Alerta

Detectan que un insecticida de uso común daña el sistema nervioso

Alertan del posible “impacto en seres humanos” del carbaril, un compuesto químico que se utiliza de forma habitual tanto en agricultura como en jardines y terrazas de uso cotidiano

La primera autora del estudio, Melissa Faria, observa larvas de peces tratadas con el insecticida.
La primera autora del estudio, Melissa Faria, observa larvas de peces tratadas con el insecticida.CSIC

Investigadores del grupo de Toxicología Ambiental del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idaea) y del Institut de Química Avanzada de Cataluña (Iqac-Csic), han descrito en un reciente estudio que la exposición durante solo 24 horas al insecticida carbaril produce efectos nocivos en larvas de peces cebra, un organismo modelo de laboratorio utilizado en investigación debido a la similitud de su sistema nervioso con el de los humanos.

Los autores del estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista Journal of Hazardous Materials, detallan que Incluso en concentraciones 35.000 veces inferiores a los niveles de seguridad actuales, este insecticida afecta gravemente el comportamiento de estos organismos, “comprometiendo su supervivencia”.

El carbaril es un compuesto químico perteneciente a la familia de los carbamatos empleado fundamentalmente como plaguicida. Está clasificado como potencial carcinogénico para las personas y se absorbe por inhalación, ingestión y, en menor medida, contacto.

A pesar de que su uso está prohibido en algunos países y regulado en otros, como en España, se utiliza de forma habitual tanto en agricultura como en jardines y terrazas de uso cotidiano.

Los autores de la nueva investigación han demostrado que la exposición durante solo 24 horas a concentraciones del insecticida que se pueden encontrar normalmente en el medioambiente (0,066 a 660 nanogramos por litro de agua) producen efectos nocivos en las conductas de las larvas de peces cebra, comprometiendo su supervivencia.

La razón por la cual estas concentraciones, inferiores a las consideradas como seguras, afectan al comportamiento radica en un mecanismo desconocido hasta la fecha. El insecticida bloquea los receptores de la adrenalina y serotonina, dos neurotransmisores clave para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Además, el carbaril, mediante este nuevo mecanismo, también altera la actividad cardíaca, aumentando significativamente el ritmo del corazón.

“Los resultados de este trabajo implican que los niveles de este insecticida en agua que hasta ahora se consideraban seguros en realidad son de alto riesgo para las larvas de los peces”, explica el autor principal del estudio e investigador del IDAEA, Demetrio Raldúa. “Este trabajo hace saltar las alarmas con respecto a su impacto en los seres humanos y muestra la necesidad de reevaluar este insecticida”.

El insecticida afecta al sistema neuronal que regula los comportamientos complejos como la respuesta de escape a depredadores, los cambios de iluminación y la actividad motora normal para buscar comida y refugio. También afecta a la actividad cardiaca en las larvas de peces. Todo ello induce a pensar que el insecticida también podría tener efectos perjudiciales en los seres humanos.

“Este trabajo hace reflexionar sobre el impacto tóxico de los contaminantes, incluso a bajas concentraciones, sobre el medio ambiente y la salud humana”, indica Melissa Faria, investigadora del IDAEA y primera autora del estudio.