
Curiosidades
¿Por qué estás más despistado en verano?
Reflejos lentos, deterioro de la memoria o disminución de la concentración son algunos de los efectos de algo muy habitual cuando suben las temperaturas

En verano es común sentirse más despistado. Unos lo asocian a que estamos bajo mínimos, otros a la alteración de las rutinas. Pero realmente es debido al calor, ya que el cuerpo trabaja más para mantener la temperatura corporal, lo que puede causar cansancio y afectar la concentración.
Además, las altas temperaturas pueden alterar significativamente la calidad del sueño, así como el estrés. Y esta alteración del sueño favorece un estado de fatiga acumulada que, de prolongarse, puede derivar en consecuencias tanto cognitivas como emocionales.
Y es que las altas temperaturas se asocian con reducciones importantes en la duración y la calidad del sueño, incluyendo casi la duplicación de la prevalencia del sueño corto (menor de seis horas, cuando la OMS recomienda dormir entre 7 y 9 horas por la noche).
Esto ocurre debido a que la temperatura corporal baja entre 0,5 y 1ºC de forma fisiológica durante el sueño. Y en ambientes cálidos, sobre todo durante las noches tropicales, la producción de calor puede superar la pérdida más allá de los niveles tolerables.
En esta situación el cuerpo debe poner en marcha mecanismos compensadores para lograr esta reducción de la temperatura corporal, lo cual no le permite relajarse de forma adecuada y altera el ciclo natural de sueño-vigilia con un aumento de la vigilia.
Y si a eso se añade el estrés, será más frecuente no solo tener dificultad para conciliar el sueño, sino que el estrés contribuye a fragmentarlo, debido al aumento de los niveles de cortisol y adrenalina.
Ambos factores, de mantenerse en el tiempo, no solo reducen la calidad del sueño, sino que impactan directamente en la función cognitiva. Así, según expertos de Cigna Healthcare, la privación de sueño provoca deterioro de la memoria, disminución de la concentración, alteraciones emocionales, reflejos lentos y aumenta el riesgo de problemas de salud mental a largo plazo.
En concreto, no descansar debidamente causa deterioro de la memoria porque durante el sueño profundo el cerebro procesa la información recogida durante el día y la transfiere a la memoria a largo plazo. Pero sin un descanso adecuado, este proceso se interrumpe y dificulta la capacidad para retener información.
La falta de sueño también disminuye los niveles de concentración y atención, ya que afecta a la actividad de la corteza prefrontal, la zona del cerebro responsable de la atención y el control ejecutivo. Esto provoca una menor capacidad para mantener el foco, procesar información compleja y reaccionar ante estímulos.
Además, dormir poco interfiere con la función del sistema nervioso central, reduciendo los reflejos y, por tanto, los tiempos de reacción.
También causa alteraciones en la regulación emocional, ya que precisamente el sueño ayuda a regular los niveles de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, involucrados en el control de las emociones y la respuesta al estrés. Y a largo plazo, si esta falta de sueño continúa puede aumentar el riesgo de sufrir depresión o ansiedad.
Evitar la exposición a pantallas y el consumo de estimulares como la cafeína antes de acostarse y hacer ejercicio durante el día puede ayudar a conciliar mejor el sueño y es que "dormir es un proceso fisiológico esencial para la recuperación y el equilibrio del organismo", recuerda la doctora Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España.
✕
Accede a tu cuenta para comentar