Sociedad
Piobbico, el pueblo en el que los feos pasan desapercibidos
Este pequeño pueblo italiano es desde 1779 el hogar del ´Club de los feos`, famoso por la fealdad de la gente que lo integra
Todos los pueblos tienen su encanto, sus tradiciones y su historia. Algunos de ellos cuentan con festividades tan curiosas como conocidas en el mundo entero. Es el caso, por ejemplo, de la famosa “tomatina”, celebrada en Buñol, Valencia, en la que miles de participantes se arrojan tomates los unos a los otros. Podemos hablar también de localidades que consiguen un lugar en el mapa gracias a algún tipo de récord, como es la ciudad de Okinawa, que cuenta con las personas más longevas del mundo.
Pero el caso que nos ocupa hoy va más allá de las típicas tradiciones de pueblo y de los récords que todos conocemos. Hablamos de Piobbico, una ciudad con aires medievales, formado por edificios de piedra y grandes bosques a su alrededor, que dan la sensación de que el tiempo se ha detenido. Un entorno que parece salir de una película de época, con apenas 2.149 vecinos, pero con una gran peculiaridad: sus habitantes son los más feos del mundo.
Así, lo ha dictaminado el ´Club de los feos`, asentado en este pequeño enclave italiano desde 1779. ´Club dei brutti` es su nombre original, en italiano. Una asociación cuyo lema es “una persona es lo que es y no lo que parece”. El club, presidido por Giovanni Aluigi durante los últimos ocho años, afirma que “Nuestro lema es que la fealdad es una virtud, la belleza, esclavitud”. Un lema que trataron de representar en el año 2007 con una estatua en honor a los feos.
Su historia comenzó con la idea de transmitir que lo bonito de las personas es realmente el interior, no su físico. Una idea utópica en su momento que ha ido ganando adeptos con el paso de los años. Tanto es así, que ahora cuenta con 30.000 miembros de todos los puntos del planeta, bajo el nombre de “Asociación Mundial de Gente Fea”.
Claro que al principio no se dedicaba a reunir a las personas más feas del momento, sino que servía para emparejar a las mujeres solteras de la ciudad. Podríamos decir que Piobbico funcionaba como una especie de “Tinder” antiguo. Sin embargo, los comienzos fueron difíciles para los feos. La hipótesis más valorada sobre el origen de esta celebración es que todos los 9 de septiembre, desde el siglo XVIII, la Virgen era sacada en procesión por el pueblo, cosa que aprovechaban los chicos y las chicas para mostrar sus mejores galas. Muchos de estos jóvenes veían la oportunidad de encontrar pareja, o al menos de pasárselo bien en buena compañía. Pero no era así para todos.
Las personas poco agraciadas se tenían que conformar con mirar y aguantar las burlas del resto. Hasta que un año, el día después de esta celebración, los feos comenzaron a agruparse en los prados de Piobicco, con la intención de sentirse personas, ni guapos, ni feos, solo personas. Desde entonces, se viene celebrando el Festival Anual de Feos, en el que todo el pueblo se reúne en los bares para brindar por la belleza interior y, sobre todo, para pasárselo bien.
En todo lo demás, Piobbico y el ´Club de los feos` se entremezclan de maravilla. Hay elecciones todos los años para elegir al presidente del club. Además, el proceso de integración en el pueblo es sencillo. Los “nuevos feos” se inscriben y son los “miembros senior” los que clasifican la fealdad de los aspirantes. No existe como tal una puntuación, más bien se rigen por un sistema de puntuación basado en feo “no especificado” y “extraordinariamente feo”, aunque como remarcan siempre sus vecinos: lo importante es el interior.
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