Entrevista
¿El teólogo ‘castigado’ Hans Küng murió con “una rehabilitación de facto” desde Roma?
El cardenal alemán Walter Kasper desvela que el Papa Francisco le dio la bendición al conocer su estado delicado de salud, si bien no se trata de una rectificación “legal”
El cardenal alemán Walter Kasper ha desvelado en una entrevista a L’Osservatore Romano que el teólogo Hans Küng, fallecido ayer a los 93 años de edad murió reconciliado con Roma. Es más, en la entrevista el purpurado desvela que “al final de su vida hubo un acercamiento con el Papa Francisco”. “El verano pasado, llamé al Pontífice y le dije que Küng estaba al borde de la muerte y que quería morir en paz con la Iglesia”, detalla Kasper que relata cómo “el Papa Francisco me dijo que le transmitiera sus saludos y bendiciones ‘en la comunidad cristiana’”.
El presidente emérito del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos apunta que “a nivel pastoral y humano ha habido una pacificación. Él mismo, después de cumplir 90 años, hace tres años, habló de una rehabilitación de facto, no legal”. “Puedo asegurar que Kasper ansiaba la reconciliación. Quería morir en paz con la Iglesia a pesar de todas las diferencias”, sentencia el purpurado germano, que también pone en valor la redención simbólica que supuso su encuentro con Benedicto XVI, del que fue compañero de facultad, cuando el Papa emérito le invitó a pasar un día justos en la residencia de Castelgandolfo en 2005.
En 1970 la Santa Sede le retiró la licencia a Küng para enseñar teología católica tras las reflexiones de su libro ‘¿Infalible? Una pregunta’, donde abría el debate sobre el dogma de la infalibilidad en la Iglesia. Este hecho le llevó a cerrar sus investigaciones sobre cristología y eclesiología y abrir nuevos caminos en materia ecuménica, diálogo interreligioso y ética entre religiones. En paralelo se convertía en uno de los teólogos más leídos del planeta, no solo por la polémica generada, sino también por su talante divulgativo.
Al hilo de estas cuestiones, Kasper también aclara que “nunca dejó la Iglesia y nunca quiso salir de ella y esto es muy importante”. “Muchos teólogos después del Concilio Vaticano II dejaron la Iglesia, pero él no. En el fondo de su corazón era católico”, aprecia el cardenal que reconoce cómo “las diferencias teológicas permanecieron, no se han resuelto, y ya no se pudo discutir”.
El propio Kasper, uno de los principales aliados de Francisco en Roma, también tuvo sus más y sus menos con Küng: “Recuerdo que le di la espalda cuando se le revocó su licencia para enseñar. En las últimas décadas, nuestra relación siempre se ha basado en el respeto mutuo. Regularmente intercambiamos saludos y buenos deseos con motivo de las vacaciones. Por supuesto, las diferencias teológicas permanecieron, pero a nivel humano la relación fue lineal y pacífica”.
Aun así, el cardenal considera que “no era solo una voz crítica o un rebelde, quería provocar una renovación en la Iglesia”. “Como dijo una vez Yves Congar, Küng era católico, pero a su manera. Se sintió desafiado como teólogo a cambiar las cosas en la Iglesia y pudo, efectivamente, explicar el Evangelio incluso a personas alejadas de la fe. En esto lo hizo bien, pero su eclesiología es demasiado ‘liberal’”, sentencia Kasper.
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