Cirugía
La robótica reduce las molestias de la prótesis de rodilla al 5%
Los cirujanos son más precisos gracias a esta tecnología, lo que reduce el dolor y mejora la alineación
Cuando una rodilla está muy deteriorada por desgaste articular o por traumatismos, cirugías previas o enfermedades reumáticas (artrosis) y todos los demás tratamientos han fracasado puede ser necesario reemplazar la articulación de la rodilla por una prótesis.
En la cirugía de colocación de estas prótesis se elimina el cartílago y el hueso dañado de fémur y tibia y se reemplaza por piezas metálicas que los cirujanos denominan femoral y tibial. Entre ambas piezas se coloca un área plástica de polietileno que permite el deslizamiento entre las dos piezas metálicas.
Elegir adecuadamente el tamaño de la prótesis según el paciente y colocarla correctamente permitiendo que los ligamentos se adapten a la prótesis es muy importante para que el paciente note la nueva rodilla como verdaderamente suya.
El robot ROSA ayuda a los cirujanos a ser mucho más precisos en la colocación de prótesis de rodilla. Permite una mejor planificación previa a la cirugía, y «durante la intervención el robot calcula el tipo y el tamaño de la prótesis más adecuada para el paciente y la mejor posición de colocación dependiendo del movimiento de la rodilla y de la tensión de los ligamentos», explica el Dr. José Tabuenca, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, centro médico en el que han comenzado a utilizar el robot ROSA.
Gracias a esta mayor precisión en el corte y en la colocación de los componentes, se consigue un adecuado equilibrio de los ligamentos y una menor agresión a los tejidos blandos, por lo que «los pacientes experimentan un menor tiempo de recuperación en alcanzar la movilidad de la rodilla y menor dolor postoperatorio», destaca el doctor Tabuenca.
En las cirugías de colocación de prótesis de rodilla tradicionales hay un porcentaje de pacientes que, aunque pueden moverse bien, no notan su rodilla como natural, tienen algún dolor o molestia residual.
En estos casos, «el porcentaje de pacientes insatisfechos puede llegar a un 20%» por percibir dolor, inestabilidad o rigidez de la prótesis o notarla mal alineada, explica Tabuenca.
Para disminuir ese porcentaje se ha desarrollado la cirugía robótica. Y, «aunque es pronto para determinar en qué medida desciende ese porcentaje, ya que cuando hablamos de prótesis se debe esperar a tener resultados durante 5 a 10 años, parece que dado el mayor equilibrio de las partes blandas y la mayor exactitud de los cortes óseos el porcentaje de complicaciones podría disminuir a menos de un 5%», estima el jefe del Servicio de Traumatología.
El robot ROSA consta de una pantalla con navegador y un brazo que realiza la guía de corte. Con el navegador se mapea la rodilla y con esa información anatómica se genera una reconstrucción tridimensional virtual sobre la que se planifica la cirugía.
Otras ventajas
La incorporación del robot quirúrgico no solo ayuda a planificar mejor la operación, sino que también consigue una mayor personalización de la prótesis, así como incisiones más precisas. Todo esto es fundamental para lograr una sensación natural con la prótesis.
Durante la cirugía, la ayuda de marcadores óseos y cámaras permite una imagen virtual tridimensional. «Las imágenes de vídeo en tiempo real brindan un refuerzo visual, lo que ayuda a los cirujanos a navegar por áreas difíciles de ver», destaca.
Otra ventaja del robot quirúrgico es que ayuda a adaptarse a las características de la rodilla de cada paciente. «Sin el robot la precisión en la corrección de las deformidades de la rodilla puede tener una variabilidad de entre tres a cinco grados, y con el robot la variabilidad es menor de un grado», incide el doctor.
Esta personalización se traduce en que los cortes en la tibia y en el fémur son mucho más precisos, permitiendo modificaciones de 0,5 milímetros en cualquiera de los planos del espacio para buscar una mejor adaptación posible y conseguir una correcta tensión de los ligamentos.
Además, «permite una valoración mejor de la tensión de los ligamentos y tendones y hay un menor riesgo de lesiones en los tejidos adyacentes».
El doctor añade que «también se asocia a un mejor control del dolor postoperatorio, menor sangrado, una disminución del tiempo hasta el alta hospitalaria y una rehabilitación más temprana, ya que logran la movilidad de la rodilla en menos tiempo».
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