Documento episcopal
«Que no se me aplique la eutanasia»
Los obispos lanzan un testamento vital en el que los ciudadanos muestren su rechazo a esta práctica: «No vale con llevarlo en la cartera, hay que inscribirlo en el registro público»
Los obispos españoles han aprobado un testamento vital para evitar que se aplique en lo cotidiano la reciente ley de eutanasia. «Que se me administren los cuidados básicos y los tratamientos adecuados para paliar el dolor y el sufrimiento, que no se me aplique la prestación de ayudar a morir en ninguna de sus formas, sea la eutanasia o el ‘suicidio médicamente asistido’», explicita la fórmula que ayer fue presentada por el secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello.
El documento recoge además una apostilla para que tampoco se someta a la persona a ningún tipo de encarnizamiento terapéutico. «Que no se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte», señala literalmente el material elaborado por la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida.
Durante la rueda de prensa posterior a la Asamblea Plenaria de primavera que se ha celebrado esta semana, Argüello explicó que se trata de «un texto genérico» que tendrá que adaptarse a «las exigencias» de los marcos legislativos que se elaboren en las diferentes comunidades autónomas. De la misma manera, comentó que «no me sirve llevarlo en la cartera y ponerlo en la mesita del hospital». Y es que, para que tenga validez jurídica y pueda ser aplicado sin dejar rendija abierta alguna en una situación extrema como un coma, el portavoz detalló que es necesario que el testamento vital se haya inscrito «en el registro público» y «se incorpore en el historial del paciente».
«Ciertamente supone un esfuerzo este proceso», añadió el también obispo auxiliar de Valladolid. Consciente de ello, los obispos tienen previsto poner en marcha una campaña de sensibilización para animar a la ciudadanía a que firmen su testamento vital. «Queremos que se facilite todo esto lo más posible, incluso con los medios electrónicos disponibles en la actualidad», añadió.
Al paso, Argüello recordó que «nosotros somos muy críticos» con la ley de eutanasia promovida por el Ejecutivo de coalición: «No existe esa libertad para acabar con la propia vida y con la vida de otros de manera subsidiaria».
En esta misma línea, calificó las relaciones con Moncloa, en lo que al programa de gobierno se refiere, de «preocupante discrepancia». Este «desencuentro» vendría propiciado por la reforma educativa o la ley trans, además del suicido asistido, puesto que Argüello considera que detrás de ellas subyace «una concepción antropológica determinada». Lo mismo opinó sobre la anunciada ley de libertad de conciencia: «Si es para una reducción de lo religioso al ámbito de los privado sin manifestación pública nos preocupa». Eso sí, matizó que «en el día a día, al colaborar en materia social o en temas como las inmatriculaciones, que son de interés menor, la relación es adecuada, guardando el respeto institucional». También puso en valor en este sentido el diálogo abierto en referencia al nuevo currículo de religión.
Interpelado por la polémica generada en torno a los ataques de Vox hacia los MENA (Menores Extranjeros No Acompañados) a costa de las pensiones de los ancianos, el portavoz de los obispos comentó que resulta «doloroso que se ponga en conflicto dos realidades problemáticas de nuestra sociedad: la pensión y la soledad de los mayores con la situación de los migrantes». «No podemos poner en una balanza unos pobres contra otros», advirtió.
Más allá de cuestiones políticas, el secretario general anunció que los obispos también han dado el visto bueno al que será el plan pastoral de la Iglesia española para los próximos cinco años que se dará a conocer en los próximos días, cuando se añadan los últimos retoques aportados en la Plenaria.
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