Salud

Encuentran en los perros la 'pista' para entender el envejecimiento del cerebro humano

Los cánidos aportan nuevos conocimientos sobre la inteligencia humana y cómo progresa el deterioro cognitivo por la edad, en un estudio de GeroScience

Perros qué causa el envejecimiento del cerebro humano
Una mujer mayor con su perroFreepik

El estudio de la inteligencia, de qué hace más listos a unos humanos frente a otros, es uno de los temas que más interés atrae. Si al atractivo que despierta la incógnita, le sumamos otra de las dudas más comunes, la de qué hace que unos cerebros envejezcan antes o por qué el deterioro cognitivo progresa más rápido en algunos sujetos, tendremos el Santo Grial de las ciencias naturales.

La búsqueda por desvelar los secretos de la mente protagoniza el espíritu de multitud de estudios científicos. Pero, a veces, una perspectiva distinta puede ser la que abra el camino. Con esta filosofía, se publica una nueva investigación que afirma haber hallado nuevos conocimientos sobre la inteligencia y el envejecimiento del cerebro humano a través del estudio de los perros. Sus resultados abren una nueva vía para comprender mejor la cognición y cómo su deterioro progresa con la edad.

«Aunque todavía estamos desvelando muchos misterios, los animales pueden aportar valiosas ideas sobre los orígenes y la organización tanto de la mente como del intelecto», apuntan los autores del trabajo publicado en la revista académica GeroScience, centrada en la biología del envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad.

Los investigadores que lo firman trabajan en el Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE), el centro de estudios superiores más grande y antiguo de Hungría, en Budapest. En su publicación, afirman haber descubierto que los perros pueden poseer un componente clave de la inteligencia conocido como "factor G", que también poseemos los humanos.

Y lo que es más importante según los científicos es que este factor comparte muchas características con su homólogo humano, incluidos sus patrones de envejecimiento. Estos hallazgos podrían acercarnos a comprender cómo se organiza la cognición canina (y humana) y cómo progresa el deterioro cognitivo con la edad.

¿Hay perros más listos que otros?

Pero, primero, ¿qué es el factor G? Se conoce por este nombre al factor general de la inteligencia. Según la Teoría Bifactorial del psicólogo inglés Charles Spearman. Este experto observó que los niños en edad escolar que sacan muy buenas notas en una asignatura tenderán también a puntuar bien en el resto de asignaturas. A partir de este hecho, formuló la teoría de que las capacidades cognitivas humanas están en cierto modo centralizadas.

Es decir, que hay un factor cognitivo general o factor G, que engloba todas las capacidades cognitivas y está estrechamente relacionado con el éxito académico, laboral y profesional. En su investigación, los investigadores del Departamento de Etología del ELTE indagaron sobre la existencia de dicho factor cognitivo general en los perros.

«El rendimiento cognitivo de los perros es un tema muy popular en la literatura científica, aunque la mayoría de los estudios son comparativos y se centran en los perros como especie. Sorprendentemente, estos estudios han pasado por alto en gran medida las diferencias individuales entre unos perros y otros, así como las razones que las explican. En consecuencia, sabemos muy poco sobre cómo se estructuran las capacidades cognitivas de los perros», afirma Borbála Turcsán, uno de los autores principales del estudio.

Para investigarlo, los autores diseñaron una serie de siete tareas para evaluar el rendimiento cognitivo de 129 perros de familia de entre 3 y 15 años, a los que hicieron un seguimiento durante dos años y medio. El rendimiento en estas pruebas formaba una estructura jerárquica similar a la observada en la cognición humana.

Un perro realizando una prueba de inteligencia para el estudio
Un perro realizando una prueba de inteligencia para el estudioKubinyi Eniko / Eötvös Loránd University

Los investigadores identificaron dos amplios dominios cognitivos: la resolución independiente de problemas, que incluía pruebas de memoria, y la capacidad de aprendizaje (asociativo o no). Los resultados demostraron que ambas áreas estaban interconectadas, lo que indica que los perros con mejores habilidades de resolución de problemas solían aprender nuevas tareas más rápidamente, confirmando la existencia de un factor cognitivo general de orden superior que los relaciona. Inspirándose en la literatura humana, los autores lo denominaron "factor G canino".

Cómo reconocer a un perro inteligente

Los investigadores no se conformaron con encontrar el factor G canino; también querían confirmar si tenía un poder predictivo similar al descrito en humanos. «Para confirmar que efectivamente habíamos identificado el factor cognitivo general, examinamos si este factor se correlacionaba con características individuales conocidas en la literatura de humanos y otras especies animales que se asocian con el factor G», explica Tamás Faragó, investigador del Departamento de Etología del ELTE.

Los resultados revelaron que los perros con puntuaciones altas en el factor G eran más proclives a explorar entornos desconocidos, mostraban mayor interés por las novedades y se desenvolvían mejor en situaciones de aprendizaje nuevas que los perros con puntuaciones más bajas. Además, las puntuaciones G de los perros también estaban relacionadas con sus personalidades, que se midieron mediante un cuestionario rellenado por los dueños de los perros.

Una puntuación alta del factor G se asoció con niveles más altos de actividad, nivel de adiestramiento y capacidad de adiestramiento. Estos resultados confirmaron que el factor G canino se asemeja al humano no sólo en la estructura, sino también en lo que se percibe de forma externa. Esto ha abierto nuevas perspectivas en el campo de la investigación sobre el envejecimiento y el deterioro cognitivo.

«Es bien sabido que a medida que los perros envejecen, su atención, capacidad de aprendizaje y memoria disminuyen de forma natural. Sin embargo, si las capacidades cognitivas están interconectadas, es plausible que su declive con la edad no sea independiente, sino que esté vinculado a un factor subyacente común detrás del deterioro de varias capacidades», subrayó Zsófia Bognár, estudiante de doctorado, la otra autora principal del estudio.

Un envejecimiento cerebral similar al de los humanos

Los investigadores también realizaron un seguimiento de los cambios en el rendimiento cognitivo de los perros a lo largo de dos años y medio y, basándose en esta evaluación longitudinal, demostraron que, efectivamente, existe un declive cognitivo global; la puntuación del factor G canino disminuía con la edad.

Sin embargo, este declive se vio influido por el estado de salud de los perros; los perros con peor salud mostraron un declive más rápido del valor del factor G con la edad, mientras que no se observaron cambios significativos con la edad en los perros con buena salud.

Aunque este declive global afectó a todas las capacidades cognitivas, los resultados también revelaron que los cambios relacionados con la edad en la memoria y las capacidades de aprendizaje asociativo están influidos por otros factores, lo que da lugar a diversas dinámicas de envejecimiento. Este patrón de envejecimiento se asemeja al humano y es un hallazgo importante para los esfuerzos posteriores por identificar las causas moleculares y neurológicas del deterioro cognitivo.

«Esta nueva investigación pone de relieve paralelismos intrigantes entre el envejecimiento humano y el canino, lo que refuerza aún más el argumento de que los perros son una especie modelo excelente para la investigación sobre el envejecimiento», subraya Enikő Kubinyi, líder del Grupo de Investigación de Animales de Compañía del MTA-ELTE y del Programa de Perros de Familia Mayores. «Además, nuestros hallazgos apoyan la existencia del factor G canino, lo que sugiere que los perros también pueden ayudar a comprender la evolución y los antecedentes de la inteligencia humana».