Investigación científica

¿Influye la raza en el comportamiento de los perros?

La revista “Nature” ha publicado un estudio, realizado por la Universidad de Massachusetts, basado en la comparación del comportamiento y la ascendencia de más de 18.000 perros

Perros de raza Pastor Alemán
Perros de raza Pastor AlemánlarazonImagen de AnjaGh en Pixabay

Los amantes de los canes han creído durante mucho tiempo que la raza de un perro da forma a su temperamento. No obstante, según una publicación de la prestigiosa revista científica “Nature”, un estudio que compara el comportamiento y la ascendencia de más de 18.000 perros ha llegado a la conclusión que aunque la ascendencia afecta el comportamiento, la raza tiene mucho menos que ver con la personalidad de un perro de lo que creemos. “Cuando adoptas un perro en función de su raza, obtienes un perro que se ve de cierta manera”, explicó la coautora Elinor Karlsson, bióloga computacional de la Universidad de Massachusetts (Worcester), a lo que añadió: “Pero en lo que respecta al comportamiento, es una lotería”.

Esto se debe en parte a que las razas son un invento moderno. Los humanos han estado moldeando la apariencia y el comportamiento de los perros desde que los primeros canes domésticos evolucionaron a partir de los lobos hace ya más de 10.000 años. Aunque durante la mayor parte de ese tiempo, estos esfuerzos se centraron en mejorar la capacidad de trabajo de los perros.

Las razas tal como las conocemos hoy en día (como los beagles, pugs o los pastores alemanes) son un subproducto de la intromisión evolutiva del hombre en los canes. Hace alrededor de 200 años, los amantes de los perros en la Inglaterra victoriana comenzaron a “inventarrazas seleccionando los rasgos que encontraban estéticamente más agradables. Y esta experimentación creó las razas actuales.

Los perros de pura raza contemporáneos se definen por su apariencia, pero también se cree que la raza influye en el temperamento. El American Kennel Club, por ejemplo, describe a los pugs como “traviesos” y a los border collies como “cariñosos”. Sin embargo, los genomas antiguos encienden el debate sobre la domesticación de perros, pero, como señala Karlsson, “cualquiera que haya tenido ocho perros de la misma raza te contará todo sobre sus diferentes personalidades”.

El estudio

World Dog Show
World Dog ShowIFEMA MADRIDIFEMA MADRID

Queriendo tener una mejor idea de cómo la raza influye en el comportamiento, Karlsson y sus compañeros encuestaron a miles de dueños de perros sobre los antecedentes y las actividades de sus mascotas, que iban desde la predisposición de comer hierba hasta la probabilidad de que persiguieran un juguete. Tras ello, los investigadores secuenciaron el ADN de una subsección de los perros de la encuesta para ver si la ascendencia podría estar relacionada con el comportamiento. El equipo encontró que algunos rasgos eran más comunes en ciertas razas. Por ejemplo, en comparación con un perro al azar, los pastores alemanes eran más fáciles de dirigir, mientras que los beagles no tanto. Asimismo, los estudios revelaron que los perros mestizos con una ascendencia particular tenían más probabilidades de actuar de una forma específica. Los perros callejeros con ascendencia de San Bernardo, por ejemplo, eran más afectuosos.

No obstante, la raza explicó solo alrededor del 9% de la variación en el comportamiento de un perro, un número “mucho más pequeño de lo que la mayoría de las personas, incluyéndome a mí, hubiera esperado”, confesó Karlsson. Igual de baja fue la probabilidad de que un perro muestre un comportamiento agresivo en base a su raza, lo que podría tener implicaciones sobre cómo la sociedad trata a las razas de perros “peligrosas”, expresó Evan MacLean, un psicólogo de la Universidad de Arizona (Tucson) que no participó en el estudio “hablamos de razas como si fueran categóricamente diferentes. Pero en realidad, ese no es el caso”.

Por último, el análisis genético reveló 11 regiones del genoma que están vinculadas a comportamientos específicos. La tendencia de aullar, por ejemplo, se asoció con una región cercana a dos genes que en el ser humano están involucrados en el habla. Estos rasgos genéticos han existido durante mucho más tiempo que las razas, revelaba Kelsey Witt, genetista de poblaciones de la Universidad de Brown en Providence, Rhode Island. “A primera vista, parece sorprendente que la raza no sea un buen predictor, pero cuando piensas en lo recientes que son las razas, tiene sentido”, finalizaba.