Coronavirus

¿Qué hemos hecho para merecer esto?

España es el país europeo con más aumento de contagios en 15 días, solo superado por Luxemburgo. Acumula 110,6 casos por cada 100.000 habitantes desde el 1 de agosto. Alemania tan solo 15; Francia, 34 e Italia, 8,4

Los últimos datos del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) son demoledores. La incidencia acumulada de la Covid-19 en Europa es de 1.885.729 contagiados desde el comienzo de la pandemia. El país que más víctimas aporta a esta contabilidad es España, con cerca de 340.000 infectados (si nos fiamos de los datos oficiales). Distribuidos los datos por población, la nación que está a la cabeza del viejo continente es, una vez más, España, con 72,82 casos por 100.000 habitantes, casi el doble que el inmediato perseguidor, Rusia. Si observamos solo la evolución de los últimos 15 días, España ya no es la peor parada, pero solo está superada por Luxemburgo.

En las últimas dos semanas nos hemos convertido en el segundo país de Europa en aumento de contagios, multiplicando por 3 los registros de Francia y por 11 los de Italia. La persistencia de nuestro país en situarse a la cabeza de las malas noticias desde el comienzo de la pandemia asombra a Europa. Los ciudadanos de a pie empezamos a generar anticuerpos contra la sorpresa tras meses continuados superando récords y quedando muy mal en la comparación con nuestros vecinos. Sabemos que estamos peor que nadie, el conteo diario de datos oficiales con la voz quebrada de Fernando Simón ya no produce más que incredulidad, la mirada a la curva de contagios se antoja un regreso al pasado cercano (cuando crecía exponencialmente entre marzo y abril). La repetición de la evidencia tiene el riesgo de que nos anestesie. Pero basta pararse un rato a observar los datos reales para que la sedación pierda efecto: ¿De verdad somos el país del mundo que peor ha gestionado todo esto? Las cifras, se miren por donde se miren, parecen responder fríamente: sí.

El rebrote veraniego ha destapado algunas de nuestras vergüenzas. Según el ECDC, desde el 1 de agosto el número de casos acumulados en España por cada 100.000 habitantes es de 110,6. Luxemburgo nos supera por poco (112,5). Pero el consuelo suena ridículo si miramos hacia abajo. Rumanía y Malta son los siguientes en la lista con 87 y 84 casos por 100.000 habitantes. Y los países más cercanos parecen a años luz: Alemania con 15, Francia con 34, Portugal con 26, Italia con 8,4… No cabe duda de que somos con gran diferencia, los más afectados entre nuestros pares por la segunda ola de la pandemia de coronavirus ( va siendo hora de que la llamemos así).

A la hora de gestionar una pandemia como esta nadie puede ponerse medallas. Nadie lo ha hecho bien. Pero para evaluar la situación particular de un país existen varemos objetivos ineludibles. Si se trata de entender el estado real en el que nos enfrentamos a la segunda oleada, esos varemos se vuelven clarificadores. Uno de ellos es la comparación con la curva media de evolución mundial. Desde finales de febrero, España ha ido peor que la media de países del planeta casi en todo momento. La mayor parte del tiempo ha ido mucho, mucho peor. Si el 2 de marzo la tasa de contagiados por millón de habitantes (media de tres días) en el mundo era de 0,25, en España ya registrábamos 0,72. Desde ese momento nuestros datos no dejaron de empeorar en comparación con el resto del mundo hasta el pico del 27 de marzo cuando nuestra media era de 190, 27 y la media mundial era de 6,7

Después de lograr doblar la curva y comenzar a dar por controlada la pandemia en nuestro país, vivimos un periodo de relativa calma. Entre el 31 de mayo y el 16 de julio nuestros casos diarios estuvieron por debajo de la media mundial. Pero los rebrotes nos han despertado del sueño. En la actualidad la comparación con el resto de las naciones nos vuelve a recordar los peores momentos del confinamiento: el 15 de agosto nuestros datos vuelven a ser al menos tres veces peores que los de la media global. Hemos vuelto atrás casi cinco meses.

¿Será que hacemos más test?

Parte del crecimiento sin duda se debe al aumento de pruebas diagnósticas. ¿Si multiplicamos por 3 la media global de nuevos casos, será porque también hacemos muchos más test? Es cierto que España ha mejorado considerablemente su capacidad diagnóstica en los últimos meses. Pero la mejora no es suficiente para explicar el progresivo aumento de contagiados. A día de hoy hacemos 1,01 test por cada 1.000 habitantes, según datos oficiales recogidos por Our World in Data. El Reino Unido hace 2,26; Estados Unidos 2,08; Portugal 1,31; Alemania 1,15.

Pero el número de test por sí solo no es un dato relevante del todo. Para conocer la eficacia del sistema es necesario observar cuántas pruebas se están realizando por cada caso confirmado de Covid. Cuantas más pruebas por caso se lleven a cabo, mejor, ya que se supone que se ha rastreado a una población de «negativos» mayor y se corre menor riesgo de que se escapen positivos no controlados.En esta ratio España también hace el ridículo. El 13 de agosto España hizo 16,1 test por caso confirmado. Nueva Zelanda, 426. Australia, 230. Alemania, 42. Portugal, 34. Italia, 17,4…La estadística nos dibuja la cruda realidad de que España se enfrenta a la segunda ola en unas circunstancias igual de desfavorables en comparación con nuestros vecinos, que las que nos condujeron al drama de la primera.

Hay algunos factores que nos distinguen de los oscuros meses de marzo y abril. Ahora, el 85 por 100 de los casos detectados son personas de menos de 65 años. A día de hoy solo el 3 por 100 de las camas de hospital están ocupadas por enfermos de Covid.

Pero también hemos perdido la unidad de acción ante la enfermedad y las disparidades regionales crecen. Aragón multiplica por 5 los casos de Madrid y Cataluña, y por 20 los de Canarias.

De momento, la letalidad parece haberse desplomado y existen más certezas sobre cómo gestionar los recursos sanitarios ante la posible avalancha de casos. Pero el rebrote veraniego no deja de ser un invitado inesperado a la cena. Nadie creía que en pleno agosto viviríamos un repunte como este (más bien el mundo se preparaba para volver a convulsionar en octubre). Lo que estamos viviendo estos días podría ser el ensayo general de un azote otoñal mucho peor. Y a la luz de los datos, los actores españoles todavía están lejos de saberse el guion. Tras el fracaso de la primera oportunidad, volver a quedar en el peor puesto de Europa en la segunda nos coloca en muy mala situación para resolver las crisis venideras.