Invetigación
Cuestionan el papel de los medicamentos "mas potentes" para el dolor
Una revisión de 150 estudios encuentran "lagunas" en los efectos de los opioides para paliar el dolor oncológico. También plantea si su uso continuado puede debilitar el sistema inmune.
La morfina es el tratamiento de referencia para la atención oncológica y se recomienda en muchas guías clínicas internacionales para el dolor oncológico moderado a intenso debido a su bajo coste y accesibilidad. Sin embargo, otro grupo de medicamentos mucho más accesibles y sin riesgo de crear dependencia pueden ser tan eficaces como algunos opiáceos para este fin. Se trata de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), incluida la aspirina y el diclofenaco.
Así lo demuestra una revisión de los datos de más de 150 ensayos clínicos publicados, realizada por investigadores de la Universidad de Sídney (Australia), que cuestiona la opinión generalizada de que los opioides son los analgésicos más potentes. Sus argumentos se basan en que muy pocos ensayos habían comparado medicamentos opioides de uso común, como la morfina, la oxicodona y la metadona, con placebo.
"La falta de pruebas que comparen los opiáceos con placebo para el dolor oncológico probablemente refleje los retos éticos y logísticos asociados a la realización de tales ensayos. Sin embargo, estos ensayos son necesarios para orientar la toma de decisiones clínicas", afirmó la investigadora principal, Christina Abdel Shaheed. "En la práctica, los opioides son indispensables para el dolor intratable y la angustia al final de la vida. Lo que merece la pena destacar es que los fármacos no opiáceos, en particular los AINE, son sorprendentemente eficaces para algunos dolores oncológicos y pueden evitar los problemas de la dependencia y la disminución de la analgesia opiácea con el tiempo", destaco la coautora, Jane Ballantyne, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos, según recoge Ep.
El trabajo, publicado en la revista científica CA: A Cancer Journal for Clinicians, subraya que no existe un enfoque terapéutico único para el dolor oncológico, e insta a los profesionales sanitarios y a los pacientes a sopesar cuidadosamente las pruebas a la hora de decidir un plan adecuado de tratamiento del dolor.
Podrían debilitar el sistema inmune
Entre los estudios revisados, los autores destacaron que hubo muy pocos ensayos que compararan medicamentos opiáceos con placebo y, de los ensayos controlados con placebo, hubo pruebas "de certeza moderada" de que, por ejemplo, el tapentadol-un opiáceo tres veces menos potente que morfina- funcionara mejor que el placebo para el dolor de fondo causado por el cáncer.
Respecto al fentanilo- 50 veces más potente que la morfina- señalaron que su uso en spray nasal, bajo la lengua, entre la encía y la mejilla, o como spray oral, en dolor irruptivo del cáncer- muy intenso y transitorio- puede ser más eficaz que el placebo. Sin embargo, no solo no es recomendable su uso de modo general por sus efectos secundarios, sino que, según concluyó el estudio, es posible que tanto este opioide como la morfina afecten a la capacidad del organismo para combatir el cáncer.
Según los investigadores, es necesario investigar para determinar si existen interacciones negativas entre los medicamentos opioides y los tratamientos contra el cáncer o el sistema inmunitario, a fin de garantizar que el tratamiento del dolor no repercuta negativamente en la capacidad de tratar eficazmente el cáncer.
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