Día Mundial
Reclaman que el de próstata sea el cuarto cribado en cáncer
Los pacientes piden su implementación para reducir la mortalidad y el retraso diagnóstico, así como un mejor acceso a todos los tratamientos, no solo farmacológicos
Nunca el diagnóstico de una enfermedad es una buena noticia. Incluso cuando es temprano y ello signifique que podrá tratarse de forma precoz, lo que en casi todas las patologías se traduce en un mejor pronóstico. Tampoco es diferente cuando hablamos de cáncer de próstata, el tumor más frecuente en los hombres. Y no ya porque se trate de una enfermedad cuyo nombre da miedo de por sí, sino porque, además, este tipo en concreto lleva consigo aparejadas una serie de connotaciones que van mucho más allá del tumor. Incluso aunque, como sucede en este caso, las estadísticas digan que alrededor de nueve de cada 10 afectados sobrevivirá.
Sobre la importancia de la prevención y la detección precoz, del estigma que en algunos casos supone o del tabú a hablar abiertamente del cáncer de próstata, así como de las necesidades de los pacientes y el papel de las asociaciones se habló en la segunda mesa redonda del I Foro de Cáncer de Próstata –celebrado este jueves en la casa de LA RAZÓN en colaboración con ROC Clínic– con motivo del Día Mundial de la enfermedad, en la que se dio voz a los pacientes y las asociaciones para expresar sus necesidades y puntos de vista sobre el tema.
Y si, tal y como dejaron claro los expertos que tomaron parte en la primera mesa del encuentro, los estudios han demostrado que el uso del análisis de PSA reduce las cifras de mortalidad hasta en un 30% –un tema que durante años generó cierta controversia entre la comunidad científica a propósito de los pros y contras de su uso– y que ahora y, tras estas últimas evidencias científicas, los pacientes reclaman como herramienta para su diagnóstico temprano.
«Desde la Asociación de Cáncer de Próstata (Ancap) pedimos tener un cribado poblacional amparados en las indicaciones de la Comisión Europea en su Plan de Lucha contra el Cáncer, que el año pasado incluyó tres nuevos tipos de tumores para tener cribado: pulmón, próstata y gástrico. Queremos ser el cuarto cáncer en España en tener un cribado después de los de mama, colon y cuello de útero», cuenta Santiago Gómez Díaz, vicepresidente primero de Ancap.
Una petición que sostiene, además de en la Ciencia y la normativa comunitaria, en los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud, que estima habrá un «alarmante aumento en el numero de casos: de aquí a 2030 se prevé que se producirá un incremento en este tipo de cáncer del 38%. Ante estas cifras, el mensaje es que los mayores de 50 y los de 45 con antecedentes se hagan la prueba del PSA (que además se hace de forma muy sencilla, como otra analítica más), y la necesidad de cribado», argumenta.
Y por si esto fuera poco, esgrime también en favor de su puesta en marcha el ahorro económico que para la Sanidad supondría: «Uno de los fines por los que existimos es trasladar a la población esta posibilidad de realizarse un cribado de este tipo, cuesta entre 1 y 9 euros una determinación del PSA y una prostatectomía en el Sistema Nacional de Salud está en torno a los 9.000. Por ello el mensaje del diagnostico precoz, porque estamos convencidos de que salva vidas», explica Gómez Díaz.
Y es que el diagnóstico precoz es determinante en el pronóstico y evolución de la enfermedad, ya que permite actuar con rapidez y que ésta no avance para que, no solo no quite años de vida a los pacientes, sino que, además, no llegue a quitarles calidad de vida.
Desigualdades
Pero una vez recibido el diagnóstico las necesidades de los pacientes son otras. Y van desde el apoyo emocional al abordaje de las secuelas derivadas de los diferentes tratamientos disponibles, pasando por un mejor acceso a los fármacos innovadores.
Sobre este último punto habló Marcos Martínez, gerente del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac) y paciente a su vez de cáncer de próstata, quien quiso poner de manifiesto las desigualdades «incluso entre hospitales en una misma ciudad así como la incorporación de medicamentos innovadores, con más de 600 días de retraso y en algunos respecto de otros países de Europa, y en casos con restricciones por cuestión de edad. Todos debemos tener derecho a los mismo y es algo que nos preocupa y estamos trabajando para evitarlo. Pero los informes nos dicen que los tiempos en vez de acortarse se están ampliando y hay que tratar de buscar la solución menos mala si se quiere para los pacientes».
