Día Internacional

Descubre el Síndrome de Kabuki, una enfermedad rara que afecta a 1 de cada 32.000 nacimientos

El diagnóstico de esta patología se basa en la observación clínica de estos síntomas:

«Una enfermedad rara no puede ser una carrera con tantos obstáculos»
«Una enfermedad rara no puede ser una carrera con tantos obstáculos»La Razón

Cada 23 de octubre conmemoramos el Día Internacional del Síndrome de Kabuki, con el objetivo de dar visibilización a esta enfermedad, así como brindar apoyo a los afectados y sus familiares. El Síndrome de Kabuki es un desorden congénito que pertenece al grupo de las “enfermedades raras o de baja frecuencia”, que incluye a las dolencias con una prevalencia mínima. En el caso del Síndrome de Kabuki, afecta únicamente a 1 de cada 32.000 nacimientos.

Aunque es poco frecuente, el Síndrome Kabuki es una enfermedad grave que provoca múltiples anomalías congénitas que pueden dificultar enormemente la vida de los afectados y sus familiares. Según la Asociación Española de Familiares y Afectados por el Síndrome Kabuki (AEFA-KABUKI), esta enfermedad puede ser heredada a través de un gen dominante o recesivo relacionado con el cromosoma X. Se caracteriza por la falta de desarrollo muscular, anomalías esqueléticas, dificultades de aprendizaje y alteraciones en los rasgos faciales (...).

Síndrome de Kabuki
Síndrome de KabukiLa Razón

¿Cómo identificar el Síndrome de Kabuki?

Fue descrito por primera vez en el año 1981 por los médicos Norio Niikawa y Yoshikazu Kuroki, motivo por el que también se le conoce como el Síndrome de Niikawa Kuroki. Aunque el nombre más común es el de Síndrome de Kabuki, una referencia a la expresión facial del afectado, que recuerda a las de las máscaras de Kabuki, típicas en la cultura nipona.

El diagnóstico de esta patología se basa en la observación clínica de los rasgos característicos y síntomas del síndrome, que incluye el retraso en el crecimiento postnatal, rasgos faciales distintivos (hendiduras entre los párpados, cejas arqueadas y espesas, labio leporino, orejas grandes, anomalías dentales), anomalías esqueléticas y craneofaciales, déficit intelectual y dificultades de aprendizaje (de leve a moderado), bajo tono muscular (hipotonía), defectos congénitos del corazón, pérdida de la audición. No todos los afectados presentan necesariamente todas estas singularidades, y tampoco tienen porque darse con la misma gravedad en un afectado y otro. Por eso se suele realizar un análisis molecular para confirmar el diagnóstico clínico.

En cuanto a su tratamiento, lo ideal es que cada paciente reciba una atención personalizada a través de un equipo multidisciplinario de médicos y terapeutas, enfocándose en fortalecer la musculatura, hacer terapia psicológica y acompañar al paciente para que pueda desarrollar sus capacidades del habla y de coordinación corporal. Siendo especialmente importante el trabajo con un logopeda para el desarrollo de las habilidades comunicativas, así como la terapia miofuncional para la independencia de los movimientos, coordinación y movilidad de los órganos fornoarticulatorios.

En casos de dificultades congénitas, como defectos cardiacos o deficiencias inmunológicas, es probable que el paciente deban someterse a diversas cirugías. En función de la gravedad de estos de estas complicaciones puede reducirse la esperanza de vida de las personas que padecen el Síndrome de Kabuki.