Coronavirus

China controlará el coronavirus en abril

Taiwan registró ayer el quinto caso mortal fuera de China, que ya suma 68.500 contagios. Mientras se cuestiona al presidente chino por hablar oficialmente del virus justo el día después de un banquete en Wuhan organizado para batir un récord, el FMI ya cifra en una caída del 3% el crecimiento económico mundial por el Covid-19

El académico Bingnan Ye, citado por el rotativo hongkonés «South China Morning Post», apunta que el coronavirus no se controlará hasta el próximo mes de abril y que, en el peor de los casos, «el crecimiento podría caer hasta el 5% en 2020». Eso solo en China, donde siguen desbordados y ya hay oficialmente 68.500 contagios confirmados después de registrar en el último día un aumento de 2.009 nuevos afectados (632 menos que el aumento del día anterior). Fuera de sus fronteras, ayer se confirmó otra muerte. Fue en Taiwan y supone la quinta por este virus después de Japón, Filipinas, Hong Kong y Francia.

Mientras el país busca la manera de superar la parálisis y volver a la normalidad tras las prorrogadas vacaciones por el Año Nuevo lunar, las calles siguen desiertas y la mayoría de los locales comerciales cerrados. Mientras, se van dando muestras de normalidad y Toyota, que anunció el retraso de la reanudación del funcionamiento de sus cuatro plantas de China, ahora ha decidido reabrir tres de ellas. Por su parte, el segundo mayor fabricante nipón del sector, Nissan Motor, ha retrasado la reapertura de cuatro plantas en China desde finales de enero hasta al menos el comienzo de la semana próxima.

El desastre económico a costa del Covid-19 parece todavía incalculable. Mientras, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, ha dicho que el crecimiento económico mundial para 2020 era del 3,3% ahora considera que el virus podría reducirlo al 0,1 y 0,2%, aunque aún era pronto para conocer el impacto.

40.000 familias por un récord

La forma de gestionar la crisis del coronavirus está siendo muy cuestionada en China. Su presidente, Xi Jinping, asegura que ordenó «impedir y controlar el brote» dos semanas antes de que reconociera públicamente su gravedad. En un discurso publicado por «Qiushi», que analiza la doctrina del Partido Comunista, Jinping asegura que dio órdenes durante una reunión del Comité Permanente el 7 de enero. Sin embargo, no fue hasta el día 20 cuando el presidente habló públicamente del coronavirus, diciendo que el brote de «una nueva neumonía por coronavirus en Wuhan y otros lugares» debía tomarse «en serio». Pero ¿qué ocurrió entre medias?

Muchos aseguran que entre estas dos fechas, mientras se investigaba la capacidad de trasmisión del virus, las autoridades de la provincia de Hubei, no querían crear alarma pública que estropeara una gran cita que tenían el día 19 de enero. Ese día se organizaba en Wuhan una gran comida popular para 40.000 familias en un espacio cerrado. Ahora critican que ese ánimo de evitar alarma social esté ahora detrás de la propagación del contagio en el evento. Y es que, justo el día después, la máxima autoridad china, advirtió de lo peligroso del brote. A estas críticas por la gestión de crisis desde el Gobierno chino –el politólogoWilly Lam, ya ha advertido de que si la lucha contra la epidemia comienza a dar señales de progresos, el presidente chino acaparará todo el mérito, mientras que si hay problemas será el primer ministro y hasta ahora cara visible de la crisis, Li Keqiang, quien asuma las culpas– se suma el supuesto «silenciamiento» a otro crítico.

«La última carta que escribo»

Se trata del profesor chino Xu Zhangrun, quien, según «The Guardian», publicó una dura crítica contra el presidente en una carta titulada «Viral Alarm: When Fury Overcomes fear» (Alarma viral: cuando la furia supera al miedo). Tras la publicación, Zhangrun fue puesto bajo arresto domiciliado en una cuarentena forzada durante días, excluido de las redes sociales y ahora las autoridades le habrían cortado su servicio de internet. Cuando el profesor publicó su ensayo, advirtió que probablemente sería castigado. «Ahora puedo predecir con demasiada facilidad que seré sometido a nuevos castigos; de hecho, esta puede ser la última carta que escribo», escribió al final de su último ensayo en el que pretendía abrir un debate sobre la libertad de expresión.