecidas por la exposición del paciente a un medio tremendamente adverso como es el aeroespacial.
En este sentido, continúa que «las bajas presiones barométricas que generan fenómenos disbáricos y una disminución significativa en el oxígeno disponible, las temperaturas extremas, las vibraciones y fenómenos biodinámicos derivados de la exposición a diferentes aceleraciones o la baja humedad relativa que se encuentra en el interior de los aviones de ala fija que vuelan a gran altitud, condicionan modificaciones fisiopatológicas importantes que pueden desestabilizar la situación de los pacientes trasladados por vía aérea». Otras complicaciones añadidas son, además, «que no se puede hacer una lectura de la hipertensión arterial con el aparataje normal, o que el equipo empleado debe tener certificación de aeronavegabilidad para no interferir con los del avión», cuenta.
Algunas cifras
Todas las comunidades autónomas –a excepción de Murcia– cuentan con helicópteros medicalizados. En total hay 38 en España, sin contar los de rescate, que además llevan rescatador. Precisamente «el número de demandas de rescate en montaña ha crecido mucho, más que el medicalizado», señala Francisco Gallego, coordinador médico del Grupo de Aerotransporte Medicalizado de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). Este servicio sólo está disponible en siete CC AA (Asturias, Cantabria, Aragón, Cataluña, Valencia Castilla y León y Madrid).
Siguiendo con las cifras, de media al año, un helicóptero estándar en nuestro país atiende un aviso cada 12 horas, continúa Gallego. En cuanto al tipo de dolencias, la causa más frecuente de demanda en ambos casos son los traumatismos. «Las patologías tiempo/dependientes son la estrella: donde no se llega con ambulancia o donde el traslado resulta muy largo. La patología cardiovascular (infartos e ictus) es la segunda, y la tercera, cada vez más común, los traslados de hospitales secundarios a otros más grandes para someter a pacientes de intervenciones complejas», prosigue.
Lo que está claro es que, además de crecer en número, ha evolucionado muchísimo en estos años. «Hoy se puede trasladar casi todo, pero no de cualquier manera», cuenta Velasco. Por eso, continúa, «creemos que es importante, a nivel internacional, intentar coordinar los protocolos y procedimientos que se hacen en estos casos. Un problema que vemos es que no está establecida la figura del médico o enfermero de transporte aerosanitario. Hay cursos, pero no están estandarizados, tanto en formación como en requisitos, y dado que cada vez es más habitual que se hagan este tipo de transportes deberían estar más protocolarizados», subraya.
Precisamente, y con motivo de la celebración del centenario del primer aerotransporte sanitario en España, Semes y Sema han firmado un acuerdo de colaboración para impulsar la formación de médicos y enfermeros en este área. Tal y como suscribe Carmen Camacho, vicepresidenta de Semes, «un convenio que nos da un marco legal y para establecer acciones formativas».
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