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Contaminación
Plástico hasta en el aire que respira el mundo: tóxico y cancerígeno
Dos estudios recientes revelan «los peligros de inspirar»: cada persona puede ingerir 22 millones de microplásticos al año y la contaminación atmosférica amenaza la salud neurológica
Que los micro y nanoplásticos contaminan mar, tierra y aire no es nuevo. Lo que se desconocía es que una persona puede llegar a respirar 22 millones de ellos cada año. Esta es una de las concusiones extraídas del informe «Respirar plástico: los impactos en la salud de los plásticos invisibles en el aire», elaborado por el Centro Internacional sobre la Legislación Ambiental de Estados Unidos.
En él se denuncia el alto nivel de exposición a sustancias tóxicas que puede representar la inhalación cotidiana de minucias de plástico, invisibles a los ojos pero muy dañonas, según las evidencias recopiladas sobre los graves impactos que pueden tener en la salud de la población.
«A pesar de su aparente simplicidad, en realidad los plásticos son cócteles de una enorme cantidad de sustancias distintas que se han empleado en su fabricación, como plastificantes o colorantes y otras posibilidades, sin que se divulgue debidamente qué sustancias son estas», explica Carlos de Prada, responsable de la iniciativa «Hogar «Hogar sin tóxicos».
Pero además, de las citadas, a los micro y nanoplásticos pueden adherirse sustancias tóxicas presentes en el medio ambiente como metales pesados, contaminantes orgánicos persistentes o hidrocarburos aromáticos policíclicos. En el informe se identifican más de 10.000 sustancias químicas diferentes, de las que unas 2.400 al menos podrían ser preocupantes. Por otra parte, los tóxicos contenidos en esas partículas vienen a sumarse a otros presentes en el cuerpo humano que llegan a él a través de otras vías, pudiendo crearse peligrosos efectos combinados.
Según el documento, «la cantidad de micro y nanoplásticos atmosféricos en las cercanías de un individuo puede llegar a 5.700 por metro cúbico» y, de hecho, mencionan mencionan una investigación científica que encontró infinidad de estas partículas en los pulmones humanos, en 2022.
Sus efectos negativos son de gran alcance. Estos mini-plásticos pueden pasar de los pulmones a los ganglios linfáticos u otros tejidos y órganos secundarios desde la sangre. El informe los compara con un «caballo de Troya» en el que se ocultan y transportan sustancias nocivas.
Entre ellas, algunas alteran las hormonas, otras afectan a factores relacionados con la diabetes, la infertilidad y los cánceres hormono dependientes. Según detalla el documento, los estudios analizados muestran una serie de efectos adversos a lo largo del tracto respiratorio y más allá, que van desde la irritación de los órganos hasta la aparición de cáncer en casos de exposición crónica. Los estudios también indican una gama potencial de efectos en el desarrollo de la primera infancia.
Uno de los puntos más impactantes del estudio radica en la asunción de que evitar la inhalación de las partículas de plástico es prácticamente imposible. No por encerrarnos en casa evitaremos ingerirlas. Según Prada, «es especialmente preocupante la exposición constante que puede darse en espacios cerrados, tales como los hogares o centros de trabajo, donde se detectan mayores concentraciones que en espacios abiertos».
Esto sucede «al liberarse poco a poco desde los más diversos artículos que puede haber en interiores». De Prada recuerda que «los europeos pueden pasar hasta un 90% de su tiempo en espacios cerrados, lo que es especialmente preocupante puesto que respiramos miles de litros de aire al día, así que la cantidad de micro y nanoplásticos que puede entrar en nuestro organismo simplemente por respirar es ingente».
Más plástico y más demencia
Si el hecho de estar respirando plástico podría no resultar suficientemente dramático, a esto debemos de añadir otra mala noticia. En esta ocasión la información llega a través de un equipo de expertos de los departamentos de Salud Ambiental y Epidemiología de la Escuela de Salud Pública TH Chan, en Boston (EE UU), que a principios de mes daba a conocer en la revista «The British Medical Journal» los resultados de su estudio: la contaminación del aire aumenta el riesgo de padecer demencia.
Para concluir esta relación, los expertos revisaron 2.000 estudios publicados en todo el mundo en las últimas décadas sobre efectos de la contaminación en la salud humana y encontraron 51 investigaciones que aportan datos significativos sobre demencia y exposición aire con partículas menores de 2,5 micras (PM-2,5), uno de los elementos habitualmente analizados en la calidad del aire.
Los autores concluyen que existen evidencias sobre esta relación incluso si la exposición es inferior a los niveles considerados legales en Reino Unido, Europa y EEUU y, por tanto, los organismos y autoridades competentes deben tener en consideración estos datos a la hora de revisar normativas y asegurar la mejora de la calidad del aire.
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