Alerta
La fiebre hemorrágica Crimea-Congo se extiende por varias comunidades: cuáles son los síntomas y cómo evitarla
Un estudio del Centro Nacional de Microbiología del Instituto Carlos III confirma que el virus circula al menos por cinco autonomías
Mientras el mundo vive pendiente de la evolución de la pandemia de Covid-19, otro virus circula ya en la mayor parte de nuestro territorio. Se trata de las fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (CCHF, por sus siglas en inglés), una enfermedad que puede llegar a ser mortal y que está causada por la picadura de una garrapata.
Durante años, se consideró como una patología exótica en España, pero nuevos datos indican que está más extendida en nuestro país de lo que se pensaba. Así lo confirma un reciente estudio del Centro Nacional de Microbiología del Instituto Carlos III que ha detectado la presencia del virus en estos parásitos en cinco comunidades autónomas: Andalucía, Extremadura, Madrid, Castilla y León y Castilla-La Mancha.
Por otro lado, los hallazgos obtenidos en el trabajo, que se han publicado en la revista ‘Emerging Infectious Diseases’, apuntan al ciervo común como “el huésped que con mayor frecuencia arrojó garrapatas” capaces de extender la infección. Además, los expertos también señalan a la especiede garrapatas ‘Hyalomma lusitanicum’ como una de las responsables de la circulación del virus.
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una infección causada por un virus del género Nairovirus, considerada como enfermedad emergente en zonas como Europa Occidental, que se transmite mediante la picadura de una garrapata o por contacto con sangre o tejidos animales. La enfermedad es especialmente preocupante por su alta letalidad en humanos: entre un 10 y 40 por ciento de los contagios acaban en muerte.
La mayoría de los casos han tenido lugar en personas relacionadas con el mundo de la ganadería o aquellas dedicadas a la veterinaria. La lista de animales que actúan de huéspedes incluye tanto a animales salvajes (ciervos, el jabalís o corzos) como domésticos (cabras, ovejas y vacas).
España detectó por primera vez casos humanos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en 2016. El primer paciente diagnosticado fue un hombre de 62 años, quien presumiblemente fue infectado a través de la picadura de una garrapata durante un paseo por el campo en Ávila. Fue ingresado en un hospital en Madrid donde falleció, pero contagió a una enfermera, quien consiguió superar la enfermedad.
Sin embargo, el virus solo se había detectado en garrapatas de Cáceres. Por lo tanto, se descartó que este hombre pudiera ser el “paciente cero”. Por ello, se realizó un estudio retrospectivo que detectó al menos otro contagio anterior por este virus en 2013. Desde entonces, se han detectado otros 7 casos en este país: 2 en 2018 (1 hallado retrospectivamente), 3 en 2020 y 2 en 2021.
En el estudio, liderado por las científicas Anabel Negredo y Mari Paz Sánchez Seco, se tomaron muestras de más de 12.500 garrapatas obtenidas de vegetación y animales. El equipo utilizó técnicas moleculares para localizar el virus, que se detectó finalmente en 135 muestras de la mayoría de las regiones estudiadas, lo que confirma su extensión por casi toda España.
En concreto, se hallaron secuencias de diferentes genotipos del virus (genotipos I, III y IV) en las garrapatas estudiadas, la mayoría en el tipo ‘Hyalomma lusitanicum’. Las autoras de la investigación explican que es muy probable que la circulación del virus esté restringida a esta especie de garrapatas, una hipótesis sospechada hace tiempo pero aún no confirmada, y que se seguirá estudiando porque este tipo de garrapatas se está expandiendo rápidamente en España.
Contagio entre personas
Según la OMS, el contagio entre seres humanos puede producirse en casos de estrecho contacto con la sangre, las secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas. Puede producirse también contagio cuando existen infecciones nosocomiales como consecuencia de una mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas o la contaminación de los suministros médicos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas comienzan de forma súbita, con dolores musculares, fiebre, mareos, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). También puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta. Todo ello puede ir seguido de bruscos cambios de humor y confusión.
Tras esto, al cabo de dos o cuatro días, la agitación puede dar paso a la somnolencia, la depresión o debilidad, pudiendo aparecer, además, un dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con hepatomegalia detectable.
Otros síntomas posibles pueden ser taquicardias, adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos) y erupción petequial (erupciones por hemorragia cutánea) en mucosas internas, como por ejemplo la boca, la garganta y la piel. Las petequias pueden dar paso a erupciones más grandes llamadas equimosis.
Normalmente existen signos de hepatitis. Las personas infectadas de forma más grave pueden sufrir un rápido deterioro renal o insuficiencia hepática o pulmonar después del quinto día de enfermedad.
En caso de muerte, esta se produce durante la segunda semana. Entre aquellas personas que se recuperan, la mejoría comienza normalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.
Tratamiento
El tratamiento general de sostén contra los síntomas es la principal opción ante esos casos. La OMS especifica que se ha utilizado el antiviral ribavirina para tratar la infección, con efectos claramente beneficiosos. Sin embargo, no hay vacuna disponible ni para humanos ni para animales infectados.
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