Salud

Perder el olfato puede ser el primer síntoma de insuficiencia cardiaca

Un estudio sugiere que la pérdida olores puede estar relacionada con el riesgo de desarrollar esta enfermedad cardiovascular

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La cifra de personas con insuficiencia cardiaca en Europa alcanza los 14 millones y la tendencia es que siga subiendo. En España, esta peligrosa enfermedad cardiovascular afecta a más de 770.000 de personas y su prevalencia es más alta que la de los países de nuestro entorno. Cuando una persona padece insuficiencia cardíaca significa que el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre a todo el organismo. Esta patología puede encontrar su causa en enfermedades que debilitan el músculo cardíaco, como las cardiopatías coronarias. También hay factores de riesgo relacionados, como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.

Hasta ahora, lo que olemos por la nariz no es típicamente algo que normalmente asociemos con la insuficiencia cardíaca ni con la función cardiaca en general. Sin embargo, un estudio ha encontrado un vínculo entre nuestro sentido del olfato y esta enfermedad. Investigadores de la Universidad Estatal de Michigan afirman que la pérdida del sentido del olfato podría ayudar a predecir el riesgo de que una persona desarrolle insuficiencia cardíaca. El estudio preliminar se ha publicado recientemente en la revista científica Journal of the American Heart Association.

Hasta ahora, entendíamos que las personas empiezan a perder el sentido del olfato a medida que envejecen. Según investigaciones anteriores, la disfunción olfativa empieza a aumentar al llegar a los 60 años. «La pérdida o el deterioro del olfato afecta aproximadamente a una cuarta parte de los adultos mayores», indica Honglei Chen, profesor de la Fundación de Investigación MSU en el Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Facultad de Medicina Humana de la Universidad Estatal de Michigan, y autor principal de este estudio. «Sin embargo, la concienciación pública es escasa: sólo alrededor del 30% de las personas con pérdida de olfato saben que la padecen», señala.

«Hemos aprendido en las últimas dos décadas que la pérdida de olfato es uno de los marcadores tempranos más importantes de la demencia y la enfermedad de Parkinson», continúa Chen. «Curiosamente, los datos emergentes, incluyendo nuestra investigación, sugieren que la pérdida de olor puede tener implicaciones más profundas en la salud de los adultos mayores, incluyendo riesgo de muerte», añade.

Según el nuevo estudio, la pérdida de olfato también puede estar relacionada con la salud cardiovascular, subraya Keran Chamberlin, investigador doctoral en epidemiología de la Universidad Estatal de Michigan y primer autor de este estudio. «Los datos preliminares encontraron que los cambios cardiovasculares subclínicos pueden afectar el sentido del olfato de los adultos mayores», explica.

Un 30% más de riesgo de insuficiencia cardiaca

Para este estudio, los investigadores analizaron los datos de unas 2.500 personas del Estudio ABC de la Salud del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento. Los participantes que se inscribieron por primera vez en este estudio en 1997 y 1998 eran adultos mayores sanos de entre 70 y 79 años. Se realizó un seguimiento de los participantes en el estudio a partir del momento en que se comprobó su sentido del olfato en una visita clínica en 1999 o 2000 durante un máximo de 12 años o hasta que sufrieron un episodio cardiovascular o fallecieron.

Los científicos estaban analizando los datos para ver si podían encontrar una relación entre la pérdida de olfato y las afecciones cardiovasculares, incluidos el infarto de miocardio, el ictus, la insuficiencia cardiaca congestiva, la angina de pecho o la muerte causada por cardiopatía coronaria. Al concluir el estudio, descubrieron que los participantes con pérdida de olfato tenían un riesgo aproximadamente un 30% mayor de desarrollar insuficiencia cardiaca congestiva en comparación con los que no perdían el sentido del olfato.

Relación entre la pérdida de olfato y las cardiopatías o ictus

Los autores del estudio también informaron de que no se ha encontrado ninguna relación entre la pérdida de olfato y las enfermedades cardiacas o los accidentes cerebrovasculares. «Estamos un poco sorprendidos por el hecho de que sólo identificamos esta asociación para la insuficiencia cardiaca, pero no para la enfermedad coronaria o el ictus», apunta Chamberlin.

«Hay que reconocer que no tenemos una buena explicación para ello. Sin embargo, en comparación con la cardiopatía coronaria o el ictus, la insuficiencia cardíaca congestiva es un síndrome más complejo y avanzado con anomalías cardíacas estructurales o funcionales», explica.

Además de la aterosclerosis, otros factores estresantes del miocardio también pueden desencadenar la hospitalización por insuficiencia cardiaca. «La pérdida de olfato puede significar una mayor vulnerabilidad a los factores de estrés miocárdico más allá de la aterosclerosis. No obstante, nuestros hallazgos son preliminares, a la espera de confirmación», remacha.

Conclusión: ¿debemos preocuparnos?

¿Deben preocuparse los lectores por posibles problemas cardiovasculares si descubren que su sentido del olfato está cambiando? Chen afirma que, por el momento, el público en general debe entender que los resultados son preliminares. «Tenemos que seguir evaluando el posible papel de la función olfativa como marcador de la insuficiencia cardiaca, así como de los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades coronarias», responde.

El doctor espera que este estudio «dé lugar a una serie de investigaciones sobre el olfato y la salud cardiovascular» y «proporcione al público estrategias informadas para mantener la salud cardiovascular». El próximo paso que den, afirma, seguirá «seguir investigando este tema en poblaciones más diversas». Y concluye que «si los hallazgos se confirman por nosotros y por otros, deberíamos investigar los mecanismos subyacentes que relacionan la pérdida de olfato con la salud cardiovascular».

Los críticos con la investigación destacan que la asociación que halla puede deberse simplemente a que el organismo envejece y desarrolla ambas afecciones simultáneamente. Así, los estudios futuro en este campo deberían centrarse en validar la relación entre el sentido del olfato y la insuficiencia cardíaca con estudios más amplios. Además, deberían estudiarse los posibles mecanismos subyacentes de dicha relación y utilizar datos clínicos.