Estudio

¿Qué ejercicio no vas a abandonar si eres más extrovertido que neurótico?

Encontrar la motivación para hacer ejercicio puede ser el mayor desafío. Un equipo de investigadores descubre qué tipo de ejercicio puede "engancharnos" más según nuestra personalidad

Es clave hacer ejercicio no solo para estar en forma, sino por salud
Es clave hacer ejercicio no solo para estar en forma, sino por salud física y mentalDREAMSTIMELA RAZÓN

Hacer ejercicio regularmente ofrece un abanico muy amplio de beneficios tanto para la salud física como para la mental. Pero a pesar de ello, encontrar la motivación para hacer ejercicio no siempre es fácil y puede ser, de hecho, el mayor desafío al entrenar.

Esta podría ser una de las razones por las que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS, el 31% de la población mundial no practican actividad física o incumplen las recomendaciones mundiales: un mínimo de entre 150 y 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada a la semana o entre 75 y 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa, o una combinación equivalente de ambas. Para niños y adolescentes, se recomiendan un promedio de 60 minutos diarios de actividad física aeróbica de intensidad moderada

Pero ¿y si hacer ejercicio fuera más placentero? Una forma de lograrlo podría ser optar por tipos de ejercicio que se adapten a nuestra personalidad. Para ello, un equipo de investigadores del Reino Unido ha examinado cómo la personalidad afecta los tipos de ejercicio que preferimos y nuestro compromiso y dedicación a ellos. Los resultados se han publicado en "Frontiers in Psychology".

“Descubrimos que nuestra personalidad puede influir en la forma en que nos involucramos con el ejercicio y, en particular, en qué formas de ejercicio disfrutamos más”, afirma en un comunicado la primera autora, la Dra. Flaminia Ronca, del Instituto de Deporte, Ejercicio y Salud del University College de Londres (UCL).

“Comprender los factores de personalidad a la hora de diseñar y recomendar programas de actividad física probablemente sea muy importante para determinar el éxito de un programa y si las personas lo mantendrán y se pondrán en forma”, añade el autor principal, el profesor Paul Burgess, del Instituto de Neurociencia Cognitiva del UCL.

Los investigadores reclutaron a participantes que se sometieron a pruebas de laboratorio para evaluar su condición física inicial. Posteriormente, los dividieron en dos grupos: el primer grupo recibió un plan de acondicionamiento físico en casa de ocho semanas compuesto por ciclismo y entrenamiento de fuerza (grupo de intervención), y el otro grupo continuó con su estilo de vida habitual (grupo de control).

Durante las pruebas de laboratorio, la primera semana de intervención y después de esta, todos los participantes completaron un cuestionario sobre cuánto habían disfrutado de cada sesión de entrenamiento.

Los rasgos de personalidad examinados en el estudio incluyeron ser extrovertido, responsable, amable, neurótico y de mentalidad abierta.

“Nuestros cerebros están conectados de diferentes maneras, lo que determina nuestros comportamientos y cómo interactuamos con nuestro entorno”, explica Ronca. “Por lo tanto, no es sorprendente que la personalidad también influya en cómo respondemos a diferentes intensidades de ejercicio”, añade.

Por ejemplo, las personas muy extrovertidas disfrutaban de sesiones de alta intensidad en compañía, incluyendo deportes de equipo.

Por el contrario, quienes tenían un alto nivel de neuroticismo preferían los entrenamientos privados. Si bien se sienten cómodos con la alta intensidad, las personas con esta inestabilidad emocional necesitan descansos cortos entre sesiones.

Se observó que quienes tenían un alto nivel de consciencia y eran de mentalidad abierta practicaban ejercicio independientemente de si lo disfrutaban especialmente o si les impulsaba la curiosidad, respectivamente.

Menos estrés

Pero para lo que los investigadores resultó particularmente interesante fue la relación entre la personalidad, la mejora de la condición física y el estrés. Antes de la intervención, los niveles de estrés de ambos grupos eran similares. Sin embargo, después de la intervención, especialmente las personas muy neuróticas mostraron una marcada reducción del estrés.

«Es una noticia fantástica, ya que demuestra que quienes más se benefician de una reducción del estrés responden muy bien al ejercicio», afirma Ronca.

Los investigadores señalaron que lo más importante del ejercicio es encontrar algo que disfrutemos y no desanimarnos si no lo encontramos de inmediato. "No importa si no disfrutamos de una sesión en particular", recuerda Ronca. "Podemos probar algo diferente", añade.

“Esperamos que si las personas encuentran actividades físicas que disfruten, se sientan más dispuestas a practicarlas”, concluye Burgess. “Después de todo, no tenemos que darle la lata a los perros para que salgan a pasear: ser tan inactivos físicamente que empecemos a sentirnos mal podría ser algo peculiarmente humano. En efecto, nuestro cuerpo nos castiga haciéndonos sentir mal. Pero, por alguna razón, muchos humanos parecemos no captar bien estos mensajes que envía a nuestro cerebro”, añade.