Entrevista

Ramón de Cangas: «En Nutrición los mensajes radicales son los que se viralizan»

Es dietista-nutricionista y autor de nada menos que 17 libros. En el último de ellos, «¡Come y sé feliz!», aborda la relación entre nutrición y salud mental

Ramón de Cangas
Ramón de CangasDAVIR JARLA RAZÓN

Es firme defensor del consumo de frutas. ¿Qué le ha llevado a ello?

Sí, la evidencia a favor de su consumo de es muy elevada. Hay multitud de metaanálisis que muestran cómo tomarla a diario se relaciona con una reducción de la inflamación, del riesgo cardiovascular y metabólico y de diferentes patologías, incluidos distintos tipos de cáncer, y un mejor control de peso. Y eso viene al caso por el concepto de lo que se llama matriz alimentaria. Durante mucho tiempo se ha centrado el juicio de los alimentos pensando en kilocalorías. También en macronutrientes, proteínas, hidratos, grasas, vitaminas y minerales, y se ha obviado el hecho de que, en el espacio conformado por el alimento, no solo hay esos elementos, sino otra multitud de sustancias bioactivas que provocan efectos fisiológicos en el organismo, aunque no sean nutrientes, como por ejemplo, polifenoles.

¿Qué es entonces la matriz alimentaria?

Se podría definir como ese espacio que está conformado por el alimento y todos los elementos que en él están presentes, que van interaccionando entre sí y que generan una respuesta final. Eso explica por qué, por ejemplo, no es interesante tomarse un refresco que lleve jarabe de fructosa, pero sí lo es tomar fruta que lleva fructosa porque hay otra serie de elementos presentes que modulan la respuesta, y eso nos permite hablar del zumo.

Defiende el consumo de zumos, que en los últimos años han perdido la etiqueta de «saludable» que tenían antes. ¿Por qué?

Por diferentes motivos. En la divulgación nutricional se ha criticado y denostado mucho el zumo precisamente por lo que algunos autores llaman nutricionismo, es decir, reducir los alimentos a nutrientes concretos. Entonces los zumos no equivalen a la fruta entera, que es preferible, pero son un alimento saludable a la dosis que habitualmente se consume en Europa.

"Los zumos son un alimento saludable a la dosis que habitualmente se consumen en Europa"

¿Qué beneficios tienen para la salud?

El consumo de la dosis recomendada de zumo, que es unos 100-150 ml al día, se relaciona con una reducción del daño oxidativo, de la inflamación, con la prevención de diferentes enfermedades y con una menor resistencia a la insulina. Pero muchas veces se han malinterpretado los estudios porque se han extrapolado los hechos en EE UU, donde su consumo es muy elevado comparado con Europa, donde es razonable.

Su último libro se titula «¡Come y sé feliz! Nutrición y salud mental». Se conoce de sobra la relación entre enfermedad mental y trastornos alimentarios, pero ¿cómo es en el sentido contrario, cómo afecta la dieta en el bienestar emocional?

Hay una conexión importante de todos los ejes corporales. Entonces, la forma de comer va a hacer que en nuestros alimentos haya determinadas sustancias bioactivas, también vitaminas, minerales, etc. que tienen efectos directos en el cerebro. Pero tampoco hay que olvidar que hay un eje cerebro-intestino mediado por la microbiota y cada vez más está más en boga. El cerebro y el intestino tienen diferentes vías de comunicación y la forma de comer afecta a nuestra salud mental de una forma directa, pero también indirecta a través de la propia microbiota, que cuando está alterada y hay disbiosis puede provocar una alteraciones de la permeabilidad intestinal y generar reacciones del sistema inmune que pueden causar neuroinflamación, etc. Y eso se ha relacionado con depresión y ansiedad.

Díganos un alimento para ser felices.

La fruta.

Sorprende leer de un nutricionista que brinda con alcohol en fechas especiales, bebe zumo, considera que ser omnívoro es preferible a vegano o le fascinen los lácteos y el jamón ibérico. ¿Por qué hay tanto radicalismo en la Nutrición?

El problema es que la divulgación es una marca, es decir, muchas veces se critica desde cuentas de divulgadores a la industria alimentaria dando a entender que tienen un sesgo porque quieren vender. Y al final los mensajes radicales se viralizan y se monetizan en libros, en colaboraciones... pero no sucede así con los moderados, y en la ciencia hay moderación.