El bisturí

Observatorio del Sector Sanitario Privado

Gracias a la Sanidad privada, avalada por millones de españoles que pagan además la pública, los servicios de SNS están menos saturados de lo que lo estarían de no existir la anterior

Marta Villanueva y Juan Abarca durante la presentación del informe esta mañana
Marta Villanueva y Juan Abarca, durante la presentación del informe IDIS La Razón

Juan Abarca acaba de poner en marcha el Observatorio del Sector Sanitario Privado, encaminado a visualizar los recursos asistenciales que aporta la Sanidad no pública a la salud y también lo que ésta contribuye al Sistema Nacional de Salud (SNS), para ayudar a absorber la demanda de toda la población.

Importante porque hay en nuestro país una tendencia cainita de cierta clase política a demonizar lo privado, como si fuese algo exclusivo de ricos o privilegiados, cuando la realidad es que los hospitales de la red no pública se han convertido en necesarios para la inmensa mayoría de los ciudadanos.

¿La razón? Que la Sanidad pública está colapsada, burocratizada, mal gestionada y muy politizada. Una pena porque llegamos un día a tener el mejor servicio de salud de los posibles, avalado por opiniones de personas de todo el mundo. Sólo que no era para tanto, según pudimos comprobar durante la pandemia. A poco que se activen las alertas, el sistema tiene una tendencia no controlable al colapso. De manera que miles de españoles de clase media no tienen más opción que ahorrar para suscribir un seguro.

Gracias a la Sanidad privada, avalada por millones de españoles que pagan además la pública, los servicios de SNS están menos saturados de lo que lo estarían de no existir la anterior.

Pero da igual, a la izquierda no le importa nada porque lo que no quieren en realidad es que exista la privada, fundamentalmente por razón ideológica. Claro que a la hora de la verdad ellos también disponen de un seguro alternativo y usan los hospitales de la red no pública.

Abarca lleva años peleando por una Sanidad integral. El problema es que con frecuencia choca contra muros ideológicos de intransigencia. Una pena porque la coordinación beneficia a todos. Ganan los ciudadanos.