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Macrobrote

La odisea de vuelta de los adolescentes confinados

Las autoridades sanitarias silencian el resultado de las pruebas practicadas a su vuelta al tratarse de menores de edad

Marta Tarifa y sus amigos en el barco "burbuja" que les trajo a la Península Cedida.

La vuelta a casa de los 118 estudiantes con resultado negativo en PCR y que permanecían confinados en un hotel de Mallorca por haber mantenido contacto con compañeros contagiados de covid ha sido el principio del fin de la odisea que han vivido estos días. Regresaron a la península en un barco de la compañía Balearia, en que se les asignó un “espacio burbuja”: dos pisos solo para ellos.

“Lo del barco ha sido otra aventura, parece que esto no se va a acabar nunca. Pero mucho mejor, claro. Hemos venido acompañados de personal sanitario y policías”, relata Marta Tarifa, una joven de Córdoba. “Las medidas y la seguridad han sido adecuadas, la mayoría llevábamos doble mascarilla, e íbamos lo suficientemente holgados como para mantener distancias”. La joven relata la injusticia que han vivido y lo difícil que ha sido ser señalados con el dedo como irresponsables cuando ellos no habían hecho nada. “Llegamos a Palma el 22 de junio. Hasta que nos confinaron, lo único que habíamos hecho era ir a la playa, salir a hacer una actividad en un barco y visitar una cala. Eso mi grupo, que éramos unos 40 de distintos institutos de Córdoba. Después ha pasado todo esto del hotel, hasta que por fin nos dijeron que nos podíamos marchar. Firmamos un consentimiento diciendo que aceptábamos la opción de regresar en el barco y que nos hicieran los test de antígenos a la llegada al puerto de Valencia. Y así ha sido, cuando hemos llegado nos los han hecho. Los negativos nos hemos montado en autobuses que ha puesto la Junta de Andalucía para llevarnos a casa. De mis amigos ninguno ha dado positivo, pero alguno que lo ha dado de otros grupos le han llevado aparte, en ambulancia”, explica.

Pero en el ferry no estaban todos los que han vivido lo que algunos han tildado de “secuestro”. Algunos abandonaron el hotel el miércoles por la tarde, minutos después de que la Justicia les diera la razón y “tumbara” el confinamiento forzoso impuesto por el Gobierno balear a todos los estudiantes españoles en viaje de fin de curso en la isla.

Otros pasaron la noche del miércoles en los hoteles que inicialmente tenían contratados con la agencia, que también ha ayudado a gestionar sus vuelos de vuelta a los que decidieron no tomar la opción del ferry. “Lo primero que nos recomendaron los monitores cuando se supo la decisión del juzgado fue la opción del barco, ya que era la más segura y adecuada para la situación de cuarentena”, destaca Marina, una estudiante cordobesa. “Mis amigas y yo, en principio, decidimos que aceptábamos, pero luego pensamos que eran demasiadas horas hasta llegar a casa. Igualmente, les dije a mis padres que iba a hacer lo que ellos me dijeran; si era el barco, pues el barco. Finalmente, optamos por regresar en un vuelo que salió de Palma por la mañana a Granada, y allí nuestros padres nos fueron a buscar”. “Lloré de alegría al verlos, solo quería que se acabara esta pesadilla. Tanto yo como mis amigas hemos respetado las medidas en todo momento, no solo en Mallorca, sino durante todo el tiempo de pandemia que llevamos. Ahora, de vuelta a casa, lo seguiremos haciendo” añade.

Como Marina, muchos jóvenes se han comprometido a respetar la cuarentena, o incluso empezarla de cero, en sus domicilios. Se harán las pruebas de manera privada, o las que le facilite su comunidad, y permanecerán en contacto con los rastreadores y personal sanitario para facilitarle su evolución y resultados.

Para los chicos y chicas que aceptaron el regreso en barco, las comunidades autónomas donde residen pusieron en marcha estrictos protocolos, bastante similares. Lo primero fue practicarles un test de antígenos en el puerto de Valencia. Los que dieron negativo se subieron a autobuses que les llevaron de regreso a su ciudad de origen. Los positivos fueron trasladados en ambulancias o en vehículos separados. Y, de ahí, a sus domicilios, donde deberán mantener la cuarentena iniciada en Palma, bajo la supervisión de las autoridades sanitarias de la región. Los resultados de los test no se han hecho públicos debido a que más de la mitad de los jóvenes del grupos son menores.

El macro-brote de Mallorca, causado por las fiestas de final de curso, suma ya 1.610 positivos en once comunidades. Según los expertos, es el más grande al que España han tenido que enfrentarse hasta la fecha, y pone de manifiesto la deficiente gestión de la pandemia en la población más joven. “No solo les hemos dejado de lado en la vacunación, sino que no hemos hecho el suficiente esfuerzo en educarles y concienciarles de su responsabilidad individual”, señala Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. “La criminalización de este colectivo no va a llevar a ninguna solución, tenemos que darles respuestas”. Por ello, la mayoría de regiones se ha apresurado a incluir a los menores de 30 en sus planes de vacunación. La incidencia entre ellos duplica a la del conjunto de la población.

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