Sociedad
Dolor abdominal, mareos y fiebre: así superó Esteban, de 3 años, el coronavirus
En casa de los Madrigal reconocen que si hubieran sabido que a los niños les podía afectar tanto el Covid-19, habrían estado mucho más preocupados
Los grupos de Whatsapp de padres y madres echaban humo ayer a primera hora de la mañana. El documento de la Asociación Española de Pediatría (AEP) en el que se informaba del impacto del virus en los más pequeños desató las alertas. En estos meses, varios progenitores ya habían notado ciertos síntomas en sus hijos, sin embargo, las autoridades seguían insistiendo (hasta ayer) que no había una incidencia significativa en los niños. Por eso, muchos padres al leer el documento comprobaron cómo sus hijos habían experimentado, o lo estaban haciendo en este mismo momento, varios de los indicios que apuntaban al padecimiento infantil de la enfermedad.
Esteban, de tres años, fue uno de ellos. Así nos lo cuenta su madre, Irene, que, mientras prepara la comida, relata cómo le afectó al pequeño de la casa. «A mediados de marzo, comenzó con dolores abdominales, algo de diarrea, dolor de cabeza y fiebre. Como mi marido había estado bastante afectado por el coronavirus y yo también, inmediatamente supimos que también podía estar contagiado», explica
Así que, rápidamente, se pusieron en contacto con su centro de salud y, por teléfono, les indicaron los pasos a seguir. «Aunque no le hicieron el test, dijeron que todo apuntaba al coronavirus, porque mi pareja y yo lo habíamos pasado. Así que nos recetaron paracetamol y le funcionó muy bien. Estuvo cuatro días pachucho y luego empezó a remontar. Su caso no fue un ‘‘shock pediátrico’’ al que ahora se refieren, esos son casos muy aislados, pero sí que es cierto que no todos los niños lo pasan sin ningún síntoma», reflexiona. De todas formas, antes de que estallara el caos de contagios en España, Irene ya había consultado a una amiga enfermera para conocer con certeza cómo les afectaba a los menores el Covid-19. «Una vez le pusieron el tratamiento, un pediatra llamaba dos veces al día para comprobar su evolución, y la verdad que fue muy buena», subraya. Ahora, Esteban ya está en plena forma y no para de jugar con sus hermanos, que tiene unos cuantos: nueve, para ser exactos. Sin embargo, ninguno pasó por los síntomas del pequeño, ni la menor, Carmen, que tiene dos años. «Me decían que todos tenían dolor de cabeza, pero aquello no fue a más», añade Irene. Quien sí lo sufrió con más intensidad fue Israel, el padre de familia, que ha estado durante un mes de baja y con mucha fiebre e infección respiratoria. «A nosotros nos llamaban cada dos días para vigilarnos, pero por suerte ya estamos todos bien. Eso sí, como tanto Esteban como nosotros lo pasamos al principio, que se sabía menos de esto, fue más sencillo. Si el pequeño hubiera estado ahora con esos mismos síntomas, quizá estaría más preocupada, porque aunque sean una minoría los que tienen peor pronóstico, es lógico pensar que te puede pasar a ti», dice la matriarca. El susto pasó y ahora lidian con toda la prole para que los días se les hagan más amenos. «Es normal que los padres estén preocupados por lo que se está diciendo, pero hay que mantener la calma. Eso no quita para que estemos disgustados. Tendrían que haber explicado esto mucho antes», recalca. Ya que este informe pediátrico llega en el momento en el que se ha levantado la veda para los menores y ahora corren y pedalean por la calle con toda su energía y el correspondiente riesgo de contagio.
«Tengo una amiga con un niño pequeño que, además de ser síndrome de Down, acaba de pasar por una leucemia, por lo que su sistema inmune está muy deprimido. Encima, se ha contagiado de coronavirus y el pobre está bastante malito y continúa ingresado. Por eso no se puede generalizar con los menores. Es verdad que la mayoría de los niños son bastante asintomáticos, pero no todos lo experimentan de igual manera, y si tienen alguna patología puede complicarse, así que hay que estar muy pendientes», subraya Irene.
Más casos entre menores
Una vez se ha hecho público el documento y las recomendaciones de la sociedad pediátrica, muchos padres comienzan a atar cabos y deducen que muchas de las extrañas fiebres y síntomas en principio aislados que han padecido sus hijos en los últimos meses podrían estar en relación con los efectos del coronavirus en los menores. Bea, madre de Emma, de cinco meses, y Mateo, de cinco años, nos habla de una compleja bronquioalveolitis que a finales de diciembre y principios de enero tuvo su pequeña. «Se detectó un brote muy importante entre bebés y las pediatrías estaban saturadísimas. Incluso había varios facultativos que estaban asustados porque había muchos más casos de los normales. Algunos tuvieron que estar ingresados más de un mes. Pero, claro, todos ellos han sido, hasta ahora, diagnosticados de bronquioalveolitis, porque en aquel momento no se barajaba que fuera coronavirus», cuenta.
También su hijo Mateo ha estado unos días con una fiebre inespecífica y tos, «y varios compañeros de su guardería padecieron brotes de diarrea» que al parecer era más aguda de lo que suelen ser en estos centros. Bea desconfía de si todos aquellos síntomas que antes se pasaban por alto «porque el Covid-19 en teoría no estaba en España», realmente eran muestra de la enfermedad. Ante la incertidumbre, los padres leen con cautela el nuevo informe vespertino que divulgó la APE en la que llama a la calma pese a que, por norma general según los expertos, los niños suelen ser los más perjudicados por infecciones respiratorias virales.
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