Salud
Encuentran microplásticos en todos los testículos humanos y de perro analizados
Preocupación entre los investigadores por sus potenciales efectos negativos en la fertilidad masculina
Un reciente estudio científico ha reportado la presencia de microplásticos en testículos de perros y humanos, hallazgo que podría estar relacionado con el recuento de espermatozoides y el peso de testículos y epidídimos.
Si bien hasta la fecha existen escasos registros de microplásticos en el sistema reproductor humano y sus posibles consecuencias en la calidad del esperma no han sido ampliamente estudiadas, su presencia generalizada ha despertado preocupación entre los investigadores por sus potenciales efectos negativos en la fertilidad masculina.
Mediante el uso de técnicas médicas especializadas y una serie de rigurosos análisis estadísticos, el estudio cuantificó 12 tipos de microplásticos en 47 testículos caninos y 23 humanos cadáveres. Constató la «presencia de microplásticos en todos los testículos analizados, tanto humanos como caninos».
Asimismo, se recogieron datos sobre el peso de los órganos reproductores y el recuento de espermatozoides en perros. En concreto, las cantidades analizadas ascendían a 328,44 microgramos por gramo de tejido en el caso de los humanos y a los 122,63 en el caso de los perros.
Por otro lado, tanto los humanos como los caninos presentaron proporciones relativamente similares de los principales tipos de polímeros. Todas las variables observadas en la investigación se están teniendo en cuenta con el objetivo de encontrar la asociación entre microplásticos y funciones reproductivas.
Cada vez más expertos en reproducción asistida apuntan a que estos podrían estar detrás del inusitado descenso de la calidad del semen que se ha producido en los últimos 50 años entre hombres jóvenes de todo el mundo. Los microplásticos pueden causar problemas a nivel circulatorio, al penetrar en el torrente sanguíneo, y hormonales, porque son disruptores endocrinos.
Hay estudios recientes en los que los expertos han encontrado microplásticos en diferentes tejidos, incluidos la sangre o el cerebro. Los microplásticos se cuelan en nuestro organismo a través del aire que inhalamos (respiramos microplásticos del tamaño de una tarjeta de crédito cada semana) o de la comida en contacto con ellos. Aunque sus efectos a largo plazo en la fertilidad son aún desconocidos, se sabe que si se acumulan en las arterias comportan un mayor riesgo de infarto, entre otros daños probados.
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