
Innovación
Ya es posible operar la hipertensión arterial a través de la muñeca
El Hospital de Torrejón realiza una intervención pionera, una denervación renal vía radial en vez de por la ingle

Ya es posible controlar la hipertensión arterial (HTA) con una simple intervención a través de la muñeca. La operación, realizada por primera vez a dos pacientes con HTA resistente, se llevó a cabo con éxito en el Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz, de Madrid, hace poco más de un mes mediante una denervación renal utilizando un catéter de radiofrecuencia de última generación. Se trata de un avance relevante en el tratamiento de la HTA resistente.
La noticia no es que la HTA se puede operar –que también es algo que muchas personas desconocen– sino que ahora la operación se realiza con un catéter que ha sido introducido por vía radial, a través de la muñeca, y no del fémur como se viene haciendo habitualmente, lo que supone un mayor beneficio para el paciente y una solución eficaz para aquellos en los que el tratamiento con fármacos no es suficiente.
Se trata de una innovador abordaje que los hospitales aún no han empezado a aplicar en España, aunque Iván J. Núñez Gil, jefe del Servicio de Cardiología, quien la ha llevado a cabo en coordinación con la Unidad de HTA del hospital, le quita importancia: «Pioneros es una palabra un poco maximalista. Diría que, aunque en el pasado se realizó alguna experiencia en vía radial con catéteres más antiguos, en el Instituto Cardiovascular del Hospital de Torrejón hemos sido los primeros en realizar este procedimiento con una nueva tecnología por vía radial».
Para hacerlo se necesita un equipo de Cardiología Intervencionista con capacitación, tecnología avanzada (dispositivo con longitud suficiente para llegar desde la muñeca hasta las arterias renales), y experiencia tanto en denervación renal como en abordaje radial. También es clave la coordinación con unidades de hipertensión y nefrología.
¿Qué es una denervación renal?
La denervación renal es un procedimiento mínimamente invasivo que emplea un fino catéter para «desactivar» los nervios situados alrededor de las arterias renales que contribuyen a mantener alta la presión arterial. Su objetivo es ayudar a controlar la HTA cuando los fármacos no son suficientes o no se toleran bien. Para ello, se dispone de varias tecnologías transcatéter que pueden lograr este objetivo sin dañar los vasos. La gran mayoría precisan, por razones técnicas del catéter, un acceso a través de la ingle. «La principal ventaja del acceso por la muñeca, conocido como vía radial (porque usa esa arteria), es que es mucho menos invasivo que el acceso tradicional por la ingle, que emplea la arteria femoral. Esto permite que el procedimiento sea más cómodo para el paciente, con menos molestias, mucho menor riesgo de sangrado y una recuperación más rápida. De hecho, muchos pacientes pueden levantarse y marcharse a casa en pocas horas», explica Núñez Gil.
Este nuevo catéter destaca por su diseño tetrapolar y su capacidad para aplicar energía de radiofrecuencia de forma simultánea y precisa alrededor de las arterias renales, sin dañarlas. Su longitud y su reducido tamaño (de unos 1,4 mm de grosor) permite su introducción por la muñeca.
Este abordaje es más cómodo, con menor riesgo de sangrado y una recuperación más rápida
«Aunque es muy difícil dar un número exacto de los pacientes con HTA que podrían beneficiarse de esta técnica en España, algunos estiman que hasta un 10%. A medida que se extienda su uso y se gane experiencia, el número de casos que se realizan podría aumentar, especialmente si se confirma su utilidad en grupos más amplios. Para ello, es imprescindible acumular experiencia y crear equipos multidisciplinares colaborativos en centros de referencia», apunta Núñez Gil.
César Martínez fue el primero de los dos pacientes intervenidos. «Ingresé a las 9 de la mañana en ayunas, me puse la típica bata, pase al quirófano, me pusieron la mascarilla de sedación (porque dicen que no es doloroso pero sí molesto y para que no te muevas), y a las 11 me desperté. Me comunicaron que todo había salido bien, pero que me quedaba ingresado porque preferían tenerme bajo control, aunque me encontraba perfectamente. Me dieron el alta a las 9 del día siguiente y me fui a comprar y a hacer la matrícula de instituto de mi hija. Solo me dijeron que no cogiera peso en el brazo de la intervención», cuenta.
Con 43 años, una vida sedentaria y HTA hereditaria que no lograba controlar con medicación, fue la nefróloga quien le dijo que estaban investigando esta vía. «Desde la intervención sigo perfecto. Continúo tomando medicación, pero me la están quitando. Antes tomaba dos al desayuno, dos a la comida y una a la cena. Ahora estoy con dos por la mañana, una al mediodía y una por la noche, la idea es dejarme solo una», continúa.
En cualquier caso, el resultado merece la pena: «Me encuentro mucho mejor. Antes me sentía mareado, con cansancio siempre, y desde la intervención todo muy bien. También estoy yendo al gimnasio y haciendo una vida más sana. Un cambio de trabajo y un divorcio no ayudaban, se me juntó todo», reconoce. Ahora «estoy muy satisfecho y muy agradecido con la atención de los médicos. No me dio ningún miedo hacerla aunque fuera el primer paciente. Hay que ser valiente en la vida», concluye.
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