Hallazgo
Investigadores logran una recuperación sin precedentes de la función cardíaca
Una nueva terapia genética consigue revertir los efectos de la insuficiencia cardíaca y restaura la función cardíaca, tal y como se ha comprobado en cerdos
En la actualidad, la insuficiencia cardíaca es irreversible. En ausencia de un trasplante de corazón, la mayoría de los tratamientos médicos tienen como objetivo reducir el estrés que sufre el corazón y ralentizar la progresión de esta enfermedad, a menudo mortal.
Una nueva terapia genética puede revertir los efectos de la insuficiencia cardíaca y restaurar la función cardíaca tal y como se ha comprobado en un modelo animal de gran tamaño.
La terapia logra aumentar la cantidad de sangre que el corazón puede bombear y mejora drásticamente la supervivencia, logrando "una recuperación sin precedentes de la función cardíaca", tal y como recoge el estudio.
Si la terapia génica muestra resultados similares en futuros ensayos clínicos, podría ayudar a curar los corazones de una de cada cuatro personas vivas que, en algún momento, desarrollarán insuficiencia cardíaca.
Los resultados se publican en la revista "Regenerative Medicine", de "Nature".
Los investigadores se centraron en restablecer una proteína cardíaca fundamental llamada integrador de puentes cardíacos 1 (cBIN1). Sabían que el nivel de cBIN1 era menor en pacientes con insuficiencia cardíaca y que, cuanto más bajo era, mayor era el riesgo de enfermedad grave.
"Cuando el cBIN1 está bajo, sabemos que a los pacientes no les va a ir bien", afirma en un comunicado del estudio Robin Shaw, director del Instituto de Investigación y Capacitación Cardiovascular Nora Eccles Harrison (CVRTI) en la Universidad de Utah y coautor principal del estudio.
Se plantearon ver qué sucedía cuando subían los niveles de esta proteína. Para intentar aumentar los niveles de cBIN1 en casos de insuficiencia cardíaca, los científicos recurrieron a un virus inocuo que se utiliza habitualmente en terapia génica para introducir una copia adicional del gen cBIN1 en las células cardíacas.
Inyectaron el virus en el torrente sanguíneo de cerdos con insuficiencia cardíaca. El virus se desplazó por el torrente sanguíneo hasta el corazón, donde introdujo el gen cBIN1 en las células cardíacas.
En este modelo de insuficiencia cardíaca, la enfermedad suele provocar la muerte en unos pocos meses, pero los cuatro cerdos que recibieron la terapia génica en las células cardíacas sobrevivieron durante seis meses, el punto final del estudio.
Es importante destacar que el tratamiento no solo evitó que la insuficiencia cardíaca empeorara, sino que también mejoró algunos parámetros clave de la función cardíaca, lo que indica que el corazón dañado se estaba reparando a sí mismo.
Shaw enfatiza que este tipo de reversión de un daño existente es muy inusual. “En la historia de la investigación sobre la insuficiencia cardíaca, no hemos visto una eficacia como esta”, dice Shaw.
Las terapias anteriores que se han intentado para la insuficiencia cardíaca han mostrado mejoras en la función cardíaca del orden del 5-10%. La terapia génica cBIN1 mejoró la función en un 30%. “Es como la noche y el día”, agrega Shaw.
La eficiencia de bombeo de sangre de los corazones tratados, que es la principal medida de la gravedad de la insuficiencia cardíaca, aumentó con el tiempo, no hasta niveles totalmente saludables, pero sí hasta niveles cercanos a los de los corazones sanos.
Los corazones también permanecieron menos dilatados y menos adelgazados, con un aspecto más parecido al de los corazones que no presentaban insuficiencia cardíaca. A pesar de que, durante todo el ensayo, los animales a los que se les transfirió el gen experimentaron el mismo nivel de estrés cardiovascular que les había provocado la insuficiencia cardíaca, el tratamiento restableció la cantidad de sangre bombeada por latido a niveles completamente normales.
“Aunque los animales siguen enfrentándose a un estrés en el corazón que induce una insuficiencia cardíaca, en los animales que recibieron el tratamiento, vimos una recuperación de la función cardíaca y que el corazón también se estabiliza o se encoge”, afirma TingTing Hong, profesor asociado de farmacología y toxicología e investigador de CVRTI y coautor principal del estudio.
“A esto lo llamamos remodelación inversa. Se trata de volver a lo que debería parecer el corazón normal”, añade.
La terapia génica pareció mejorar la función cardíaca a nivel microscópico, con células cardíacas y proteínas mejor organizadas. Los investigadores esperan que el papel de cBIN1 como regulador maestro de la arquitectura de las células cardíacas pueda ayudar a que la terapia génica con cBIN1 tenga éxito e introduzca un nuevo paradigma de tratamiento de la insuficiencia cardíaca que se centre en el propio músculo cardíaco.
Junto con su socio industrial TikkunLev Therapeutics, el equipo está adaptando actualmente la terapia génica para su uso en humanos y tiene la intención de solicitar la aprobación de la FDA para ensayos clínicos en humanos en el otoño de 2025. Si bien los investigadores están entusiasmados con los resultados obtenidos hasta el momento, la terapia aún debe pasar pruebas toxicológicas. Y, como ocurre con muchas terapias génicas, aún está por verse si funcionará en personas que han adquirido inmunidad natural al virus que porta la terapia.
Pero los investigadores son optimistas. “Cuando se ven datos de animales de gran tamaño que se acercan mucho a la fisiología humana, uno se pregunta: ¿quizás podamos curar esta enfermedad humana que afecta a más de seis millones de estadounidenses?”, afirma Hong.
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