Salud
Breve manual para lidiar con la disfagia, el problema para tragar
Puede ir desde grados muy leves hasta formas muy severas, y en las que incluso no se pueda deglutir absolutamente nada. Cuando alguien sufre dificultades objetivas para el paso de los alimentos debe consultar con un médico
Se entiende por disfagia a la dificultad para la deglución, es decir, al tener problemas para tragar y para el paso de los alimentos desde la boca hasta el estómago, según detalla la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Puede ir desde grados muy leves hasta formas muy severas, y en las que incluso no se pueda deglutir absolutamente nada, que es lo que se conoce como ‘afagia’, precisa esta entidad.
“Llamamos ‘disfagia’ a las dificultades que algunas personas tienen para tragar. Puede ser algo leve y sutil, como una cierta dificultad para pasar los alimentos, o algo muy serio, que impida la correcta nutrición del paciente, que provoque atragantamientos importantes que obliguen a ‘desatascar’ el esófago o, incluso, que los alimentos vayan a la vía respiratoria provocando neumonías”, advierte por su parte la doctora Sonia García Vizuete, jefa de Servicio de Medicina del Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Sur (Madrid).
Según destaca, todo aquello que crezca en el camino de los alimentos causará disfagia en mayor o menor medida: un tumor, una cicatriz en forma de anillo por el reflujo, un músculo que no se relaja correctamente, o por ejemplo un divertículo. “Dependiendo de donde se sitúe esta obstrucción (más alta o más baja), la persona contará con dificultades al paso del alimento por la garganta, así como regurgitación de los alimentos que no pueden pasar, dolor en el pecho, o bien atascos continuados”, subraya.
Así, insiste en que, a pesar de la pandemia, cuando alguien sufre dificultades objetivas para el paso de los alimentos debe consultar con un médico, especialmente si se atraganta continuamente, si ha tenido que ir alguna vez a urgencias porque “se ha añusgado” o atascado con la comida, o si ha tenido problemas respiratorios por esta causa.
Según recalca, los centros hospitalarios son hoy instalaciones seguras frente al contagio de COVID-19 porque han diseñado circuitos libres del virus. Además, el Hospital Quirónsalud Sur donde trabaja cuenta con la acreditación ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’, que certifica su cumplimento de los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia. “Serán los médicos de digestivo y, a menudo, otorrinolaringólogos y neurólogos, quienes en la mayor parte de los casos averigüen la causa del problema y traten de solucionarlo”, añade esta experta.
En concreto, García Vizuete distingue dos tipos de disfagia:
1.-La disfagia motora:
- Aquella provocada por alteraciones en los movimientos necesarios para poder pasar los alimentos desde la boca hasta el esófago. En este caso, a menudo la causa no es una enfermedad de la faringe o el esófago propiamente, sino que el problema es más general, y la dificultad para tragar un síntoma más (aunque a veces puede ser el único).
-La sufren, por ejemplo, los pacientes con Parkinson, demencia, Miastenia gravis, ELA (esclerosis lateral amiotrófica), ICTUS u otros.
-En estos pacientes, la dificultad para tragar es “poco lógica”, ya que aparece más con los alimentos líquidos o la saliva que con los alimentos secos y sólidos. Además, puede aparecer y desaparecer, lo que resulta un poco desconcertante y dificulta el diagnóstico.
-Estos pacientes suelen quejarse de que, al tragar, tienen tos, se les va para el otro lado o también sufren aspiraciones de contenido alimentario a las vías respiratorias.
-Esta forma de disfagia suele ser progresiva y asociada a la evolución de la enfermedad que la causa. Al principio puede manejarse con espesantes y gelificantes de los líquidos, pero, a menudo, termina siendo necesario el uso de soportes artificiales para conseguir el mantenimiento de la nutrición correcta y evitar la aspiración a los bronquios.
2.- La otra forma de disfagia es la disfagia mecánica:
-En este caso el mecanismo es más sencillo, ya que suele deberse a que en algún tramo del trayecto faringo-esofágico hay un problema obstructivo. Es decir, algo ocupa lugar en el camino que deberían seguir los alimentos y por eso les cuesta pasar.
- La dificultad para tragar es “más lógica”, aparece con alimentos que son naturalmente algo más difíciles de tragar para cualquiera, como la carne seca, los alimentos que tienden a hacerse una bola (arroz, pan), los comprimidos de gran tamaño o los alimentos algo gomosos como el pulpo.
Indicaciones sobre la disfagia
Como la disfagia puede deberse a muchas razones, según recuerda la especialista de Quirónsalud, tales como la enfermedad de Parkinson, enfermedad de la neurona motora, accidente cerebrovascular, cáncer, demencia o incluso por la falta o pérdida de dentadura, según detalla la FEAD, una parte primordial del tratamiento debe centrarse en la dieta, ya que un correcto tratamiento nutricional permite mantener un adecuado estado nutricional y puede evitar complicaciones asociadas, como el riesgo de ahogo e infección respiratoria.
“La dieta deberá ser liquida o blanda y muy húmeda para facilitar el paso de los alimentos. El tratamiento será, en cualquier caso, el del problema que causa la estrechez en el camino”, añade la doctora del Hospital Quirónsalud Sur.
Existen formas mixtas de disfagia, eso sí, según prosigue la experta en Aparato Digestivo, en las que hay alteraciones motoras y mecánicas, como en el reflujo gastroesofágico que cursa con esofagitis eosinofílica, en la que los pacientes tienen un esófago rígido y poco móvil, pero también anillos que dificultan el paso.
“Otro ejemplo sería la ‘acalasia’, donde hay un esófago con problemas motores y un músculo que no se relaja e impide el paso de los alimentos”, sentencia la doctora García Vizuete.
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