Por su parte, Ana Isabel González Márquez, responsable del Área de Programas y Servicios en la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), preguntada por las necesidades no cubiertas de estos pacientes quiso destacar, «además de aquellas enfocadas al impacto emocional, el acceso también a ayudas del tipo de inserción laboral, a terapias de ajuste sexual, de rehabilitación física... estas inequidades del sistema también tienen que ponerse sobre la mesa más allá de los tratamientos fármacológicos», reclamó.
Psicología y secuelas
Porque aunque es cierto que las posibles secuelas que pueden quedar tras una intervención se pueden tratar y evitar, no lo es menos que se trata de un aspecto en el que aún hay que trabajar. Hablamos de problemas como la incontinencia urinaria o la disfunción eréctil, pero no es menos serio el aspecto emocional, los cuadros de ansiedad o depresión o perdida de autoestima «que en ocasiones responde a una mal entendida masculinidad», señaló Santiago Gómez.
«Los problemas de disfunción eréctil y las perdidas miccionales afectan a entre el 25-75% de los pacientes prostatectomizados y el 50% de los radiados. Observamos también estenosis de uretra acortamiento de pene, pérdida de eyaculación, hematuria, etc. Hay una serie de efectos secundarios, pero lo positivo es que estas secuelas que se padecen se pueden tratar y desaparecer», asegura el vicepresidente de Ancap.
Además, otro problema, prosigue, es que «no se ofrecen la posibilidad de ponerte una prótesis tras una prostatectomía, como sí sucede en el caso de mujeres con cáncer de mama, y debería hacerse. Otro detalle es el número de famosos que dan la cara en comparación de nuevo con el cáncer de mama para reforzar la autoestima frente a la cantidad de mujeres que sí lo hace».
El plano psicológico y emocional es otro importante aspecto a tener muy en cuenta, como explicó Lara Fernández, psico-oncóloga de Gepac: «Estos pacientes, en general, suelen mostrarse más reacios a contar cómo se sienten o sus preocupaciones y los temas que se tratan, como la sexualidad, la autoestima o la incontinencia, no son sencillos de hablar. Por eso trabajamos con ellos el manejo de los efectos secundarios para que, a pesar de las dificultades, puedan adaptarse a ellas y llevar la vida lo más normalizada posible. También buscamos evitar los miedos generados por la desinformación, resolver dudas y capacitar al paciente para que se comunique con sus médicos y vivir con un poco mas de control o seguridad (aunque en ocasiones la situación es incontrolable), de la mejor manera posible».
La experiencia del paciente
Prueba de que todo esto es posible y de loa avances logrados es Félix Navas Alonso, paciente de cáncer de próstata. Su testimonio no dejó lugar a dudas: «Cuando me diagnosticaron tenía claro que no solo quería sobrevivir, sino seguir viviendo intensamente. Y la Medicina actual ofrece nos solo curación física sino también sexual, psicológica...», aseguró.
Así, antes de someterse a una cirugía abierta de prostatectomía radical, le recomendaron hacer fisioterapia de suelo pélvico para evitar problemas incontinencia. «El primer ejercicio era ‘‘introduzca el dedo en la vagina’’... Tras resolverse el equivoco, el tratamiento fue efectivo, y a los 7-8 días pude prescindir de los pañales porque el control fue total. Y a los 20 me incorporé al trabajo», narró.
Navas puso especial énfasis en la importancia de la salud sexual, y aseguró que «los avances farmacéuticos y en Urología han logrado enormes logros cuando se ha perdido. Por eso, una vez recuperada, hay que disfrutarla con la pareja, o con nosotros mismos. Porque la labor del urólogo no se acaba con la operación. Debemos explicarles nuestras inquietudes, aunque sea en lenguaje tabernario o vulgar, para que nos ayuden en nuestras necesidades. Soy consciente de que la sexualidad es un tema muy intimo y particular pero quiero transmitir que, mientras persista el deseo, ni la prostatectomía ni la edad deben ser obstáculo para seguir disfrutándola».
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