En espacios abiertos

Mascarilla, hasta julio y si no aparecen nuevas variantes

Sanidad estudia con las autonomías la fecha en la que no será obligatorio el cubrebocas en exteriores. «Cuando se vacune al 50% de la población y no aparezcan nuevas cepas», avisan los expertos

Gente pasea con mascarillas en la Gran Vía de Madrid.
Gente pasea con mascarillas en la Gran Vía de Madrid.Alberto R. RoldánLa Razón

358 días con la mascarilla puesta para ir a la calle, a comprar, por supuesto al médico e, incluso, para ir a casa de familiares. Desde que el 21 de mayo de 2020 el Gobierno decretó la obligatoriedad del uso del cubrebocas ha pasado casi un año. Pero, lejos de adoptarla como un complemento más en nuestra cotidianeidad, como lo es desde hace mucho para los asiáticos, en España no hemos terminado de familiarizarnos con ella.

Ahora que la vacunación ha cogido impulso y ya el 30% de la población tiene al menos una dosis puesta, la pregunta de hasta cuándo debemos usar la mascarilla en espacios abiertos es cada vez más recurrente. El último en plantear el asunto fue el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo: «Si todos seguimos durante las próximas seis, ocho semanas, con la prudencia que aconseja la situación estoy convencido de que allá por el mes de julio, agosto, empezaremos otra vez a poner cara a todas las personas que vemos por la calle», afirmó el presidente gallego el martes. Feijoo plantea que en dos meses saldremos a la calle sin mascarilla y, de hecho, Sanidad está estudiando cómo hacerlo de forma segura. La propia ministra del ramo, Carolina Darias, aseguró el miércoles tras el pleno del Consejo Interterritorial que se está debatiendo con las comunidades autónomas y que será este organismo el que tome la decisión en base a los informes de los expertos.

Pero lo cierto es que el ministerio ya baraja varias fechas. Alegan que, como mínimo, no puede empezar a plantearse la retirada de cubrebocas en entornos abiertos antes de que el 50% de la población se haya vacunado contra la Covid. Según los cálculos que baraja el Ejecutivo de Sánchez, se llegaría a este porcentaje en el mes de julio. Si se cumple el calendario previsto por el Gobierno y aumenta el ritmo de vacunación, se alcanzaría ese 50% de la población inmunizada alrededor de la primera semana de julio. Si se excluye de esta ecuación a los menores de edad porque no están siendo vacunados, algo más de 20 millones de españoles deberían haber recibido la pauta completa para esa fecha.

No obstante, Carolina Darias se inclina más por la opción B: mantener el uso obligatorio de estos elementos hasta que se alcance la inmunidad de grupo (cuando se llegue al 70% de la población vacunada), que el Gobierno calcula para el 18 de agosto, cuando haya 28 millones de personas inmunizadas en nuestro país.

¿Y qué dicen los expertos? «Lo primero, no hay que plantear el fin de las mascarillas como se hizo con el estado de alarma, sino que tiene que ir acompañado de un paquete de acciones», recalca Rafael Bengoa, ex consejero de Salud del País Vasco y reputado asesor internacional en materia de salud pública. Este experto considera que puede dejar de usarse en espacios exteriores «cuando la mitad de la población esté vacunada y siempre que no nos sorprenda otra variante». En este sentido, saca a colación la variante india B.1.167 que azota al gran país asiático con gran virulencia y que ya está circulando también por España. «En interiores, deberá ser obligatoria hasta alcanzar la inmunidad de grupo y hacia el otoño de forma voluntaria», apostilla.

En todo caso, Bengoa insiste en que hará falta un buen plan de comunicación cuando se libere a la población del cubrebocas. «Si no, pasará lo mismo que con el fin del estado de alarma, que se ha tomado como si el virus hubiera desaparecido». «El fin de la mascarilla no puede convertirse en un evento de fin de guerra», critica. «Cuando nos sugieran que podemos quitárnosla hay que recordar que la pandemia no habrá terminado, que seguirá habiendo personas vulnerables, rebrotes en otoño.... Por eso, debe ir acompañado de una serie de medidas de refuerzo, con un plan de otoño que prevea la posibilidad de revacunar a las personas mayores en el caso de que la inmunidad generada con las vacunas se haya reducido, de un refuerzo en el rastreo, de un protocolo de vuelta al trabajo y a los colegios con test de autodiagnóstico, etc.».

También recuerda Bengoa el informe del panel de expertos encargado por la OMS y que alerta de futuras pandemias para reforzar la idea de que los cubrebocas han llegado para quedarse también en las sociedades occidentales: «Se quedará culturalmente entre nosotros, pero como pasa en Singapur o en China, se usará de forma voluntaria, por ejemplo, cuando uno tiene un catarro y tiene que ir a la oficina o en el transporte público. Será lógico utilizarla por educación y por protección hacia uno mismo y hacia los demás».