Crítica de cine

«Searching for Sugar Man»: la leyenda existe

Dirección, guión y montaje: Malik Bendjelloul. Música: Sixto Rodríguez.Fotografía: Camilla Skagerström. Suecia, 2012. Duración: 98 minutos. Documental.

La Razón
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Gafas negras, siempre gafas negras. Un rostro picado. Pelo fuerte, de indio. El misterio sigue rodeando todavía hoy, tras la aparición de este excelente y minucioso documental, a Sixto Rodríguez, el cantante nacido en Detroit de origen mexicano, el hombre para todo: albañilería, pintura, colocación de tejas... Un poeta grande oculto debajo de las manos; para muchos, mayor que Bob Dylan. Anónimo en EE UU, Rodríguez se transformó a partir de los años 70 en un mito de la Suráfrica que comenzaba a reaccionar contra el apartheid mayor que Elvis o los Stone. Censurado por las autoridades, que lo tachaban entonces de peligroso y ostigador, vendió sin embargo en aquel país miles y miles de álbumes, mientras él seguía reparando a un kilómetros de distancia desconchones y sus tres hijas montaban una fiesta cuando iban de visita al museo. De la esposa, ni palabra. Enigmático (convertido en prácticamente una leyenda urbana, hasta decían que se suicidió durante un concierto frente a los fans), extraño y extrañamente sereno y en paz, Rodríguez compone bellísimas letras que hablan de amor, de soledad, de ciudades sucias, de personajes encerrados en su cabeza (y «rehenes que intenta acicalarse»). El filme, repleto de testimonios (productores discográficos, familiares, periodistas...), que contiene y resuelve incluso un misterio, resulta apasionante por cuanto nos acerca a un hombre único que pisa con cuidado, con delicadeza la nieve de vuelta a casa, de alguien para quien «un hola siempre acaba en un adiós». Más allá de la música aparece y descoloca un poco la gran humanidad y sencillez de este tipo que tuvo y tiene dos vidas. Y casi dos almas.